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Críticas sobre La peste (26)
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AlejoCeron
 01 August 2022
La lectura del libro de Camus coincidió con el cuarentena a que nos vimos sometidos como consecuencia de la pandemia derivada del Covid 19. La verdad, no coincidió, la busqué para hallar símiles entre lo que narraba el autor y lo que estaba aconteciendo.

El libro -precisamente- trata sobre la llegada de la peste a la ciudad de Oran, pequeño municipio que tuvo que adoptar una serie de medidas muy similares a las adoptadas actualmente ante la posibilidad del contagio de otras ciudades que estaban localizadas en sus cercanías. No se trataba de un mundo globalizado.

Del texto debo resaltar especialmente los inconvenientes éticos y morales que los personajes deben afrontar dentro de la ciudad. Son temas que resultan actuales. Que siempre, ante la naturaleza de la humanidad, serán actuales. Hemos cambiado?; Lo señalado en una obra literaria cómo esta se aleja de la realidad?

Lastimosamente me pareció un texto lento. No pude acostumbrarme a su lectura. Los personajes, salvo el doctor, no me llenaron. Es una lástima! Debo señalar, se trata de mi percepción. Es Camus, quién soy yo! Vale la pena leerlo para que evalúes si te gusta.
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Ros
 20 June 2022
Una relectura de una obra que leí hace ya muchísimo tiempo, así como muchos más libros de Camus, premio Nobel de 1957, que me parecieron todos extraordinarios.
Y ahora, conforme sigo mi lectura, me doy cuenta de que siempre se reconoce la buena literatura, pues es todo un clásico.

Albert Camus describe su tiempo y su ciudad natal, Orán, una ciudad, antes de la epidemia, con una vida frenética y alegre.
Sin embargo, esta novela llega a trascender su espacio temporal y geográfico y llega a convertirse en una metáfora universal.

Su narración describe perfectamente la atmósfera de Orán, ya sitiada por la peste, es un relato de la gran epidemia que causa centenares de muertes cada día, el contagio y la propagación de la enfermedad, el severo aislamiento que se impone, y también nos encontramos con los que se juegan la vida por salvar la de los demás.

Y sin olvidarnos que la peste también acaba aniquilando los valores, nos mata no solo el cuerpo sino también el alma.

¿A qué nos recuerda? La verdad es que en estos momentos, la novela se ha convertido en la realidad que nos está tocando vivir, es tan actual.

El personaje más importante y protagonista es el doctor Rieux, que nunca se acostumbra a ver morir a sus pacientes, que además, al final del libro, sabemos que es el cronista de todo lo ocurrido en la ciudad, también que las puertas son abiertas y que además hay otros que prestan ayuda al doctor.

Es un libro triste, como también es la vida cotidiana ahora, también es un libro sin esperanza, se comprende, teniendo en cuenta la época en la que se escribió, después de la Segunda Guerra Mundial y el recuerdo de una era de tortura y muerte en el mundo, que trasciende la anécdota sobre la epidemia de la peste que sufre la ciudad de Orán.

En las situaciones de grandes crisis aparece lo peor de nuestra sociedad, lo más negativo, sale el egoísmo, la insolidaridad, la desconfianza… pero, por otro lado, también surge lo mejor de nosotros, la solidaridad, la ayuda, la respuesta inmediata a las necesidades… Así somos, solamente una gran catástrofe puede lograr deshumanizar pero también rehumanizar.
Una clarísima doble vertiente.
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Paco_Garrido
 21 November 2023
"Si hoy la peste os atañe es que os ha llegado el momento de reflexionar. Los justos no temerán nada, pero los malos tienen razón para temblar."

La novela, que narra los meses de cuarentena por una epidemia en la ciudad portuaria de Orán, en la Argelia francesa de principios de siglo XX, de inmediato se convirtió en un clásico. Ha sido revivida este año 2020 por la pandemia del coronavirus y la he descubierto por primera vez, dejándome una enriquecedora satisfacción literaria y un contenido estremecimiento por sus alegorías.

No solo por este momento tan pertinente y que Camus experimenta dotándola de realismo a través de su texto, atemporal, imperecedero, sino porque, al igual que EL EXTRANJERO, es una lectura complicada por su densas descripciones y duras reflexiones, aunque realmente sirve para orientarnos en tiempos desconcertantes y angustiosos bajo su estilo intachable.

