Historia de dos ciudades

Historia de dos ciudades de Charles Dickens.

De los mejores inicios que he leído. Sí lo digo. La historia se narra entre Londres y Paris en los inicios de la Revolución francesa, siendo Londres la ciudad que representa la paz, la calma, el orden y Paris representa el caos y el libertinaje. La novela está dividida en 3 partes, tiene personajes maravillosos como Madame Defarge (qué personaje, de los mejores femeninos que he leído) y otros absurdos, planos, simples como Lucie. Narra muy bien el inicio de la Revolución, el hambre, la suciedad, el desánimo, la cólera…pero en cambio hay veces que Dickens se pierde entre tanta palabra, en tanta descripción innecesaria haciéndote que salgas totalmente de la historia y, cuando crees que está todo perdido, que es imposible que te enganche de nuevo, de pronto te encuentras con una historia trepidante, más ágil que hace que no quieras perderte nada. En definitiva, merece la pena leerlo. Es la primera vez que leo a Dickens y me ha gustado, seguro leeré algo más, aún debo decidir.

Tal y como indica el título se trata de una historia que transcurre entre dos ciudades, Londres y París, en la época de la revolución francesa. Nuestros protagonistas viajarán de Londres a París, y se verán inmersos en una situación extrema.
Condenas, delitos,amores, algo de misterio, todo esto a través de una narración increíble, hacen de esta novela una lectura muy recomendable.

“Eran los mejores tiempos, eran los peores tiempos, era el siglo de la locura, era el siglo de la razón, era la edad de la fe, era la edad de la incredulidad, era la época de la luz, era la época de las tinieblas, era la primavera de la esperanza, era el invierno de la desesperación, lo teníamos todo, no teníamos nada […]”

“Historia de dos ciudades” tiene uno de los mejores inicios de la literatura universal. Hace unos meses, incluí esta obra en mi selección de novelas ambientadas en la Revolución Francesa. Además, siendo Dickens uno de mis autores favoritos, no tardé demasiado en leer este libro, y lo hice en lectura conjunta.

La novela transcurre entre Londres y París, justo antes de la Revolución francesa y también durante. al contrario que otras obras que leí de Dickens, esta no se centra en un personaje ni constituye una novela de aprendizaje. Aquí, tenemos varios personajes que iremos conociendo, todos muy diferentes entre sí, héroes y villanos, que irán interactuando entre ellos. Lo más importante aquí no son estos personajes sino conocer el contexto que precedió al conflicto. Dickens nos muestra la realidad en dos ciudades completamente opuestas: en Londres reina la calma, la vida transcurre como de costumbre, tranquila y pacífica, mientras en París empiezan a fraguarse los cambios que darán paso a una revolución de lo más sangrienta. Londres es la paz, París es el caos. Nuestros personajes evolucionarán entre una ciudad y la otra mientras se ven inmersos, algunos sin buscarlo, en la contienda. Resaltaré el papel de Madame Defarge.

Esta novela de Dickens me parece una lectura más complicada que las anteriores que leí, “Grandes Esperanzas” y “David Copperfield”. Hay que estar más atentos para no perderse entre tantos personajes, tantos “Jacques”, pero como siempre, es una obra brillante y, si os gusta leer sobre Revolución Francesa, es indispensable.
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Novela excelente, de las que hacen escuela por su originalidad (de aquí muchos autores han derivado sus novelas y películas. Sommersby es un ejemplo actualizado de esto).
Antes una primorosa trama a la que no le falta nada, la prosa envolvente de Dickens hace el resto.
Muy recomendable para quienes desean sumergirse en todo lo dicho.

Es todo sobre sacrificio, amor, familia y esperanza. Años de espera para un reencuentro que definitivamente valió la pena.
Todo es dolor y desesperanza hasta que la vida vuelve a sorprenderte.

Es la gran demostración de las vueltas de la vida, de cómo todo de negro pasa a blanco y de lo increíble que puede ser vivir y amar.

La esperanza, hasta en los momentos de guerra, es lo último que se pierde. Se confía en el destino, y se sigue adelante.

