Permafrost

La protagonista de “Permafrost” es una mujer de 40 años que siente que no encaja en el mundo. En las reuniones sociales es vista como un elemento extraño, lejano. Tampoco encaja en su propia familia, donde siempre ha sido considerada una decepción. Primero por ser lesbiana, luego por su inhabilidad para conseguir un trabajo estable, más adelante por no ser capaz de proporcionar nietos a su madre.

Este párrafo resume perfectamente estas sensaciones, además de darnos la clave del título de la novela (permafrost es una capa de suelo congelado permanentemente):

“Soy yo, la extraña que todos reconocen, esa que parece de mentira bajo su capa de hierba corta y consistente. Tengo un buen recubrimiento, impermeable como el de los bosques, pero no es mentira, no: la dureza del hielo preserva un mundo habitable, sólo que dormido.”,

Ella también juzga a las personas que tiene a su alrededor, ojo. Considera que la de sus seres cercanos es una vida artificial, una forma de vivir sin vivir realmente, en piloto automático, como vivir desangrados.

Pero aunque ella ha conseguido alejarse de todas esas expectativas sociales que considera que constriñen a los demás, no puede evitar sentir una constante insatisfacción personal. de hecho, no deja de imaginar maneras de suicidarse, y su única vía de escape es el placer carnal. Son muchas las mujeres que pasan por sus sábanas, pero ninguna es capaz de traspasar esa capa de hielo.

El texto de “Permafrost” se siente como cuchillos que te atraviesan sin previo aviso. Pero si algo destaca por encima de todo en esta novela, es la ingente cantidad de metáforas estrafalarias de las que hace uso Eva Baltasar. Sus inesperadas asociaciones de ideas e imágenes pueden parecer chocantes en un principio, pero están muy pensadas.

El resultado es un libro impactante, crudo e incluso algo arisco, y por todo ello no creo que sea del gusto de todos, aunque mi valoración final es positiva y me apetece leer el resto de la trilogía.

Permafrost es el primer tomo de una trilogía que la autora quiso dedicar a 3 mujeres que enfrentan un destino lleno de contradicciones y de dificultades con su género. En un principio este libro, que necesitó 7 meses de escritura, fue una tentativa de terapia para Baltasar, una escritura recomendada por una psicóloga para ordenar elementos de su pasado, pero no es una obra autobiográfica. Es posible que conlleve elementos o ideas vivenciales.

Es un libro de lectura ágil y con un título que no podía ser más adecuado para el libro. Permafrost (o Permagel en catalán) es la capa congelada que (aun) cubre el Gran Norte, y es el abrigo que utiliza la narradora (sin nombre) para aislarse y protegerse de la gente y de las emociones del mundo que la rodea.

Bajo el permafrost de nuestra narradora, que se fisura por momentos, logramos percibir sus sufrimientos y pensamientos, enfrentada a su lesbianismo, a sus cuarenta años y aun sin rumbo, con una alta dosis de culpabilidad a cuestas.

La protagonista es una chica catalana de Barcelona, hipersensible, dotada de una madre dominante y pasablemente sicótica. Es una chica egocéntrica, lesbiana, interesada en arte y literatura, que huye los compromisos y el contacto físico fuera de las relaciones sexuales.

La madre, descolócada, acecha a la protagonista anteponiéndole cada vez la imagen de una hermana menor, casada, madre de dos hijos y con un trabajo a tiempo parcial.

La narradora vive un verdadero vacío existencial después de haber seguido estudios de arte, haber obtenido un diploma, pero ningún trabajo. La idea de la muerte la persigue y ha tratado de organizar su suicidio varias veces.

Hay varios temas candentes en este libro sucinto de 132 páginas (lo bueno si breve, dos veces bueno): las relaciones tóxicas en el seno familiar, el recurso a los fármacos para soportar lo cotidiano, el rechazo a la maternidad, el suicidio programado, las prácticas sexuales.

Un libro original de gran frescura, que denota coraje para abordar temas delicados con humor, desparpajo y una buena escritura.

