Lo que no tiene nombre

Este mes con el club de #viajarleyendoautoras nos hemos adentrado con la autora Piedad Bonnett. Y mi elección ha sido este ensayo que dedicó a la muerte de su hijo Daniel. Una muerte trágica para todo la familia pero que esperaban desde que diagnosticaron la enfermedad mental a Daniel. 

La escritora tiene una gran entereza al escribir sobre sus sentimientos a lo largo de su vida para sobrellevar tanto la enfermedad, las caídas y el suicidio de su hijo que algunas madres no hubieran podido expresar con mejores palabras. No solo habla de la enfermedad y todas las consecuencias en el entorno familiar y social de su hijo. Como la enfermedad lo fue aislando o ¿fue él mismo por miedo a herir a otros? Pero muestra un chico inteligente que no se rindió con sus estudios. Aunque perdió los ánimos con lo que más le gustaba por no mostrar su interior. 

Me ha gustado mucho que la autora hablara tan claro sobre una enfermedad tan estigmatizada en la sociedad como es la esquizofrenia. Aunque al principio no lo dice claro y se puede llegar a pensar que lo que sufre su hijo es depresión y de hay el desenlace. Pero al ir uniendo las piezas clave que va explicando la autora se entiendo de que enfermedad está hablando. Es duro ver como su hijo, al principio es un chico con muchas ilusiones y poco a poco se va a pagando aunque siempre tiene esa esperanza de querer curarse o ser "normal" intentando estudiar aunque no sea lo que realmente le gusta de corazón. 

Como veis no es una historia fácil ni ligera de leer. Es un libro lleno de sufrimiento y dolor. Pero a mi me ha gustado mucho. Y no es que sea masoca pero la autora describe muy bien las fases de la enfermedad de su hijo. Y sobre todo como lo tratan algunos médicos. Y no son nada competentes. Como esta enfermedad mental está en muchas ocasiones estigmatizada y temida. Y las familias y el propio enfermo tienen que sufrirla en silencio.

Y la parte final, tras la perdida, esa parte del duelo, es muy dura. Pero es una parte muy bonita porque es una parte donde se conoce de otra forma al hijo y los sentimientos de la familia. Y sobre todo se guardan recuerdos de la persona perdida de otra forma dependiendo de la persona. 

En conclusión, es un libro que hace reflexionar sobre muchas cosas. Y sobre todo aprender sobre muchas otras de nuestra sociedad y las enfermedades mentales y las perdidas, cómo las afrontamos cada uno y seguimos después. A mi me ha gustado especialmente por el tema de la psiquiatria. 
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Algunos escritores han abordado, de distintas maneras, aquellas cosas cuya tentativa de mencionar nos hace creer que el lenguaje se queda corto para expresar la profundidad de nuestros sentimientos. Y muchos de ellos manifiestan esta dificultad. Sin embargo, para un escritor resulta natural intentar denominar y describir lo que se queda apelmazado en el centro de nuestro ser.
Para mí, es un libro maravilloso y valiente. Pero, ¿cómo dar por escrito lo que no tiene nombre?

Sobrecogida. Impactada.

Cuando encargué este libro a la biblioteca pública, lo hice pensando que era poesía, y me sorprendió darme cuenta de que era prosa.

Pero es una prosa tan bella y profunda como solo puede serlo aquella que surge de las entrañas de una madre. de almas atormentadas y desgarradas.
Qué placer descubrir lectoras latinoamericanas tan llenas de talento y verdad.

Como dijo la autora citando a otro escritor: "La escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas." Piedad Bonnett en una entrevista dice que su idea al escribir este libro no era sólo la de obtener un consuelo, sino también una demanda al sistema de salud, el estigma por parte de la sociedad sobre temas como las enfermedades mentales y ese silenciamiento que gira alrededor del suicidio. Un libro que nos da a conocer a ese Daniel que como cualquier otra persona tenía sueños, anhelos, buenos y malos momentos.
A mi personalmente, me ha hecho cuestionarme cómo enfrentarse a este tipo de situaciones; como viven las personas que sufren de algún tipo de enfermedad mental, pero también como pueden sobrellevarlo aquellos con quienes conviven.

Nos cuenta la historia de una madre Piedad Bonnett pasado por la pérdida de su hijo de como este camino de la salud mental trascurre en nuestra vida ella nos ha la desde su dolor de Made ya que cuando una esposa pierde a su esposo se vuelve viuda, cuando un hijo pierde a su padre se llama huérfano pero cuando un madre pierde su hijo no tiene nombre

En este libro corto se relata la infinita búsqueda de razones y porqués de la autora con respecto a la pérdida de un hijo que ha decidido quitarse la vida.

Es un desnudo de su alma, de dolor de madre, de sus sentimientos y sufrimiento; simplemente es el refugio que busca en las palabras para inmortalizar a su hijo y volverlo a crear.

Ha sido una lectura dura, que me hizo llorar y poner la piel de gallina. Como lectora pude estremecerme a partir de la reconstrucción que hace una madre de los últimos ocho años de su hijo y la morbosa necesidad de saber qué pasaba por su mente. Trata de entender pues, el mal que lo aqueja documentándose en numerosas fuentes e indagando en su obra un resquicio de motivos, preguntándose posibles fallos en el tratamiento profesional que recibió Daniel en sus momentos más difíciles.

