Las Eternas de Victoria Álvarez
—Todos tenemos nuestros secretos —aseguró Silvana mientras se encogía ligeramente de hombros—. Todos, absolutamente todos. Lo que sucede es que los de algunas personas son más escalofriantes de lo que puedan imaginar los demás. —Dudó un momento antes de añadir, colocando un dedo sobre la nariz de Mario—: Y ahora que te lo he contado todo creo que podrías explicarme, por ejemplo, cómo te rompiste esto, y por culpa de quien.
|