Cumbres borrascosas

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Aaahhh!!! Quiero chillar. Este libro para empezar me ha encantado. Me lo recomendó una amiga diciéndo que me iba a gustar, que le diera una oportunidad y que no lo etiquetara como libro romántico. Y cómo me alegro de haber seguido todo al pie de la letra. Este libro me ha hecho reír, si sí, reír porque la exageración del amor es tan absurda que para mí es una comedia.

Los personajes, tan complicados y a la vez brillantes cómo se desarrolla la historia, es increíble. Ojalá goodreads tuviera para hacer reseñas con audios porque hay tanto que hablar y comentar de este libro que no tengo ni la paciencia ni el tiempo para escribir sobre ello.

Después de leer el libro me interese muchísimo sobre, las autoras, su vida el por qué de estos personajes, el páramo donde vivieron, su época etc etc ... Hacía años que un libro no me sacaba mi vena obsesiva de querer saber TODO sobre ellas y sus libros. Es más, seguramente me compre una edición inglesa porque he leído que incluso la narración cambia dependiendo de los personajes y quiero experimentarlo.
Bueno que me ha gustado y puntito en la boca para mí por desconfiar en su momento. Jeje

¡Qué difícil escribir estar reseña! Esta novela fue mi favorita durante muchos años. Me pregunto qué me atrajo tanto de esta novela en mi juventud y no por ello le quiero quitar valor. Supongo que esos personajes tan tormentosos, cuyos sentimientos se derraman por todas partes y no ocultan nada. Ese amor incondicional y orgulloso de Heathcliff hacia Catherine es el tipo de amor que anhelaba y que creía capaz de atraer.
La novela es la historia de Heathcliff y las personas que le rodean, y la historia de Heathcliff es la historia de amor hacia Catherine, y su venganza contra todas las personas que él considera que le han tratado mal o le han despreciado.
En esta segunda lectura, he visto a Heathcliff como un villano y un loco más que un enamorado.
Ha coincidido además con la película “Emily”, sobre la vida de la autora, y la reseña del canal Cumbres clásicas. Ahí se explica que Heathcliff es el héroe byroniano, como Rhett Butler en “Lo que el viento de llevó”, por ejemplo. Básicamente es el malo malote lleno de amor exclusivo y excluyente hacia una única persona y por encima de todo, sin que le importe nada más. Un amor que todo lo puede y en una comunión tal que no se distingue dónde acaba uno y empieza el otro (a pesar de que Catherine se casa con Edgar por convención social).
El título de la novela se centra en la naturaleza de Heathcliff, encarnada en Cumbres borrascosas, que contrasta con la Granja de los tordos, siendo el primero un infierno tóxico y el segundo un cielo refinado. El clima refleja los sentimientos exaltados que atormentan a los personajes, en especial, a los amantes Heathcliff y Catherine.
La tradición romántica trata de romper con el ideal heredado desde Petrarca, y los protagonistas son oscuros tanto en su alma como su aspecto físico, de ojos negros como las puertas de los infiernos que reflejan sus sentimientos más profundos. Los dos son toscos como los niños que no han olvidado su conexión primigenia con la naturaleza y con su naturaleza. Gritan, lloran, se retuercen y, como la caprichosa Catherine Earnshaw, son capaces de morir por una rabieta. No ocultan nada ni por su conveniencia ni por ninguna otra cosa. Las ventanas, que aparecen abiertas en momentos clave, son el portal entre este mundo y el más allá, donde el amor es eterno. Un amor tan misterioso que es más grande que todos ellos.
Igual de misterioso es el origen de Heathcliff, ese gitano que trae el Sr. Earnshaw, que muere antes de poder salvarlo del maltrato de Hindley. de hecho, es tan misterioso como el mismo relato, en primera persona, pero contada por observadores mediante la técnica de las cajas chinas: Lockwood nos relata lo que observa, y se equivoca en todas sus primeras impresiones; y Nelly le cuenta a Lockwood aquello que presenció. Como curiosidad, no se relatan ninguna de las bodas, o bien porque tienen lugar en secreto, o porque se consideran el producto más que el proceso, lo cual las hacen dignas de elipsis.
La historia de la segunda generación es imprescindible para aportar luz a una novela tan desesperanzada. Catherine hija es tan fiera como su madre, pero conserva la bondad que encarna la Granja de los tordos. Por su parte, Hareton es tratado con la misma injusticia que Heathcliff niño, pero tiene el pelo castaño y no negro. Ambos son versiones mejoradas de aquellos que representan.
No sufrimos tanto por los tormentos de Cathy y Heathcliff como por el atroz maltrato que ejerce Heathcliff sobre Catherine hija y su propio hijo Linton, así como Hareton, en una venganza injusta, tramposa y sin sentido porque no aporta nada ni a él ni resarce su profundo odio. Claro que Nelly quiere desde un principio a Hareton y más tarde a Cathy, que en un primer momento trata con desprecio a Hareton, como lo había hecho su madre con Heathcliff, para después enseñarle a leer y escribir, es decir, para redimirlo y hacer que ambos puedan vivir tranquilos y felices, en comunión con la naturaleza, pero también con la cultura, es decir, lo mejor de la civilización artificial de la humanidad.
En tanto que se relata la brutalidad de determinados personajes y por esa historia que contrapone dos generaciones, me recuerda a “Los pazos de Ulloa” y “La madre naturaleza”, donde también tenemos personajes de tez clara y delicados frente a otros embrutecidos en un campo donde predominan los árboles torcidos por el viento y el mal tiempo.
El final feliz es posible cuando al final Hareton y Cathy, los favoritos de Nelly, se enamoran y Heathcliff muere de forma tan extraña como la que lo trajo a Cumbres borrascosas de niño. Se supone que su fantasma se ha unido con el de su amada Catherine y los dos fantasmas son vistos por los campesinos, cosa que a esas alturas de la narración da igual. Ahora que la tormenta ha pasado y la nueva pareja se casa y planea irse a vivir a la Granja de los tordos, esa imagen lo único que hace es conjurar al fantasma de Heathcliff para abrir los cielos de luz y permitir que todo el mundo pueda por fin vivir en paz.

