La peste

Pesado de leer en gran parte, en tono filosófico sobre todo, se anima un poco hacia el desenlace. Quizás haberlo leído durante el periodo de confinamiento tuvo algo que ver con todo esto, demasiadas similitudes...

La historia transcurre en la ciudad de Orán, en plena epidemia de la peste, que provoca sufrimiento y muerte a su paso.

Sus personajes son los habitantes de la ciudad, una ciudad viva con las calles bulliciosas. El personaje principal es el doctor Bernard Rieux, que dedica su vida a salvar a los demás, arriesgándolo todo. El doctor nos narra de principio a fin las reacciones de los vecinos, con sus amores, desamores, éxitos y fracasos.

En un momento dado la ciudad se cierra para sus habitantes y nadie puede salir, separando familias para evitar que la enfermedad se propague. El problema final es que la peste no muere ni desaparece, aunque parezca que la ciudad lo haya superado, y los habitantes de Orán viven ajenos a la verdad.

Su autor tiene una prosa impecable, nos narra los hechos de tal manera que parece que los vivimos junto a sus personajes.

Quisiera recuperarme de mis heridas,pero el dolor es profundo ,no tiene fin...pero algunos denotan el servir como soga de metros extendidos para sacarte del pozo...
La guerra no es buena,es egoísmo de unos por obtener el poder y no dejarlo nunca...la muerte los acaba y los iguala.

La historia se centra en un brote de la peste en la ciudad de Orán, en Argelia, a través de las experiencias principalmente del doctor Rieux, pero también del voluntario Tarrou, el periodista Rambert, el funcionario y escritor frustrado Grand, el padre Paneloux, y el contrabandista Cottard, que aprovecha la peste para escapar de un proceso judicial.

La novela narra minuciosa y a veces brutalmente las etapas que atraviesa la población durante la peste (la negación, la subestimación, la aceptación, el miedo, la nostalgia de los seres queridos en el aislamiento, el enfrentar la realidad de la muerte, la esperanza), de un modo que en este momento que atravesamos caló muy hondo en mí. Pero creo que lo más importante es que Camus deja entrever, en medio de la desgracia, que ese tipo de situaciones sirven para despertar la solidaridad, la empatía, poner en crisis nuestras creencias más arraigadas y acercarnos a otros puntos de vista, y sobre todo, aprender. Rieux reflexiona al final de la peste: “Él había ganado únicamente el haber conocido la peste y acordarse de ella, haber conocido la amistad y acordarse de ella, conocer la ternura y tener que acordarse de ella algún día. Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo.”

Gran obra y gran reflexión existencialista. Espectacular el duelo dialéctico entre el reverendo y el médico, entre la fe y la razón, en una situación desbordante por el sufrimiento y dolor causados por la enfermedad.
Muy bien descrita la ciudad de Orán, metrópoli colonial europea del XX en la costa argelina, que parece un personaje más de la obra.
Interesante para aquellos que gusten de la filosofía y la medicina. Un final tremendamente triste.

El tema me parece muy interesante pero la manera de contarlo no ha sido de mi agrado. Una novela muy densa que se me ha hecho eterna.