Existencialismo ético en tres partes: crónica de una epidemia de peste a nivel periodístico y el pánico social, la solución religiosa y los que se enriquecen aprovechando el momento y los moralistas que nos dicen hay que luchar. Hay unos enfermos que hay que curar pero los medicamentos y los equipos no llegan... ¿os suena de algo? La necesidad de esa moral es un atismo reflexivo sobre las personas y las relaciones humanas en el tablero de ajedrez del mundo, por eso es una novela tan atemporal y de riqueza narrativa.

LA PESTE de Camus se puede interpretar como la crónica de una epidemia pero también como una alegoría política, de esas ideologías que igual que los virus aparecen de vez en cuando en la historia y hacen tanto o más daño. Una novela esencial que contiene diferentes planos de lectura, personajes ricos y situaciones realistas. No es una lectura que suscite unanimidad, creo que eso la hace más obligada si cabe.
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Guille63
 19 July 2023
Será que acabé hasta los mismísimos del jodido virus la razón por la que la novela de Camus me ha parecido demasiada lluvia para una tierra ya excesivamente mojada. Sin duda es por eso que, pese a lo sugerente de su propuesta —es de esas novelas que parecen hechas para comentar en grupo hasta altas horas de la noche— en soledad, en plena pandemia, y quizá también en parte por el tono que eligió Camus, “el tono de un testigo objetivo”, no he disfrutado de su lectura lo que seguramente debiera.

Fue el propio Camus quién manifestó que su relato se tenía que interpretar como la forma en la que Francia se enfrentó al nazismo, y aunque llevar la analogía hasta el final sería forzar mucho las cosas y en otras ocasiones es directamente imposible, bien es verdad que el modo en el que los virus, orgánicos o ideológicos, van apareciendo, se van expandiendo y las reacciones que frente a ellos se adoptan tienen mucho en común, algo de lo que en los últimos tiempos estamos siendo testigos tristemente privilegiados.

También es cierto que no todas las reacciones que han hecho furor en los últimos meses aparecen en la novela. No hay, por ejemplo, ningún grupo negacionista, más allá de las autodefensivas negaciones iniciales de toda pandemia —Camus murió poco antes de que resurgiera con fuerza el negacionismo del holocausto—, ni siquiera hay quien acuse, sea cantante o no, a los illuminati o a algún otro grupo similar de su origen y/o aprovechamiento. La novela del autor francés es más tradicional en este sentido y solo recoge la habitual condena al pueblo pecador y al subsiguiente castigo divino. Tampoco aparecen en ella grupos que utilizaran la situación para sus fines políticos o sociales con la desfachatez que se ha hecho en nuestro caso. Por último, nunca habla Camus de lo que allí pasó con el papel higiénico, aunque sí menciona la escasez en las farmacias de las pastillas de menta, tan eficaces para eludir un contagio eventual, aunque no tanto como las “medallas protectoras o amuletos de San Roque”, muy de moda en aquellos momentos.

Bromas serias aparte, las que sí aparecen en la novela son otras muchas reacciones que están fantásticamente retratadas. Como la poca importancia que se le da en un principio al peligro, sobre todo si no nos afecta directamente, ya saben, algo así como lo que nos contaba Bertolt Brecht en su famoso poema; lo desprevenidos que nos coge y lo desamparados que nos sentimos cuando queremos reaccionar y ya no hay forma de frenarlo; lo pronto que se pasa de la precaución a la temeridad cuando la miseria aprieta. Por estas páginas caminan los que se sacrifican, los que luchan hasta que no tienen más fuerzas y aunque todo parezca inútil, los que se rinden, los que se resignan, los que se aíslan inútilmente, los que incluso se ven favorecidos por el fenómeno, los que consiguen reaccionar fríamente de forma eficaz frente a los que se abandonan al sentimentalismo impotente, los que no necesitan de dioses para solidarizarse con los hombres y los que ven en la peste un designio divino contra el que ni se puede ni se debe luchar.

