Una novela aclamada por todos y que deja el listón muy alto para su autora, que, no me cabe duda, sabrá mantenerlo porque se le ve una cabeza muy capaz. Destaca en primer lugar el uso del lenguaje, un dialecto en estado puro, adaptado a la edad de la protagonista y que de tan elaborado casi parece una dimensión más de la obra, como puede ser el espacio, el tiempo, el narrador o los personajes. Es una historia para la oralidad que funciona muy bien si se lee en voz alta. O, más bien, casi necesita ser leída así, a veces incluso a gritos. El libro se sitúa en esa época tan fotogénica para un personaje, la de los ritos de paso de la infancia a la adolescencia. Gira en torno a una gran amistad convertida en primer amor contada en primera persona con tanto desgarro como ternura. En casi todos los capítulos, el lector se sonríe, lo quiera o no, por las ocurrencias de la protagonista y su estilo narrativo. Una historia de mujeres porque apenas hay personajes masculinos o masculinizados, ya ellas se bastan. Es más, al amigo Juan lo llaman Juanita. Los otros casi son colectivos o roles y no personajes propiamente dicho: los kinkis, el padre, etc. El otro aspecto en el que la autora consigue sorprendernos es esa forma especial de mostrar y no contar. Conocemos la pobreza de la protagonista (y, sin embargo, no su nombre, no hace falta) por detalles como lo larga que es la lista de compra fiada de su abuela. Imaginamos en qué isla están por el volcán. Se nos presenta un Tenerife actual dependiente por completo del turismo, y los personajes en la bruma, como seres del inframundo, atrapados entre las nubes y los helechos y rodeados de tanta porquería que Isora llama «shit» a su amiga. de no ser por el mésinye o los Pokemon, creería estar en una novela costumbrista de la primera mitad del siglo XX. Nunca antes nos habían mostrado a las islas Canarias de esa manera, con tanta suciedad y un mundo rural, nunca mejor dicho, aislado y tan parecido a la Galicia profunda, la Castilla oscura, la Andalucía polvorienta. Por último, aunque me encanta la portada, me condicionó un poco la imaginación a la hora de dibujar yo misma a las niñas. Hubiese preferido verlas yo misma bajo mi propio prisma. + Leer más |