La voz dormida

Un libro lleno de intriga que te mantiene enganchado desde el principio hasta el final.
En él la autora nos cuenta una historia de mujeres que están en una cárcel de Madrid y que están esperando que salga su sentencia por algo de lo que ellas no tienen la culpa. A medida que vamos avanzando en la historia vemos como se va formando una historia de amor entre dos de los protagonistas.
La historia ha sido un poco triste porque hay dos protagonistas que m

Un libro magistral. Dulce Chacón te arrastra hacia la vorágine de su historia con una prosa pulcra y ya dentro es imposible salir. Una historia conmovedora y realista que te hace transporta a los tiempos de antaño y te hace sentir las penurias que pasaban aquellas gentes (más en concreto, las mujeres). Es sencillamente un libro perfecto; no puedo ponerle ninguna pega.

Es un librazo necesario, rompe costuras, mira de frente y no tiene complejos.
Cuenta una historia coral de mujeres durante la represión franquista más inmediata en Madrid, en la cárcel de las Ventas y en una pensión de Atocha. La historia principal es la de Pepita, cordobesa que se muda a la capital por la encarcelación de su hermana Hortensia, republicana y que está embarazada de Felipe, también republicano y que se encuentra huido, junto a uno de los líderes de la guerrilla, Paulino.
Lo que Chacón hace con esta novela es mostrar todas las caras de un conflicto. En él, hay buenos y malos, sí, pero también un porcentaje de población que, como Pepita, quiere que termine todo y no ver más muertos. Son gente que también lucha por la supervivencia, y eso a veces les lleva a no hacer lo correcto, o a hacerlo, aún sin querer.
En este conjunto de perfiles, la autora nos muestra a las funcionarias de prisiones, a los curas, las monjas, las presas, sus familias, soldados, militantes de partido, espías, médicos... Y la genialidad de esto es que se narran con la misma naturalidad tanto las grandes ideas, como los deseos de ver el mar por primera vez, de enamorarse, de perder la vergüenza, de recuperar el pelo, de volver a Córdoba, de recibir una carta...
No es que sea necesario, leer La voz dormida debería ser obligatorio.

Entre las páginas de "La voz dormida" he encontrado la voz de mi abuela materna. Ella tenía su propia historia de posguerra y nos la contaba una y otra vez porque le dolía demasiado, tenía la necesidad de escupirla para que el peso de los recuerdos no le presionara el pecho. Más que su historia era la de su tía, su madrina y única madre que conocío tras morir la suya prematuramente. La tía Petra era analfabeta y tuvo que armarse de toda la sabiduría que da la necesidad para luchar por su marido, preso por haber sido alcalde de un pueblo pequeño en tiempos de la República.

Mi abuela nos contaba, con el mismo nudo en la garganta con el que yo he leído este libro, como su tía sacrificó lo poco que les había dejado la guerra para buscar abogados que consiguieran que le comutarán la pena de muerte y para viajar cientos de kilómetros para visitar a su marido en el corredor de una cárcel en condiciones deplorables.

La historia de la tía Petra es la de muchas mujeres de la época. de todas las que sufrieron las cárceles franquistas, bien en su piel o bien en la piel de sus maridos o de algún otro familiar. Y es precisamente de todo esto de lo que nos habla Dulce Chacón en "La voz dormida". La autora pone voz y rinde homenaje a las mujeres que lo sacrificaron todo, a las que lloraron en silencio en las puestas de las cárceles y en las tapias de los cementerios y a las que murieron en cárceles, en las comisarías o frente a un pelotón de fusilamiento.

Una novela contada con tanta sencillez y delicadeza que si bien, no enmascara el dolor, lo atenúa y lo hace soportable. No se regodea en el sufrimiento, se limita a exponerlo con la mayor de las sensibilidades.

"La voz dormida" es un libro inolvidable. Una novela redonda de la que es imposible salir indemne, toca el alma y zarandea. Estará entre mis mejores lecturas del año.

Voces silenciadas de forma cruel, voces con mucho que decir y mucho que reclamar, voces que claman justicia desde su silencio. Voces olvidadas. Voces dormidas.

“La voz dormida”, de Dulce Chacón, es ese grito contenido en la garganta de tantas y tantas personas cuyo canto fue ahogado, personas que no tuvieron oportunidad de demostrar nada, que lucharon por aquello en lo que creían, que reivindicaron lo que les pertenecía, o que simple y tristemente, solo estaban en el lugar menos oportuno en el momento menos indicado.

Un relato de una claridad y una viveza espeluznante, que despierta en el lector tanta rabia y desesperación, tanta indignación y tanta tristeza que llega a ser doloroso en muchas partes.