“Hermanos míos… el amor de Dios es un amor difícil. Implica el abandono total de sí mismo y el desprecio de la propia persona. Pero sólo Él puede borrar el sufrimiento y la muerte de los niños, sólo Él puede hacerla necesaria [la peste], mas es imposible comprenderla y lo único que nos queda es quererla…Hermanos míos, ha llegado el momento en que es preciso creerlo todo o negarlo todo. Y ¿quién de entre vosotros se atrevería a negarlo todo?”

Una situación, esta de la peste, especialísima catalizadora de todas nuestras debilidades, vicios y también virtudes, en la que brillan con la misma fuerza la bondad y la brutal indiferencia, el sacrifico y la crueldad, el egoísmo y la abnegación, la osadía y la cobardía, la entrega y el individualismo…Porque así somos y más, pues dudo mucho que Camus acierte cuando dice eso de:

“El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad. Los hombres son más bien buenos que malos… El alma del que mata es ciega y no hay verdadera bondad ni verdadero amor sin toda la clarividencia posible.”

Pero, dejando al lado esta predisposición optimista del autor hacia la bondad del hombre, hay otros aspectos en las que el tipo lo clava, como que “el hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma” o que la felicidad necesita de los otros o que precisa de horizontes amplios y abiertos. Como siempre dice una buena amiga, es una necedad querer exprimir la vida viviendo como si fuera el último día pues de ser verdaderamente el último no tendríamos ni fuerzas ni deseo de seguir viviendo y mucho menos la capacidad de disfrutarlo. Por eso mantenemos a la muerte lo más alejada posible, por eso hacemos como si no fuera con nosotros, por eso solo el peligro de su cercanía acaba con toda felicidad y la búsqueda de placer se vuelve trágica.

Pero por encima de todas las cosas, Camus nos insta a no olvidar nunca que…

“…el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa

Todo lo que el hombre puede ganar al juego de la peste y de la vida es el conocimiento y el recuerdo. ¡Es posible que fuera a eso a lo que Tarrou le llamaba ganar la partida!”

Especialmente en estos tiempos en el que la memoria parece tan débil y el virus del autoritarismo, de la xenofobia y del racismo, de la aporofobia y la exigencia de los privilegios de clase, de los patrioterismos y nacionalismos que las ratas de los sótanos de la sociedad están volviendo a traer en masa a la superficie amenaza con devastarnos a todos. Ya saben:

“Siempre hay un momento en la historia en el que quien se atreve a decir que dos y dos son cuatro está condenado a muerte.”
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anais_i
 03 September 2022
LA PESTE puede leerse desde muchos puntos de vista. Y, en este contexto en el que estamos, más. Como argentina que soy, no pude evitar ver en la peste a la dictadura que vivimos en mi país entre 1976/83, sabiendo que Camus hablaba del nazismo. Pero, en la esta actualidad, no pude evitar ver a las personas del gobierno de hoy en los personajes del libro, incluidas, las ratas.
Me maravilló la visión de Camus que, habiendo escrito el libro a pocos años de terminada la segunda guerra, vio a las ratas volver a asomar sus cabezas.
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Carlibros
 27 April 2023
Para mi es uno de los libros más complicados de leer a los que me he enfrentado, y no sabría decir con precisión el motivo.
Creo que es complicado en sí mismo, la lectura, la cantidad de posibles interpretaciones, la constante duda sobre lo que estás leyendo...
Me resultaba llamativo la cantidad de veces que a lo largo de la lectura me pregunté ¿no sé si estoy leyendo bien? o cuántas veces me preguntes ¿a qué se refiere exactamente?
Y diría que ese es su encanto.
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laslecturasdelorena
 23 October 2022
Leí “La peste” en el instituto y siempre guardé un gran recuerdo de esta obra. Hace tiempo que quería volver a leerla, y desde la pandemia, mis ganas habían aumentado. Finalmente llegó la ocasión hace unos meses gracias a mi club de lectura y ya os adelanto que la he disfrutado aún más, y sobre todo, la he entendido mejor.

En Orán, en los años 40 del siglo XX, surge una epidemia de peste bubónica, enfermedad erradicada desde hace tiempo, lo que resulta desconcertante y trágico. Nadie sabe realmente cómo actuar, se van aplicando protocolos y tratamientos basándose en datos antiguos y en probar hasta dar con lo que realmente funcione. ¿Os suena? Asistimos al progreso de la enfermedad desde su inicio hasta su final, a través de un protagonista carismático, el doctor Rieux.

