La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Ya se han destruido demasiadas cosas en nombre de la libertad, y nada nos hace más libres que la capacidad de crear arte.
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Ya se han destruido demasiadas cosas en nombre de la libertad, y nada nos hace más libres que la capacidad de crear arte.
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
— He sido un esclavo durante estos dos años de aquel beso que te di — susurró sin dejar de sujetarle la cara —. Nada más que uno y, aún así, cambió mi vida por completo.
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La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Porque, cuando alguien ha descubierto lo peor de ti, cada palabra parece resonar en tus oídos como una amenaza.
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Hojas de dedalera de Victoria Álvarez
Desde que te vi supe que tendría que esperar a la eternidad del Asfódelo para encontrarme con la única persona que he sido capaz de querer… el amor de mi vida y de mi muerte...
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El sabor de tus heridas de Victoria Álvarez
-Estoy de una pieza -la tranquilizó Lionel, acariciándole la espalda-. Somos unos huesos duros de roes, lo sabes de sobra. Hemos sobrevivido al desierto, a una banshee, al Mississipi... ¿Cómo va a acabar con nosotros algo tan prosaico como un pistolero?
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
En cierto modo somos como pájaros de mal agüero: solo aparecemos cuando se avecina lo peor y, en cuanto la tormenta ha pasado, nos esfumamos sin que nadie nos eche de menos.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Siempre viajando de un lugar a otro como portadores de malas nuevas, siempre preguntándose a quién tendrán que ver morir a continuación.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Nos pasamos la vida postergando para más adelante lo que querríamos hacer, engañándonos a nosotros mismos con "éste no es el momento adecuado" o "mejor en otra ocasión"
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La ciudad de las sombras de Victoria Álvarez
Los arqueólogos consagramos nuestras vidas a desentrañar mitos. Habría que ser realmente estúpido para dejarse convertir en uno.
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La ciudad de las sombras de Victoria Álvarez
Esa ciudad está maldita, y todos los que se acercan a ella también. Hay maldad en cada una de sus piedras, en cada sombra...
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Contra la fuerza del viento de Victoria Álvarez
-¿Tan cegado puede estar un hombre por la lujuria? ¿Qué hay de lo que le hice en el Valle de los Reinos? ¿Que hay de Carmilla, de la princesa Meresamenti, del espejo que le robé? -Me dan exactamente igual -le aseguró Lionel a media voz-. Ninguna de sus maldades hará que deje de estar hambriento de usted. Por retorcida que sea, por mucho que disfrute haciéndome sufrir..., la deseo más de lo que nunca he deseado a una mujer. |
La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
La casa se alzaba sobre el acantilado, tan cerca de la pendiente golpeada por el Atlántico que daba la sensación de estar planteándose seriamente el suicidio.
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La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Nos pasamos la vida postergando para más adelante lo que querríamos hacer, engañándonos a nosotros mismos con «este no es el momento adecuado», o «mejor en otra ocasión» ...
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El sabor de tus heridas de Victoria Álvarez
El sabor de tus heridas está tan llenos de sentimientos, acción y momentos que os sacarán una sonrisa como los libros anteriores. Está claro que la autora tiene un don para atraparnos entre sus páginas, invitándonos a querer leer un capítulo más (quien dice uno, dice cuatro... o seis), para hacernos sufrir y morir de amor al mismo tiempo. Esto es como una montaña rusa de emociones y tensión. emos a un Lionel al borde del colapso, un Oliver dispuesto a todo con tal de recuperar a su hija y una Dora mucho más fiel a sí misma. Tampoco podemos olvidarnos del bueno de Alexander, siempre al pie del cañón por sus amigos. ¿Y que sería del trío fantástico sin Verónica? Esta chica es genial, nunca sabes por dónde va a salir y no tiene ningún reparo en decir las cosas a la cara y como son. Por supuesto, también vemos caras nuevas en esta entrega. Como no podía ser de otra forma, los personajes están muy bien construidos. Cada uno tiene una personalidad muy bien definida y una voz propia. El estilo de la autora es simplemente impecable. Un lenguaje muy bonito, rico, bien construido, cercano, y cargado de ironía y de mil matices. Vamos, que te puedes imaginar perfectamente el tono y la cara con la que habla cada personaje. Las descripciones están muy bien detalladas y no se extienden en exceso, solo lo justo y necesario para que nos imaginemos la escena a la perfección. + Leer más |
Silverville de Victoria Álvarez
Todos hemos oído hablar de alguien que consiguió una propiedad en el Oeste con una mano afortunada, pero nadie se acuerda del pobre diablo que la perdió, ni de su familia.
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Silverville de Victoria Álvarez
Siempre esa espantosa obsesión por la plata. Se lo he dicho miles de veces, Sullivan —y lo señalo con un dedo— esto nos acabará arrastrando al infierno.
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Silverville de Victoria Álvarez
Una encrucijada no sirve de nada cuando no te permite avanzar más que en una dirección.
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Las Eternas de Victoria Álvarez
Mario no tardó en comprender que acabaría sabiendo más cosas de los Montalbano de lo que le hubiera gustado. La llegada del otoño trajo consigo toda clase de rumores sobre los forasteros que se instalarían en la orilla de enfrente. Los vecinos parecían estar de acuerdo en que aquella noticia, sobre todo teniendo en cuenta la supuesta fama de la que gozaban sus productos, caería como una bomba en casa de los Corsini, y tomaron la decisión de dirigirse a Mario y a Andrea en un tono de voz tan susurrante que casi hacía pensar que se había muerto alguien.
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Las Eternas de Victoria Álvarez
—Todos tenemos nuestros secretos —aseguró Silvana mientras se encogía ligeramente de hombros—. Todos, absolutamente todos. Lo que sucede es que los de algunas personas son más escalofriantes de lo que puedan imaginar los demás. —Dudó un momento antes de añadir, colocando un dedo sobre la nariz de Mario—: Y ahora que te lo he contado todo creo que podrías explicarme, por ejemplo, cómo te rompiste esto, y por culpa de quien.
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Hojas de dedalera de Victoria Álvarez
Descendió los últimos escalones de un salto, sin hacer más ruido que un gato, y ya estaba a punto de acercarse al mausoleo, cuando lo vio. Y comprendió que las novelas que Heather leía por las noches no mentían: el tiempo se detuvo de repente para que Annabel Lovelace pudiera atesorar aquel recuerdo en su memoria para siempre, el momento en que sus pupilas de niña se encontraron con la imagen que perseguiría durante el resto de su vida.
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¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?