De aquellos gloriosos novelistas de los que devoraba sus obras con avidez en mi primerísima juventud, rastrillando y rapiñando las muy modestas estanterías de mi amplia familia en aquellos tiempos del tardofranquismo, Dickens es uno de los pocos (junto con Stevenson, Twain, tal vez alguno más) que mantiene su fascinación para mí, de los que no me causan sonrojo ni enojo ni tedio alguno, a pesar de lo que he ido ganando, a pesar de lo que he perdido.

Dickens es El Novelista (no estoy solo aquí: que baje Irving san y lo vea), el Maestro de las ficciones, y esta ¿es una de sus obras más sobresalientes?, ¿su única incursión en la "novela histórica"? (mi memoria ya no es lo que era: pido auxilio a mi maestra @teconlibros, gracias a cuyo #téconDickens disfruté aún más de esta lectura).

Ya desde su título y su justamente glorioso e inolvidable comienzo notamos su estructura dialéctica: su agonía entre lo que es justo y el exceso, el aviso de cómo se pierde la lucha necesaria y se torna atrocidad: mucho valoro yo que Don Carlos sea siempre tan prístinamente comprometido, tan campeón de la denuncia. Tenemos además una trama trepidante que nos mantiene prendidos, una madame Defarge como tricoteuse que (¡aviso!) se quedará contigo para siempre, el oficio espeluznante de Jerry Cruncher, contar hasta doce y ¡Chist! y más, mucho más. ¿Personajes hiperbólicos, situaciones hiperdramáticas, sentimientos a flor de piel? sí, claro, pero también la impresionante sutileza de "el hilo de oro" oyendo los ecos en el paraíso de Soho Square, Lorry y el tabernero cubriéndose el rostro, Carton y la jornalera en !a carreta, la cabeza de Medusa en el château, el fuego siniestro en lugar de la llama báquica, el puente de luz entre nosotros y el sol mientras el Sena centellea a nuestros pies. Tantos y tantos pasajes como diamantes que brillan perdurables en medio del ¿trazo grueso? de este ¡bendito! popular

No quisiera que la baja puntuación que le he puesto a este gran clásico impida a la gente atreverse con él. En ningún momento me he encontrado centrado en la lectura y me ha costado horrores avanzar, hay momentos en la vida que la cabeza está saturada y eso implica mucha complicación para concentrarse, aunque sea en lo que más te gusta como en mi caso la lectura. La historia como mucha gente conocerá es sumamente interesante ya que el gran Dickens nos presenta la vida en París y Londres en el siglo XVIII en plena Revolución francesa. Me he quedado con la frustración de no haberlo disfrutado y espero algún día darle una segunda oportunidad. Espero que seáis más afortunados que yo, seguro que os encantará.

"Otras tinieblas no menos densas habrían de envolverlas algún otro día, cuando aquellas campanas, que entregaban su voz al viento en sus jaulas aéreas, se transformasen en cañones atronadores y el redoble del tambor ahogase los gritos y lamentos; cuando aquellas mujeres, tan envueltas en sombra que ni siquiera sentadas alrededor de un armazón aún sin construir haciendo punto y más punto, y cortando las cabezas que cortaría el verdugo"

Es para mí un placer enorme haber terminado este libro de Dickens que es uno de los dos libros que he abandonado en mi vida. Traté de leerlo de adolescente en dos ocasiones y me aburrió bastante, lo dejaba y luego ya me olvidaba de terminarlo. Gracias a una lectura conjunta se presentó la oportunidad de por fin leer el libro y qué bueno haberlo hecho.
Cuando empecé la relectura recordé por qué me había costado tanto, las primeras páginas me parecieron nuevamente aburridas, la manera de presentar los hechos lenta y muchas veces incomprensible. La galería de personajes presentados de manera enrevesada y el cambio de ciudades también produjeron ese mal efecto. La segunda mitad del libro ya levanta mucho el ritmo y el interés por la historia.
Desde luego, la historia de las dos ciudades que menciona el título se refiere a Londres y París.
En Londres conocemos al Sr. Jarvis Lorry quien es trabajador en el banco Tellson (que tiene sucursal en Francia) quien se entera que un amigo suyo el médico francés Alexandre Mannette ha sido por fin liberado de la Bastilla y comunica el gran secreto a su hija Lucie quien no sabía de su existencia siquiera. Ambos viajarán a Francia con la esperanza de traerlo y allí se dispara la historia. En el camino conocen a dos personajes muy importantes Charles Darnay y Sidney Carton quien además guardan un parecido físico.
Las acciones también se trasladan a Francia donde Dickens describe la pobreza de sus habitantes durante los años previos a la Revolución francesa. Es algo que él saber hacer muy bien y nos llega la hambruna de la población, sus deseos de venganza y las injusticias de los nobles.
En la primera parte del libro el autor usa un estilo muy poético que quizás hubiera caído muy bien en un poema. Lo usa sobre todo para predecir o comentar algún evento actual con ironía en vista de lo que tratará en la segunda parte. Está llena de predicciones con un tinte dramático bueno pero algo exagerado.