Tuve muchos sentimientos encontrados en esta lectura, pude empatizar con la autora en la preocupación, en la frustración de no poder entender y comprender qué tan profundo era el daño que había en la mente de su hijo. Los presentimientos y la conexión maternal que existirán siempre entre una mamá y su hijo están plasmados en esta obra de una manera profunda y sensible.

Un libro que me partió el alma, que me impresionó de grata manera y que me enseñó que el amor de la madre es absolutamente inapelable, incomparable, desbordado.
Piedad Bonnet ha convertido a su hijo (Daniel) en uno de los grandes personajes de la literatura colombiana, lo inmortalizó de tal forma que pareciera mentira que estuviera muerto.

Es increíble ver como en la medida en la que se adentra en la narración, Bonnet lo hace a uno como lector partícipe de su angustia, de su desazón, de su desesperanza. Uno como lector llega a un punto, en las primeras 10 páginas, en el que empieza a sentirse un poco incómodo con toda esta situación, uno empieza a condolerse, esa es la palabra, uno se conduele, en un país naturalmente indolente uno se conduele. Y acompaña, a través de ese sentimiento, a la madre y a la escritora mordaz del libro en su pérdida y en su profundo, hondísimo, dolor.

"Dani, Dani querido. Me preguntaste alguna vez si te ayudaría a llegar al final. Nunca lo dije en voz alta, pero lo pensé mil veces: sí, te ayudaría, si de ese modo evitaba tu enorme sufrimiento. Y mira, nada pude hacer. Ahora, pues, he tratado de darle a tu vida, a tu muerte y a mi pena un sentido. Otros levantan monumentos, grandes lápidas. Yo he vuelto a parirte, con el mismo dolor, para que vivas un poco más, para que no desaparezcas de la memoria. Y lo he hecho con palabras, porque ellas, que son móviles, que hablan siempre de manera distinta, no petrifican, no hacen las veces de tumba. Son la poca sangre que puedo darte, que puedo darme". 🇨🇴 Piedad Bonnett
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Les dejo la cita más larga hasta ahora. No hay mejor manera de conocer (o re-conocer) este libro que por las palabras de su autora. Perder un hijo es quizás el dolor más grande, y perderlo por un suicidio trae aún más capas al duelo.
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Un dolor que no tiene nombre, narrado por una (¿viuda? ¿huérfana? No) no tiene nombre, fruto de una enfermedad que no tiene nombre. ¿Qué se siente leer el libro? No tiene nombre...
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Creo que no hay mejor manera de expresar y sanar el dolor que a través del arte. Piedad lo hace desde las palabras, y Daniel lo hizo durante su vida a través de la pintura (el perro es una obra suya donde, en mi opinión, es imposible no percibir el dolor). Y uno, como lector, vive tanto el dolor, el duelo, y el amor en cada una de las páginas del libro.
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Les compartí también la dedicatoria de la autora porque es la segunda vez que leo el libro, y no me queda duda de que la memoria de Daniel me durará siempre en el corazón. Los invito a leer este libro, y ser un corazón más recipiente de Daniel 🌊📚🏊🏽‍♀️

La verdad es que antes de empezar este libro mi pensamiento era que no lo iba a poder leer porque me desbordaría el llanto y la emoción, pero tengo que decir que si bien es un libro tremendo, duro, de esos en los que pensas que es imposible ponerte en el lugar de los protagonistas, en ningún momento la autora se toma del golpe bajo, del dedo en la herida para contar lo que quiere transmitir.
Creo que el libro es un homenaje que una madre quiere hacer a un hijo, es un modo de darnos a conocer a este hijo en su plenitud con sus blancos, negros y grises, es una invitación para hablar y reflexionar sobre la salud mental y como la familia/amigos/profesionales se involucran o no en el malestar del que lo padece.
Es un libro tan bien escrito que transmite todo todo todo con una claridad y tantas emociones y sentimientos que no se puede soltar.
Gracias Piedad por este testimonio, por este homenaje, por este libro.

«Por impulsivo que sea el acto y confusos los motivos, cuando al fin una persona decide quitarse la vida ha alcanzado cierta claridad pasajera»

Casi no he leído autores colombianos y mucho menos autoras, quizá por falta de interés o falta de información (o ambas) pero nunca me había tomado la tarea de buscar y ver cual podría llamarme la atención.
Hace un par de meses llegué por casualidad a este libro y sentí que era la oportunidad perfecta para explorar a estos autores/as y juzgar si podría seguir leyéndolos o no.
La temática del libro puede no ser muy llamativa para algunos, no es feliz ni agradable pues habla sobre algo a lo que muchos le temen o que simplemente ignoran:el suicidio.
En este libro Piedad nos relata el suicidio de su hijo y cómo fue para ella afrontar esa situación que tanta incomodidad logró generar en quienes la rodeaban.
Relata de una manera muy personal y maternal los hechos que llevaron a Daniel a terminar con su vida.
Relata, de manera no muy superficial pero tampoco con mucho detalle el trastorno con el que tuvo que cargar su hijo por años y el cual fue causante de dolor físico y mental no sólo para él sino para toda su familia.

Es un libro crudo y doloroso, un libro que relata la realidad que vive alguien con una enfermedad mental y la posibles consecuencias que traerá.
Aunque esta escrito de manera muy bella, no disfraza la verdad, y de una manera extraña y personal te conecta con ese dolor y lo hace sentir tuyo.
Esta lectura me dejó un poco rota, pero se me hace completamente necesaria.
No duden en darle una oportunidad, ha sido de mis mejores lecturas y ha tomado un lugar especial en mí.