No sé qué esperaba encontrar al abrir “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë. Sabía que era una historia trágica, pero me topé con una historia bastante más terrible de lo que esperaba.

Todo comienza cuando a Cumbres Borrascosas, la mansión de los Earnshaw, llega Heatchcliff, un niño abandonado en las calles de Liverpool. Su aspecto agitanado y su fiereza se ganan el cariño de Earnshaw y su hija, que se convierte en su amiga inseparable.

Pero la mujer de Earnshaw y su hijo no opinan de igual manera y se esfuerzan en someterle a todo tipo de desprecios y malos tratos. El punto álgido de su odio llega cuando tras la temprana muerte de Earnshaw, su hijo se convierte en el dueño de la propiedad. Con terribles castigos físicos transforma al muchacho en una bestia sin alma; privándole, además, de todo tipo de educación o relación con el resto de miembros de la familia.

Cuando su amada Catherine decide casarse con Edgar Linton, Heathcliff se marcha de Cumbres Borrascosas completamente destrozado. Vuelve tres años después convertido en un hombre adinerado con ansias de venganza: quiere destruir a todos aquellos que convirtieron su vida en un infierno.

La novela está narrada a dos voces. Una de ellas es la de Nelly Dean, el ama de llaves de la Granja de los Tordos, quien le cuenta al Señor Lockwood, su inquilino, la trágica historia familiar. Después será el propio Lockwood quien relate el resto de la historia según se la contó Nelly.

Toda la novela transcurre en los páramos de Yorkshire y dos únicos escenarios: Cumbres Borrascosas y La Granja de los Tordos. En tan solo esos lugares se concentra todo el amor, el odio, la humillación y la venganza que contienen los treinta y cuatro capítulos de esta oscura historia

Heathcliff pensaba encontrar consuelo en su terrible vendetta. Pero tras llevarla a cabo se encontró completamente perdido y vacío. Echaba terriblemente de menos a la única mujer a la que amó en su vida.

¿Merecieron la pena tanto dolor y sufrimiento? Solo él y Catherine lo saben, allá donde estén.

Un clásico que por fin he leído y que no me esperaba para nada la historia que me he encontrado dentro.

Una historia de obsesiones que se repite una y otra vez en diferentes generaciones. Una historia de personajes oscuros y vengativos y con actitudes de "me enfado y no respiro".

Reconozco que el libro se lee rápido, cosa que me ha sorprendido. Tiene una narración bastante ágil. Pero en la trama, es poco lo que sucede. Sólo los personajes demostrando su obsesión por ciertas personas y enfadandose cuando no salen las cosas como ellos quieren

Pese a que suele recomendarse indicando que es una novela de amor, nada más lejos de la realidad. Esta obra maestra no va de otra cosa que del lado oscuro del ser humano y de la eterna lucha del hombre contra dicho extremo, que todos albergamos-en mayor o menor medida- en nuestro interior.

Amo a las hermanas Brontë y su desdichada vida, esa misma existencia que les dio el talento más grande y a temprana edad.
Mi preferida es Emily y su libro "Cumbres Borrascosas".
Este libro aborda una sucesión de violencias, un desfile de sombras y de fantasmas alimentados por el rencor y la desdicha. Los protagonistas, los dos enamorados, sólo saben entregarse a los peores tormentos.
Sin embargo, esta novela no deja de ser inquietante, misteriosa, oscura, y no puede ocultar el raro genio de la taciturna Emily quien supo hacer de su única novela un clásico de la literatura universal.