Una historia muy dura narrada de una forma natural y sin eufemismos, que expone la realidad de las personas que salieron peor paradas en la posguerra española.

Un libro que resulta adictivo y despierta interés a pesar del hastío guerracivilista que podamos sentir en cuanto a este tema a estas alturas de la vida, pero que se me hace imprescindible para no olvidar de dónde venimos y evitar volver al mismo camino.

Unas mujeres inolvidables, tangibles, pasionales, luchadoras, con una fuerza y una fiereza que solo el miedo, la incertidumbre y la desesperación pueden otorgar. Mujeres que se apoyaron hasta el final, que fueron palanca y rueda, que se sujetaron unas a otras hasta su último aliento, inagotables e invencibles, aunque sus cuerpos sucumbieran, aunque sus voces fueran silenciadas.

Un libro que es el justo homenaje a los sin voz, que hace a estas personas estar presentes, que estremece y conmueve, que horroriza y maravilla, que desgarra, que desola.

Y a la vez un libro asequible, una prosa fácil, fluida, ligera, pero quizá sea esta sencillez la que lo hace desgarrador, pues lo dota así de la normalidad que se acaba dando a la crueldad, de la tolerancia que se crea al sufrimiento, del difuminado que acaba borrando la línea que separa lo justo de lo injusto, la verdad de la mentira, la vida de la muerte.

(Libro elegido para el #septiembreextremeño 2023 - autora extremeña-)

"La voz dormida" es la última novela publicada por la escritora extremeña Dulce Chacón, fallecida en 2003, y trata sobre lo que fue el tema central de su producción literaria: la experiencia de las mujeres durante la Guerra Civil y la represión franquista.

Esta novela parte de unos hechos reales con los que la autora ha trabajado para construir su propio relato. Y lo hace con un estilo muy personal que irradia tristeza, incluso rabia, pero siempre de una forma moderada, como si la autora hubiese querido poner cierta distancia con los hechos para mantener una objetividad.

El libro se divide en tres partes: una en la que observamos la vida en prisión de un grupo de mujeres, otra en la que una de esas mujeres toma un mayor protagonismo y una tercera que transcurre en el exterior y en la que el paso del tiempo es mucho más rápido que en las anteriores.

La construcción de los personajes es tan acertada como la de la trama. Cada uno tiene un protagonismo determinado, pero todos conforman un elenco variado y muy interesante, y representan muy bien lo que debió ser vivir aquellos tiempos.

Del mismo modo en que creo que el estilo de la autora puede ser un punto de conflicto para los/as/es lectores/as, considero que el trabajo que realiza con la ambientación es muy bueno, tanto dentro de la prisión como en el exterior. Igualmente, el paso del tiempo dentro de la historia (empieza en el 39 y acaba en el 63) hace que podamos observar, en parte, la evolución de esa represión.

Si tuviera que destacar algo de esta novela, que no tiene pocos puntos fuertes, sería el mensaje que Dulce Chacón nos envía. Quiso dar voz a las represaliadas en un momento en el que hablar de memoria histórica y demás temas relacionados era todavía complicado. Y lo hizo de una forma muy correcta.

Así que, resumiendo, "La voz dormida" es un libro con una historia durísima, pero real, que está muy bien escrita y que considero que debería aparecer en las listas de lectura obligatoria de cualquier instituto del país.
Enlace: https://quepechadelibros.wor..

Este libro es una #lecturaconjunta que debía terminar el 3 de abril pero ha sido imposible respetar los tiempos. Gracias Laura por regalárselo, un tesoro.
A estas alturas muchos tendrán este libro leído, yo con la película estaba feliz pero el libro es mucho mejor.

La historia de Pepita que tiene a su hermana Hortensia en la cárcel de mujeres de las Ventas en Madrid, la historia de las compañeras de prisión y los del partido que están fuera.
Leer y descubrir qué fue de todos ellos y ver los vínculos que se crean.

Este libro es historia de nuestro país, historia que no se estudia en el colegio. Mi abuela me contó muchas cosas que ella vivió (era de 1921) y gracias a este libro me enteré de que el abuelo de mi padre casi muere fusilado por que un vecino lo denunció como republicano, siendo mentira para quedarse con su tienda. La abuela de mi padre pago mil pesetas de aquellas, no murió pero perdió la tienda.

Cuantas denuncias falsas habría, cuantas Pepitas vivieron todo esto...

El libro es una joya y ya se que es uno de mis mejores lecturas del año.