"Ningún combate podía ofrecer un espectáculo tan desgarrador como esta diversión degenerada que pasaba de la inocencia a la embriaguez demoníaca, como este pasatiempo saludable convertido en un medio de excitar la sangre, de extraviar el alma y de endurecer el corazón. La gracia que no dejaba de tener lo hacía más feo aún, y demostraba hasta qué punto habían podido rebajarse y pervertirse las cosas más puras."

Ya en la segunda parte las cosas a mi parecer mejoran. Sobre todo porque ya no se nos describe tanto los sentimientos de los "ingleses" que hemos conocido hasta ahora sino algo de acción. Empieza la narración de los primeros momentos de la revolución y el ajusticiamiento de unos nobles. de allí, el libro viene a ser una especie de "ingleses sobreviviendo en la Revolución francesa" que fue de mi gusto y creo que se hubiera podido ser más preciso o enfocar más este aspecto de la historia que hacer tan largo los preámbulos. Desde luego, lo tienen muy difícil y tienen que convivir y escapar de alguna manera de la marea frenética exagerada y sanguinaria de ese tiempo.
Allí el autor pinta muy bien los estragos que trajo la revolución, donde no había justicia real pues los ajusticiamientos eran masivos y con el objetivo de eliminar gente y muchas veces satisfacer el sadismo del pueblo. Dickens pinta a los revolucionarios como hambrientos de sangre cosa que no deja de ser cierto aunque el enfoque es parcializado.
Y vaya que el autor no estuvo en Francia para poder darle un ambiente mucho más real, sabemos que tuvo acceso a libros sobre este periodo pero nada más. Por momentos, es cierto, el relato me pareció artificial y se vio algo de evidente en que puso una historia en medio de una situación que conocía no tan bien y la estructura se resiente de ello. Sin embargo, me gustó cómo se unen los destinos de todos en la parte final del libro y eso borra la anterior impresión.
Los desconocidos al final eran conocidos y todos tienen que ver con todos.
El final me pareció bueno aunque con recursos medio poco creíbles y melodramáticos como en realidad casi toda la novela. Pero eso no lo hace ver menos para mí.

"Cuanto más me acerco al fin, más próximo estoy al principio. Ésta es una de las cosas que a mi edad hacen más fácil y suave el camino; mi corazón se conmueve con una multitud de recuerdos que en otro tiempo dormían; evoco en mi memoria el hermoso rostro de mi madre, que tan vieja sería ahora, la veo en su juventud y, con los pensamientos que despierta, me encuentro en los días en que las realidades de lo que llaman mundo no existían para mí y mis defectos eran solo germinales."

Puede que no sea mi Dickens favorito (nadie va a ganar en mi corazón a la señorita Havisham, como Murielo bien sabía), puede que sea el Dickens menos dickensiano de todos, pero solo por ese primer capítulo que a algunos resultó tedioso a mí me merecería la pena releerlo siete veces más. Si a eso sumamos ciertos personajes (tejedora Defarge, nuestro querido Carton) y la gran protagonista para mí de la historia, la revolución de una clase oprimida que empieza (y termina) como todas las revoluciones: ilusión, rabia, deseo de cambio, de venganza. Dickens es único describiendo las miserias (y bondades) del ser humano.

Este libro tenía más de siete años en mi librero y este año por fin ha sido leído, cosa de la que me arrepiento ya que cada una de sus páginas es maravillosa. Desde el icónico inicio del mismo hasta la última frase es maravilloso. La forma en que Dickens narra el horror que conllevó a la creación de la República de Francia, es maravillosa.