Dónde estás, mundo bello de
Sally Rooney
[...] no hay límites o convenciones que constriñan nuestra relación. Lo que la hace distinta, en otras palabras, no somos ni él ni yo, ni ninguna cualidad personal particular que poseamos, ni siquiera la combinación concreta de nuestras personalidades individuales, sino el método por el que nos relacionamos el uno con el otro; o la ausencia de método. Puede que al final acabemos por salir el uno de la vida del otro, o que nos hagamos amigos, o alguna otra cosa. Pero pase lo que pase, al menos será el resultado de este experimento, que a veces da la impresión de que va fatal, y otras parece la única clase de relación que valdría la pena tener.