PERMAFROST

Es la capa de suelo congelado permanentemente —pero no cubierto permanentemente de hielo o nieve— de las regiones muy frías o periglaciares, como la tundra.
Nuestra protagonista lleva esta capa de hielo mientras tiene pensamientos suicidas, se entrega pasionalmente a relaciones sexuales con otras mujeres, e intenta sobrevivir laboral y económicamente.
Es una novela de autoficción, nos cuenta sus reflexiones y vivencias, y Eva Baltasar usa un lenguaje casi lírico, una prosa de poesía incluso para contar lo más crudo.
Tiene escenas con alto nivel erótico narradas, igualmente, con un lenguaje poético.
✍ Eva Baltasar
📖 132 páginas
📚 @randomhouse_es

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Mi primera lectura del 2021 quiso coincidir con un temporal de frío y nieve. Se debieron de escoger mutuamente ❄

Leer Permafrost me ha producido lo mismo que cuándo leí a Eva por primera vez con Boulder. Para empezar debo destacar, impacientemente, el lenguaje poético desde el que nos escribe Eva. Creo que tiene el don de convertir en poesía todo aquello que se proponga describir y de sacar lo poético o lo bello dónde nosotras quizá no veríamos más allá...

La carta de presentación de esta lectura sería: la muerte, el sexo, la familia. O como una mujer puede ir pasando por la vida de puntillas, con pensamientos suicidas pero hay hechos, situaciones, sensaciones, personas y placeres que irremediablemente le empujan a la vida. Es posible que para algunas mentes resulte un relato incómodo porqué es explícito o quizá es que estamos acostumbradas a no nombrar las cosas por su nombre o incluso a no nombrarlas directamente. Este tipo de libros personalmente me ayudan a deshacerme de vergüenzas, tabúes o límites. Necesitamos más lecturas así, no tan dulcificadas o edulcoradas. Lecturas brutas, reales y que te dejen días con un regustillo pero sin saber qué decir o qué pensar, incluso. Eso significará que el dicho “sin pena ni gloria” no va con ellas.

Me hubiera encantado que me gustase este libro, peeeero... no fue el caso😕, porque me desagrada bastante el mensaje que termina dejando la autora. Y encima creo que es totalmente contrario a lo que ella quería transmitir en realidad🤦‍♀️.
Yo creo que Eva Baltasar quería hacer una crítica social, en la que dijera que a pesar de que la mujer posmoderna ha ganado muchas batallas y que ya no debe obligatoriamente cumplir con los roles tradicionales que se nos imponían anteriormente, esa mujer sigue siendo juzgada peyorativamente. Se tolera a regañadientes que  no seamos madres, que no seamos esposas, que seamos lesbianas, pero se sigue creyendo que las que lo hacemos somos todas unas locas.
El tema es que para decir esto elige a la protagonista con peor actitud en la historia de la literatura: está bien, la juzga la mami🙄, cree que es un desastre. Pero es que sí es un desastre! Lo único que hace es pensar en sexo o en suicidarse y está insatisfecha hasta con las cosas con las que debería ser feliz.
Encima, dado el desarrollo del libro, Eva Baltasar termina, sin querer queriendo, diciendo lo siguiente: " las mujeres  posmodernas ganaron tanta libertad que ya no saben que hacer con ella"🤦‍♀️. Peor aún, transmite la idea, sumamente negativa, de que como ya no tenemos verdaderas batallas que librar, nos sobra el tiempo y ese mismo tiempo solo lo empleamos en pensar  estupideces como quitarnos la vida cada dos minutos🤦‍♀️.
Y ya que estamos, pareciera que la autora dice: " saben que? Las mujeres ahora están demasiado despreocupadas. Deberían volver a mandarnos a la cocina, volver a cagarnos un poco a palos y volver a embarazarnos de prepo para que estemos entretenidas y que no nos sobre el tiempo para pensar idioteces"🤦‍♀️🙄😒
A mi me gustaria transmitir la idea de que las mujeres pueden ser felices aunque no se casen,  no tengan hijos...simplemente porque ahora hemos ganado mayor poder de elección. Y poder elegir tu destino es por si solo, un motivo de felicidad. Seamos hombres o mujeres.

