Un saco de huesos de Stephen King
Su boca se movió. Oí los sonidos, pero las palabras sonaban demasiado lejanas para entenderlas. Estaba allí mismo, pero podía haber estado gritando desde el otro lado de un ancho barranco. Aun así, la entendí. Leí sus labios, si preferís lo racional, o su mente, si preferís lo romántico. Yo prefiero lo segundo. El matrimonio también es una zona que está del otro lado de los limites de la realidad, ya se sabe.
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