Me eché a llorar sin control, y ese torrente de lágrimas me fue lavando por dentro hasta que no quedó nada del rencor y la culpa y los malos recuerdos. Desde entonces, el espíritu de mi madre me ronda con paso liviano.
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Me eché a llorar sin control, y ese torrente de lágrimas me fue lavando por dentro hasta que no quedó nada del rencor y la culpa y los malos recuerdos. Desde entonces, el espíritu de mi madre me ronda con paso liviano.
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El cariño de cultiva, hay que regarlo como a una planta, pero nosotros dejamos que se secara.
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El viaje de la vida se hace de largos trechos tediosos, paso a paso, día a día, sin que suceda nada impactante, pero la memoria se hace con los acontecimientos inesperados que marcan el trayecto. Esos son los que vale la pena narrar.
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Habíamos hecho voto ante Dios y la sociedad de amarnos y respetarnos hasta la muerte. Eso es mucho tiempo.
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Según el poema de Antonio Machado, «no hay camino, se hace el camino al andar», pero en mi caso no hice camino, sino que he transitado dando tumbos por senderos angostos y tortuosos que a menudo se borraban y desaparecían en la espesura.
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Lo único que quiero es cerrar los ojos y dejar de existir, disolverme en el vacío, como la niebla del amanecer.
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… que le iba a dar tanto y tanto amor que a él le iba a sobrar para regalar a otros.
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¿Por qué muere el amor? Me lo he preguntado muchas veces.
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El cariño se cultiva, Camilo, hay que regarlo como a una planta, pero nosotros dejamos que se secara.
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Muchos años más tarde, en su vejez, Josephine Taylor me contaría que esta tarde Teresa y ella sellaron una amistad que habría de transformar su vida. Su única experiencia sexual habían sido las violaciones y golpes de aquel militar británico en su adolescencia, que le dejaron marcas en el cuerpo y la memoria, y un rechazo profundo a toda forma de intimidad física. La idea del placer sexual le resultaba inconcebible, y tal vez por eso no supo interpretar las atenciones de José Antonio. Con Teresa descubrió el amor y puede cultivar de a poco su sensualidad, cuya existencia no sospechaba. A los 31, era de una inocencia inusitada
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¿En qué época está ambientada la obra?