El sabor de tus heridas de Victoria Álvarez
Nunca dejarán de fascinarme los esfuerzos que hacen los hombres por acercarse a la divinidad. Alguien debería explicarles que lo más sensato que podrían hacer sería huir de las cosas eternas.
|
El sabor de tus heridas de Victoria Álvarez
Nunca dejarán de fascinarme los esfuerzos que hacen los hombres por acercarse a la divinidad. Alguien debería explicarles que lo más sensato que podrían hacer sería huir de las cosas eternas.
|
La conjura de Aramat de Victoria Álvarez
Es curioso lo que ocurre con los corazones humanos: parecen tan frágiles como pompas de jabón, pero sus esquirlas pesan en la conciencia como el plomo.
|
Contra la fuerza del viento de Victoria Álvarez
Como el Perséfone, también ellos habían tratado de luchar contra la fuerza del viento empeñado en separarlos. Y como el Perséfone, también ellos habían fracasado.
|
Contra la fuerza del viento de Victoria Álvarez
Son ustedes demasiado jóvenes para comprenderlo, pero las pasiones de las que se habla en las novelas, los amores eternos… existen, aunque son tan escasos como los tesoros hundidos en el mar. Y por eso tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas cuando los encontramos para ser dignos de ellos.
|
La conjura de Aramat de Victoria Álvarez
Las represalias son necesarias, niña mía -respondió Aldashir por ella-, incluso cuando nos parten el corazón.
|
La conjura de Aramat de Victoria Álvarez
—Los nombres son mucho más importantes de lo que creéis, niña —respondió la criatura—. Nada existe realmente hasta que el universo aprende a describirlo… El día que entiendas el poder que poseen las palabras, incluso el mío te parecerá insignificante.
|
La conjura de Aramat de Victoria Álvarez
«Pero nada de lo que ahora poseemos habría existido sin ella». El Harén seguiría siendo el coto de caza privado de su padre, una jaula de oro en la que no habría una sola guardiana, demiurga ni artífice practicando sus artes… porque tampoco habría una sola mujer a la que los demás consideran algo más que un pedazo de carne.
|
La conjura de Aramat de Victoria Álvarez
Puede que se avecine una guerra. Una que ni siquiera Marjannah, con toda su astucia y poder, sea capaz de ganar.
|
Contra la fuerza del viento de Victoria Álvarez
Cuando dio el primer mordisco y sintió que la crema que había dentro del bombón le inundaba la boca, y las criadas le enjuagaron el pelo con agua caliente y la sacaron de la bañera para envolverla en una toalla esponjosa y suave, pensó por primera vez que podría acostumbrarse a todo aquello. Que no seguiría cuestionándose el por qué de aquellos placeres mientras los pudiera tener al alcance de la mano...
|
Tu nombre después de la lluvia de Victoria Álvarez
Sabes que esta tormenta no durará para siempre, como tampoco la necesidad de ocultar lo que sucede entre nosotros. Cuando pronuncie tu nombre después de la lluvia tendrá una sonoridad especial…, como si todos estos años hubiera anidado entre mis labios esperando a ser proclamado en voz alta.
|
La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
La muerte nunca es un comienzo, porque la vida nunca es un cuento de hadas. La muerte no es más que un cañón negro que escupe humo y una lluvia de casquillos de bala sobre el suelo.
|
La Costa de Alabastro de Victoria Álvarez
Nos pasamos la vida postergando para más adelante lo que querríamos hacer, engañándonos a nosotros mismos con «este no es el momento adecuado» o «mejor en otra ocasión».
|
Tu nombre después de la lluvia de Victoria Álvarez
La vida no es más que una sucesión de pequeñas pausas delante de las encrucijadas que se nos van presentando. Escoger el camino de la derecha o el de la izquierda tal vez cambiará el resto de nuestra existencia, aunque no podremos conocer las consecuencias de nuestra elección hasta que sea dema siado tarde para retroceder.
|
Tu nombre después de la lluvia de Victoria Álvarez
Sus ropajes negros las hacían destaca sobre el muro de la iglesia como una pareja de cuervos que se hubiera posado en una rama glaseada de nieve.
|
La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Querida, nunca conseguirás gustarle a todo el mundo, ni en París ni en tu ciudad natal. La opinión de un desconocido debería traerte sin cuidado.
|
La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Estaba tan acostumbrada a desconfiar de los farengi por el mero hecho de serlo que había tardado en pensar en ellos como auténticos seres humanos.
|
La voz de Amunet de Victoria Álvarez
[...] No tienes..., ¿no tienes miedo de lo que ahora soy capaz de hacer?
|
La voz de Amunet de Victoria Álvarez
[...] Le rodeó la cintura para atraerá más hacia sí —. Te quiero a ti —susurró contra sus labios.
|
La voz de Amunet de Victoria Álvarez
Lo peor de los espejismos no es que sean incapaces de saciar nuestra sed o de brindarnos un poco se sombra, sino la crueldad con la que a iban nuestras esperanzas.
|
|
¿A quien baila Raquel en la fiesta en la casa de los hidalgo?