A veces, un clásico fracasa y, a veces, es un clásico por una razón. Cumbres Borrascosas es un tesoro, podría leerlo 100 veces y cada vez encontraría algo nuevo, algún detalle inexplorado o una frase misteriosa. Este es también un libro donde el conocimiento de su contexto se suma a su atractivo. El hecho de que Emily Brontë viviera una vida tan aislada y que esto surgiera de su imaginación con una exposición limitada al mundo exterior es sorprendente.

Ha habido mucha discusión sobre si la pesadilla gótica curtida por el clima de Emily es una historia de amor. Para mí no lo es, al menos no en el sentido tradicional, porque tiene muy poco de lo que asociarías con la palabra "amor". Desafía las expectativas y sorprende a todos los que piensan que es una delicada novela romántica con vestidos de gala y buenos modales.

Es más, una amarga historia de venganza plagada de crueldad que cualquier otra cosa, o una historia sobre una obsesión que te hace trizas y te transforma en un demonio desprovisto de razón, o una obsesión que trasciende el tiempo y no pertenece al mundo ordinario. Heathcliff se asocia varias veces con un animal salvaje, que enseña los dientes y actúa como el ejemplo de libro de texto de un héroe byroniano. Mantiene cada abuso real y percibido cerca de su corazón hasta que se llena de cicatrices, pero es como si algunas de esas cicatrices siempre hubieran estado allí.

Según Platón, los humanos tenían cuerpos dobles con dos caras y dos conjuntos de extremidades, pero Zeus los partió por la mitad. Catherine es Heathcliff, Heathcliff es Catherine, pero se volvieron tan disfuncionales que nunca podrán estar realmente completos. La autora nos recuerda que el amor no se puede comprometer con la comodidad personal y los comportamientos caprichosos. No puedes comerte tu pastel y tenerlo. Aunque Catherine está profundamente enamorada del niño originalmente abandonado y adoptado filantrópicamente, coquetea con un niño rico cuyo estatus social satisface su necesidad no expresada de aceptación externa. Los matrimonios fallidos, se nos recuerda constantemente, arruinan la vida de todas las partes involucradas. Los sentimientos personales deben controlarse y someterse a valores nobles si se quiere compartir la vida con los demás.

Aunque amo a Jane Eyre por igual, hay algo en la historia y la escritura de Emily que te golpea directamente en el estómago. La mayoría de los personajes son desagradables o francamente repugnantes, pero aun así logran fascinarte y atraerte. Te decepcionan y te enojan tantas veces que solo quieres golpearte la cabeza contra un árbol, pero no puedes evitar volver.

Podría seguir y seguir sobre cómo la estructura narrativa y el desarrollo de personajes son brillantes. Es un desafío académico y brinda mucho espacio para la interpretación y la teoría, pero en el nivel más básico es una historia maravillosa, llena de violencia y belleza. Todo el mundo debería leer este libro tres veces: la primera, para enfadarse por la estupidez con la que se comportan los personajes; la segunda, para empezar a ver adónde quiere llegar realmente Brontë; y la tercera, para enamorarse y dejarse llevar.

Cuando leí "Cómo acabar con la escritura de las mujeres", de Joanna Russ, me impactó lo que la crítica escribió sobre la obra de Emily Bronte antes y después de conocer por quién había sido escrita realmente. En 1847 se publicó bajo la autoría de Ellis Bell y destacaron la crueldad, la brutalidad y la violencia de la temática de la obra. En el American Review se describió al autor como un "rudo marinero" que no comprendía a las mujeres y no las veía como lo que eran. Cuando en 1850 se desvela que la autora es Emily Bronte, empieza a interpretarse como una historia de amor porque es inconcebible que una mujer escriba algo así. Y es que, menudo libro.

"Cumbres borrascosas" es una historia de venganza a fuego lento. Está repleta de odio, manipulación y una violencia brutal, sin tapujos, como no había leído nunca antes en un clásico. También hay aquí amor, pero mal entendido, un amor obsesivo que hace daño. Todo esto dentro de un ambiente gótico y lúgubre, con apariciones fantasmales y maldiciones, donde incluso se menciona el vampirismo.

Habiendo tardado tanto a animarme a leer la novela, he podido encontrar su influencia en obras posteriores (evidentísimo en "Nuestra parte de noche" de Mariana Enríquez).

Y a pesar de no ser un libro que me haya cautivado, tal vez porque a ratos me resultó un poco pesado, creo que es un novela imprescindible.

Esta es la novela más desconcertante que he leído últimamente.

Con una gran calidad literaria, Emily Brontë nos entrega una historia tormentosa, llena de violencia, carente de bondad, por momentos incomprensible pero hilada maravillosamente y que no te permite dejar de leer.