Todo lo que pueda decir de este libro no le va a hacer justicia, pero allá voy.

Por un lado, tenemos la historia de una epidemia, con todo lo que conlleva, con una narración directa, detallada, cruda (algunas descripciones llegan a ser desagradables). Podemos establecer una serie de paralelismos con la situación vivida hace dos años y admirar la capacidad de Camus para predecir ciertas reacciones, pero sobre todo ciertos comportamientos humanos. No puedo más que preguntarme qué habría pensado él de haber vivido todos estos hechos tan similares a los descritos en su novela. Camus sabe analizar el alma humana como nadie y es realmente asombroso leer algo tan antiguo, y tan actual a la vez…

Pero lo que me parece del todo brillante es cuando llegas a la última página, a esa reflexión final, y te das cuenta de que en realidad, Camus no te estaba hablando de una simple epidemia de peste, no, te estaba hablando de otra cosa, algo mucho peor, que os animo a descubrir leyendo esta fantástica novela. Y entonces, al terminar el libro y darte cuenta de qué trata realmente, solo tienes ganas de volver a leerlo con esa nueva visión.

Todas las obras de Camus que he leído son increíbles, pero “La peste” me parece la mejor. No es de extrañar que ganase el premio Nobel con solo 44 años.
Enlace: https://www.instagram.com/p/..
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CamilaZ
 25 April 2021
La peste, Albert Camus (1947). Es una novela que tiene diversos planos de lectura: casi tantas como personajes, porque cada uno de ellos representa una línea de pensamiento y una reflexión profunda. El contenido moral se manifiesta de golpe en un símbolo más poderoso que cualquier desarrollo teórico: una epidemia de peste en la ciudad de Orán que representa una era de tormentos y muerte en el mundo.
Un libro imprescindible de leer, porque habla de la sociedad. Una sociedad enferma, anestesiada, donde las cosas no son lo que parecen, donde el símbolo, el arte, son subversivos. En suma, es comparable a "Violencia" de Alejandro Obregón o a "Los dinosaurios" de Charly García. Obras que nombran sin nombrar, reclaman sin mencionar a quién. Están ahí para recordarnos que la verdadera pandemia y la verdadera distopía, son un mundo en crisis moral.
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tarealterego
 18 June 2022
Al comenzar una lectura como la peste, sin conocer el estilo de escritura del autor y confiándose desde la ingenuidad, uno imagina la novela como una explicación del proceso de una epidemia de peste bubónica, catalogada como obra de culto debido al tema que se trata, y con un protagonista al frente como en la mayoría de los relatos. Si bien es cierto que las 351 páginas describen la evolución de la enfermedad, una gran metáfora en torno a la guerra se cierne sobre la historia. Narrado en forma de crónica, en ningún momento existe un protagonista claro, por lo que podemos decir que todos y cada uno de los personajes que encarnan la ciudad de Orán son el personaje principal mismo. Sabiendo que de la filosofía del absurdo dimanan tres ramificaciones como resolución al conflicto de la ausencia del sentido de la vida (religión, suicidio y aceptación), Camus aboga en sus escritos en pos de la resignación, por encima del autoengaño. Cada vida individual descrita brinda al lector una enseñanza sobre las personalidades más comunes dentro de un conflicto bélico: Bernard Rieux, el consciente de las penalidades emocionales; Grand, el extremo perfeccionista que no abandona su autocrítica aún en las puertas de la muerte; Cottard, el beneficiario de la desgracia; Rambert, la mutación del altruista; Tarrou, el justo idealista en búsqueda de la paz. Es imposible finalizar esta obras y no sentirse identificado con algún sentimiento o persona, teniendo en cuenta además, la situación postpandémica en la que nos encontramos. Leída en un 2022, más de un flashback es probable que resplandezca en las mentes de nuestros contemporáneos gracias a la luz arrojada por el escritor Argelino, Albert Camus.
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Nugape
 25 March 2022
Aunque empieza de una forma interesante y todo lo que cuenta es totalmente actual, lo cierto es que a mí me ha acabado aburriendo y resultando excesivamente monótono.

Me temo que la pésima traducción de la edición que he leído ha tenido mucho que ver en esto, porque sé que es un gran libro.
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