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La voz dormida de Dulce Chacón
Y se entregó a su suerte en aquel abrazo. Algas. Sus besos fueron algas enredadas en agua de mar. Algas en dos mares que se encuentran. Algas. Si. |
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La voz dormida de Dulce Chacón
Y se entregó a su suerte en aquel abrazo. Algas. Sus besos fueron algas enredadas en agua de mar. Algas en dos mares que se encuentran. Algas. Si. |
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La voz dormida de Dulce Chacón
Hacer el amor en una estrella, y sentir que me sobra la vida y me faltan los brazos.
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La voz dormida de Dulce Chacón
Los juicios rápidos son peligrosos, acaban siempre en condenas largas.
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La voz dormida de Dulce Chacón
Y había aprendido a no hacerse preguntas, a aceptar que la derrota se cuela en lo hondo, en lo más hondo, sin pedir permiso y sin dar explicaciones.
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La voz dormida de Dulce Chacón
Quizá el tiempo se mida en palabras. En las palabras que se dicen y en las que no se dicen. Si, el tiempo es también la duración del silencio
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La voz dormida de Dulce Chacón
No tardará Pepita en tener ganas de charla. Pero aún no es tiempo. Y su patrona lo sabe. Sabe que debe esperar porque las palabras de Pepita aún forman parte de un suspiro. Doña Celia la oye suspirar. Y espera.
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La voz dormida de Dulce Chacón
Libertad, qué extrañas son las palabras que se resisten a ser pronunciadas sin que el rubor nos alcance. Y qué extraño es llamar libertad a una carrera en la noche, al cielo raso, al monte bajo, al frío y al calor, a un pañuelo en la boca, a un fusil en la mano.
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La voz dormida de Dulce Chacón
La mujer que iba a morir se llamaba Hortencia, tenía los ojos oscuros y no hablaba nunca en voz alta
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La voz dormida de Dulce Chacón
Quizá el tiempo se mida en palabras. En las palabras que se dicen. Y en las que no se dicen.
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Es un poema épico griego compuesto por 24 cantos, atribuido al poeta griego Homero. Narra la vuelta a casa, tras la guerra de Troya, del héroe griego Ulises