Nos situamos en la posguerra española, a través de la pluma de la autora nos describe el sufrimiento de un grupo de mujeres repúblicanas encerradas en una cárcel franquista una vez terminada la guerra.
En la guerra parece que sólo luchen los hombres y sólo ellos reciban las consecuencias asociadas a las batallas. Pero, las mujeres también reciben lo suyo, no sólo por convertirse en cabezas de familia sino porque también ellas participaron en la revolución, cogieron armas y mataron para defender sus ideales.
Se mencionan otras historias como la de las "13 rosas".
Es una novela lenta, pero no porque se hace pesada sino porque te conviertes en cada uno de los personajes mientras la lees,
te das cuenta de lo que debieron pasar esas personas viviendo siempre con miedo, y a la vez con ganas de que la dictadura fuera derrocada, y como pasaban los años, y todo seguía igual.
Dulce, antes que novelista, fue poetisa. Y eso no hay duda que se nota en su manera de escribir, con ese lado poético, esa manera tierna y comprensiva de ver las cosas.
Eso es lo que hace que La voz dormida sea una novela tan especial.

“La voz dormida” es una historia de mujeres perdedoras en una guerra sin sentido, la Guerra Civil española. Un homenaje a las víctimas de esta realidad terrible durante tantos años silenciada.

En el epicentro de la novela, cuatro mujeres internas en la prisión de Ventas, que subsisten al horror a base de formar una piña alimentada de solidaridad y resignación. Y en este grupo de supervivientes al dolor cada una de sus integrantes es única y distinta. Elvira, una huérfana encarcelada siendo aún una niña y empujada de forma abrupta a la vida adulta sin la oportunidad de vivir su propia infancia, simboliza la inocencia. Reme, es el paradigma de la generosidad y la valentía, el hombro en el que llorar y el brazo en el que apoyarse. Tomasa, es la rabia hecha rebeldía, una rabia que nace de su soledad tras la repentina desaparición de su familia asesinada y engullida por el río. Y por último Hortensia, esa mujer que desde la primera página tiene la muerte escrita en la frente mientras una nueva vida se gesta en sus entrañas. Alrededor de ellas se teje una tela de araña de personajes cuyas vidas se entrecruzan y entre los que destaca Pepita, hermana de Hortensia, símbolo inequívoco del tesón y la capacidad de espera y auténtico hilo conductor de la novela.

Un relato hermosísimo en la forma cuya lectura duele. Narrado en clave poética con una prosa dotada de una enorme sensibilidad pero desprovista de dramatismos; porque el drama ya reside en la crudeza de lo contado, una realidad tantos años oculta y soterrada a la que Dulce Chacón dio voz en esta obra irrepetible.

«Palabras que estuvieron siempre ahí, al lado, dispuestas. La voz dormida al lado de la boca. La voz que no quiso contar que todos habían muerto».

Qué decir de esta historia. Una historia que es la de tantas y tantas personas en los años de la guerra y la posguerra. Personas encarceladas y fusiladas por sus ideales. Sueños rotos. Familias rotas. Y, como las protagonistas de esta historia, mujeres fuertes y valientes que decidieron que ya estaba bien de aceptar el papel de ama de casa, mujeres trabajadoras y luchadoras que se unieron a la guerrilla y jamás dejaron de creer en la libertad.

Leí La voz dormida hace muchos años, en el instituto, pero ha sido en esta relectura cuando realmente he sido consciente de todo lo que plasma Dulce Chacón en esta historia. Como bien dice la sinopsis, hay libros que son imprescindibles en la vida y La voz dormida es uno de ellos. Porque, para no repetir la historia, hay que conocerla. Y hay que saber que en esos años moría gente de hambre, morían torturados, apaleados y fusilados, muchos al grito de «¡Viva la República!». Y a mí se me encoge el corazón al pensar en todo ese sufrimiento y en esas vidas dominadas por el miedo simplemente por pensar diferente. Vidas que se acabaron pronto, o que pasaron la mayor parte de sus años en celdas viendo a sus familiares a través de una reja una o dos veces al año, hijos que nacieron en la cárcel y se quedaron huérfanos nada más nacer porque fusilaron a sus madres después de amamantarlos durante unas semanas, madres que no pudieron enterrar a sus hijas e hijos. Una época dominada por la incertidumbre, la pena y el dolor. Pero, a pesar de todo, nunca dejaron de amar.

De todo eso y mucho más habla La voz dormida a través de un grupo de un grupo de mujeres encarceladas en la prisión de Ventas, meses después del fusilamiento de las Trece Rosas. Es una lectura para sentir, para reflexionar y para llorar. Como ya he dicho, imprescindible. ღ

«Pero ya no tiene miedo. Lo perdió, al igual que las lágrimas».