La abadía de Northanger

Vine al baile única y exclusivamente por disfrutar su compañía, y hasta, si no recuerdo mal, la comprometí para este baile el lunes pasado. Sí, ahora recuerdo que hablamos de ello en el vestíbulo, mientras esperaba usted que trajera su abrigo. Después que yo les hubiese anunciado a todas mis amistades que iba a baila con la chica más bonita del salón se presenta usted a bailar con otro.
Me ha puesto en ridículo y ahora seré el hazme reír de todos

Mi querida Catherine, de quién pretenda robarte el corazón.

El encuentro se había acordado de antemano, y como Isabella llegó al menos cinco minutos antes que su amiga, su primera reacción al ver esta fue:
—Querida Catherine, ¿cómo llegas tan tarde? Llevo esperándote un siglo

—¿Me permite que le diga que debería escribir?
—Si lo desea..
—Pues esto: «Baile con un joven muy agradable, que me fue presentado por Mr. King: sostuve con el una larga conversación, en el curso de la cual puede convencerme de que estaba tratando con un hombre de extraordinario talento. Me encantaría conocerlos más a fondo» Eso, señorita, es lo que quisiera que escribiera usted.

Había ido a Bath para ser feliz, y ya lo era.

Cuando una joven nace para ser protagonista de una historia de amor no puede oponerse a su destino.

Los hombres creen que nosotras las mujeres somos incapaces de sentir verdadera amistad las unas por las otras, y me he propuesto demostrarles lo contrario.

Cuando el corazón siente un verdadero afecto, poco agradan las atenciones de otro hombre. Todo es tan insípido, tan poco interesante, si no se relaciona con el ser amado

La persona, ya sea un caballero o una dama, que no encuentre placer en una buena novela, debe ser intolerablemente estúpido.

“El estar bien informado nos impide alimentar la vanidad ajena, lo cual el buen sentido aconseja evitar.”