P.d: este libro me recordó a " la campana de cristal", en el que la protagonista intenta matarse varias veces. La cuestión es que ahí, Esther se sentía realmente presionada porque era una chica prometedora que estaba en el momento justo de elegir su futuro. Si lo hacía mal, si se equivocaba, seria juzgada y rechazada. Ella realmente se sentía sin aire, aplastada bajo una campana en la que era sometida al escrutinio publico.

Leído en 2022
Reseña repescada para Babelio

Llegué a este libro con los cinco sentidos, con ansias de disfrutarlo, y a pesar de que me costó entrar por estar escrito de forma muy retórica, y metafóricamente en exceso, me gustó lo que me proponía la autora:
Mujer joven, liberal, independiente, sexualmente liberada, feminista, su relación con sus padres, con su hermana, con sus amantes.....
Todo muy bien contado en una inteligente primera persona , nos hace confidentes de sus pensamientos y cavilaciones, de sus dudas, preocupaciones, sus detalles amorosos, nos lleva por sus vicisitudes existenciales, para derivar en lo más importante : sus deseos suicidas.
Y digo importante porque parece una circunstancia lo suficiente potente para alarmarnos y abrir los ojos a ver que pasa.....
Y resulta que no; está metido con calzador en el texto, como si la autora tuviera la idea inicial: "la protagonista se quiere suicidar", pero no consigue hilarlo con el resto de lo que nos cuenta, convirtiéndolo en una frivolidad.
No termino de entender el porqué de su actitud, ni consigo empatizar con ella.
Es claramente una crítica a la sociedad, y un reclamo a la diferencia, a la libertad del individuo para hacer lo que le venga en gana, incluido el no querer vivir, pero lo cuenta de tal manera, que acaba dando igual.
Los tramos sobre las relaciones de la protagonista con su entorno, sus conflictos mas mundanos, y sus escarceos sexuales están muy bien, pero todo en conjunto no termina de armonizar.
Este Permafrost, junto a Boulder, y Mamut de Eva Baltasar conforman un triptico sobre vida, deseos, conflictos, en femenino.

De momento el primero.... asi, así....😏 Claro que es una primera novela , ya los otros dos si por casualidad me cayeran de regalo no diría que no a su lectura 🙄, porque por voluntad propia va a ser que no.

En esta historia nos encontramos ante el retrato del universo interior de una mujer hipersensible, independiente, un espíritu creativo amante de la cultura, del arte, que huye del compromiso y está experimentando un inmenso vacío existencial. Un universo interior, en definitiva, atormentado, en el que se alterna el pasado con el presente, fragmentado en momentos siempre envueltos en una fría coraza que impide el contacto con el exterior, del que voluntariamente se aísla. Desde esa fría coraza metafórica, que da título al libro, la protagonista sin nombre se enfrenta a temas incómodos, temas como la posibilidad del suicidio, la muerte contrapuesta al deseo de vivir, el rechazo a la maternidad castradora, las relaciones tóxicas en...

Leer la reseña completa en:
Enlace: https://librosmagazine.wordp..

"Viva aún desprendo cierto calor, me imagino blandísima por dentro. Por fuera lo soy más de lo que creo, casi un producto de pastelería, un objeto de cera tibia barnizado, atractivo como una primera línea. Cada célula se reproduce, ajena a mí, y a la vez me reproduce, me convierte en una entidad debida. Si todas esas partes microscópicas dejasen de trabajar, aunque fuera un segundo…"


La protagonista y narradora de esta historia nos cuenta, a modo de diario y rememorando varias etapas de su vida, la relación que mantiene con su propia vida y cuerpo, con las mujeres que en algún momento fueron sus amantes, con una hermana tanto o más inestable mentalmente que ella y con una madre controladora.

Esta narradora, de la que nunca llegamos a conocer el nombre, es una mujer con escasas habilidades sociales, introvertida, lesbiana, con tendencias suicidas y muy vinculada al mundo del arte y la literatura.

"El sexo me aleja de la muerte. Aún así no me acerca a la vida."

