Lo que niego es que, con regla general, pueda imponerse la superioridad de un sexo, y que ambos demuestran igual aptitud para todo aquello que está basado en la elegancia y el buen gusto.
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Lo que niego es que, con regla general, pueda imponerse la superioridad de un sexo, y que ambos demuestran igual aptitud para todo aquello que está basado en la elegancia y el buen gusto.
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La persona, ya sea dama o caballero, a la que no agrade una buena novela, ha de ser estúpida hasta los límites de lo soportable.
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No hay nada en el mundo que sea capaz de hacer si de ayudar a las personas por quienes siento cariño se trata. Te aseguro que no soy de las que quieren a medias. Mis sentimientos siempre son profundos y arraigados.
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Puede que no tengamos corazón, pero tenemos ojos, y éstos nos bastan para atormentarnos.
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La amistad es sin duda el mejor bálsamo para los dolores de la decepción amorosa.
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Una autora y hermana mía en las letras ha descrito de manera prodigiosa las ventajas que tiene para la mujer el ser bella y tonta al mismo tiempo, de modo, pues, que sólo resta añadir, en disculpa de los hombres, que si para la mayoría de éstos la imbecilidad femenina constituye un encanto adicional, hay algunos tan bien informados y razonables de por sí que no desean para la mujer nada mejor que la ignorancia.
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—Si ese caballero no se hubiera marchado —dijo— yo habría acabado por perder completamente la paciencia. No puedo tolerar que se reclame de ese modo la atención de mi pareja. En el momento de decidirnos a bailar juntos contraemos la obligación de sernos mutuamente agradables por determinado espacio de tiempo, en el transcurso del cual debemos dedicarnos el uno al otro todas las amabilidades que seamos capaces de imaginar. Si alguna persona de fuera llama la atención de uno de nosotros, perjudicará los derechos del otro. Para mí el baile es equiparable al matrimonio (…) Imagino que no tendrá usted inconveniente en reconocer que tanto en el baile como en el matrimonio corresponde al hombre el derecho de elegir, ya la mujer únicamente el de negarse; que en ambos casos l hombre y la mujer contraen compromiso para bien mutuo y que una vez hecho esto los contratantes se pertenecen hasta que no quede disuelto el contrato. Además, es deber de los dos procurar que por ningún motivo su compañero lamente el haber contraído dicha obligación, y que interesa por igual a ambos no distraer su imaginación con el recuerdo de perfecciones ajenas ni con la creencia de que habría sido mejor elegir a otra pareja. + Leer más |
Jane Austen (16 de diciembre de 1775-18 de julio de 1817) fue una novelista británica que vivió durante la