Toda la novela gira en torno a esa necesidad que la protagonista tiene de quitarse la vida, la idea recurrente del suicidio convertido en intención y fantasía, a su sensación de no encajar en este mundo pero al mismo tiempo tampoco dejarse influir por él, su "idilio con la muerte", y por otro lado su manera de aferrarse a la vida, de experimentar la intensidad de la misma a través del sexo y el placer, ya sea con otras mujeres o en solitario.

Tengo sentimientos encontrados con esta lectura. Me parece un libro valiente que habla de temas tabús de los que no se suele hablar: El sexo lésbico, el suicidio, la masturbación, las medicaciones para los trastornos mentales, las relaciones tóxicas dentro de la familia... y esto siempre es interesante. Por otro lado la narración -muy poética e intimista- es algo que me gusta, pero creo que en ocasiones abusa del estilo y más que prosa poética lo convierte en poesía en prosa, y no digo que eso esté mal, pero no es lo esperado. También, en ocasiones, abusa de un lenguaje demasiado rebuscado, lo que me provocaba frenadas en seco (para releer y entender o para buscar el significado de las palabras y darle sentido a lo leído) que me sacaban de la lectura y me fastidiaba, porque es una lectura que invita a leer sin descanso y atrapa bastante.

Creo que esta obra podría encuadrarse dentro de la metaficción, cosa que al principio me descolocó un poco pero a la que acabé cogiéndole el gusto y reconozco que este aspecto está muy bien llevado. Es un texto inteligente y sensible, con toques de humor negro que desdramatiza bastante algunas situaciones, pero que no ha acabado de enamorarme.

Es posible que las expectativas con las que empecé a leerlo -después de llevar casi dos años oyendo hablar maravillas de él- hayan influido en mi manera de verlo y senirlo. Quizá la propia protagonista, esa manera de aislarse y enfrentarse al mundo, ese "permafrost" tan apropiado del título, hayan impedido que empatice con ella y por lo tanto no me haya permitido entrar en la historia como ésta merecía. También puede ser que no fuera mi momento para este libro. Tampoco el final me ha parecido bueno: un golpe de efecto que no creo que haya conseguido cumplir su cometido, y yo soy mucho de finales y un mal final (como uno bueno) pueden cambiar de un plumazo mi opinión general del libro. No lo sé... pero el caso es que, a pesar de haberme gustado mucho, hay algo que no me deja ponerlo al nivel que he oído/leído; lo cual no impide que lo recomiende, ya que me parece una lectura intensa e interesante.

Me gusta cuándo empiezo un libro y no puedo dejarlo.Esto me pasó con este, la escritora narra de manera magistral las relaciones personales y las vivencias de la protagonista. de una manera muy poética nos hace pensar en las cosas que importan y como a veces nos podemos sentir incomprendidos en este extraño mundo.

No sé cómo se habla de un libro que has sentido llegar muy adentro. Partiendo de esta premisa, voy a intentarlo.

La protagonista, que nos habla siempre desde el yo, es una mujer de nombre desconocido falible, humana, con tantos defectos que corre el riesgo de caernos muy mal. Sin embargo, a mí me ha caído muy bien, he empatizado con ella hasta ese punto en que duele. Así, este librito de Eva Baltasar se ha convertido en una de las lecturas de 2020.
Esta protagonista, por su frialdad, parece que nos habla desde el no-sentimiento, entonces, ¿qué la lleva a hacer lo que se nos sugiere que hace en el primer capítulo? ¿Es precisamente la carencia de sentimientos? No creo que no sienta, simplemente, no estamos acostumbrados a que se nos hable tan directamente de estos sentimientos, que muchas veces se esconden o se maquillan, porque parece que no están bien. ¡Cómo si lo de sentir pudiera elegirse! (Y si no lo creéis así, mirad lo que le dice Isabel Pantoja a su hijo en la última entrevista de este en Sálvame Deluxe, yo aún estoy flipando). Y, además, se habla de ello con una belleza poética incomparable.

Me reitero, al top de lecturas de este año. Eva Baltasar, qué ganas de seguir descubriéndote.