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Se trata de un texto de unas 200 páginas en las que cuenta la vida de un catedrático de Filosofía que es una suerte de alter ego del autor.
Enlace: https://www.telam.com.ar/not.. |
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Se trata de un texto de unas 200 páginas en las que cuenta la vida de un catedrático de Filosofía que es una suerte de alter ego del autor.
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Baumgartner es la nueva ficción del autor de "La música del azar". Vuelve a la novela tras seis años y luego de atravesar un tratamiento oncológico.
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Siempre es un gusto leer a Paul Auster, aunque este sea su último libro. Me ha gustado por su delicadeza, por su manera de escribir y por su fluidez. Nos deja un buen legado de buena literatura. Para disfrutar completamente de su lectura. Lo recomiendo.
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** Tenía escrita esta reseña desde hace dos semanas a la espera de realizar una foto para publicarla. No me imaginaba lo que iba a ocurrir con el autor tan solo unos días después. Dejo aquí escrita tal cual la reseña que tenía preparada, pero me duele ahora releer las últimas palabras que escribí. ¡Buen viaje Auster! Nos dejas unos libros maravillosos para leer y releer. ** No se si será mi novela favorita de Auster, pero lo ha rozado. Baumgartner ha sido uno de esos libros que ha dejado huella en mi mente y de los que más he han hecho reflexionar sobre el paso del tiempo. El protagonista, Sy Baumgartner, es un escritor viudo que se sitúa ya en la séptima década de su vida. Aún no ha superado del todo la trágica pérdida de su amada esposa, Anna, tras haber fallecido en un trágico accidente en la playa hace diez años, una pérdida que lo dejó y aún lo mantiene aturdido. A través de los ojos de Sy, Auster nos sumerge en una profunda reflexión sobre el pasado, presente y el futuro ya algo limitado para el protagonista. Consciente de su avanzada edad, en la que anda ya algo torpe, como se ve en el comienzo de la novela donde una serie de pequeños accidentes domésticos le llevan a realizar un viaje por los recuerdos de su pasado. A medida que Sy se enfrenta a los desafíos de la vejez, experimenta una mezcla de nostalgia por los momentos vividos junto a su esposa, sin embargo, encuentra consuelo en la posibilidad de mantener viva la memoria de Anna a través de sus recuerdos y de la publicación de sus poemas, un acto que le brinda un nuevo propósito en la vida. La novela nos muestra la importancia de apreciar cada momento y no posponer la búsqueda de la felicidad. Sy encuentra alegría en los pequeños detalles de la vida que le dan fuerzas para seguir adelante y aborda una incansable búsqueda de pequeñas píldoras de felicidad en el día a día como es pedir libros que realmente no necesita para disfrutar del pequeño saludo e intercambio de palabras con la mujer que reparte los paquetes. O el hecho de que una estudiante de posgrado expresa interés en los escritos de Anna, y le pregunta si podría tener acceso a todos los artículos de su esposa para realizar investigaciones. Esto le da a Sy un nuevo interés, una nueva chispa y una forma de mantener viva a su esposa para las generaciones futuras. Tener un nuevo motivo por el que vivir, una razón para seguir adelante. Nuevos propósitos, más vida. Hay una melancolía, aunque esperanzadora, palpable a lo largo de toda la novela, recordándonos lo efímera que es a veces la vida. Como deja de manifiesto Auster en este libro, en cualquier momento puede darte un giro repentino. Me ha recordado mucho al libro que tan marcado me dejó de Didion, «El año del pensamiento mágico», hace una símil reflexión de lo frágil que a veces este mundo. Auster deja bien presente la importancia de vivir plenamente, de encontrar significado en nuestras experiencias, de la aleatoriedad de nuestras elecciones y de mantener viva la memoria de aquellos que amamos. Sy Baumgartner podría decirse que es el alter ego de Auster. Me he imaginado muchas veces al personaje como si fuese el propio autor. Escritor, con multitud de novelas a sus espaldas, en una edad ya avanzada y luchando todo lo que puede por la vida, diagnosticado hace no mucho de cáncer. Auster, más libros, más vida, por favor. Enlace: https://www.mrwonderbook.com.. + Leer más |
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Baumgartner de Paul Auster (1947- 2024) ¿Cómo llegué a este libro? Paul Auster murió el 30 de abril y esta fue su última novela publicada en España. Aunque es un autor que tenía abandonado, no quise dejarla pasar. El protagonista y narrador es el señor Baumgartner, escritor y profesor universitario que vive en Nueva Jersey. La novela empieza en 2018, cuando tiene 71 años. Conoció a Anna en 1968, siendo ambos estudiantes en Nueva York… pasaron 40 años juntos, hasta que ella falleció en un accidente. Su tristeza, su añoranza, la pérdida del amor de su vida, sus recuerdos, sus poemas, sus cartas, su libro, su ropa, sus cajones… conviven con él en casa. Durante la narración, vamos descubriendo datos físicos y sentimentales de cada uno de ellos. La altura, lo que les gustaba, como trabajaban, su noviazgo, la relación con sus padres, vivir juntos para siempre, su diferencia de edad, cuerpo de nadadora, pasados familiares, Ana niña mimada, el deseo de ser poetisa, la universidad, los sacrificios de sus padres, sus infancias, la muerte de su padre… Lleva 10 años sin Anna y varias personas se van cruzando en su vida: Rosita, la limpiadora. Molly, la repartidora de paquetes de UPS, que lleva entregándole libros desde hace 5 años y que nunca leerá. El empleado de leer el contador del gas, al que en su primer día de trabajo le tocó ir a su casa y desde entonces son amigos. Judith, la profesora de fotografía y compañera, a la que propuso matrimonio y prefirió seguir viviendo libre, y la estudiante que quiere escribir su tesis sobre Ana. Reseña completa y opinión personal en el blog: Enlace: https://www.cruzromon.com/ba.. + Leer más |
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La vida puede contener giros inesperados que no se atienen a ninguna de las estrategias que habíamos previsto. Por mucho que la vida nos sonría, por muy planificada que la tengamos o por muy estable que sea nuestra situación, todo puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, poniendo nuestro mundo patas arriba y derrumbando todos los puentes que habíamos construido, por muy sólidos que fueran sus cimientos. Esto es lo que le ocurre a S.T. Baumgartner, el protagonista de esta novela, después de perder a su mujer en un trágico accidente. Sumido en la oscuridad y la negación, Baumgartner avanza por la vida de manera estática, sumido en una especie de callejón sin salida donde da vueltas y vueltas fluyendo con el devenir del tiempo. Pero un buen día, durante un percance cotidiano, decide jubilarse y dedicarse a sí mismo, y es ahí cuando todo comienza a cambiar para él. Las heridas del pasado, la aceptación y la senectud de su vida hacen que comience a tomar decisiones importantes que hasta ahora solo había pospuesto. En esta novela, Paul Auster nos ofrece un retrato tierno y cálido a través de uno de los personajes más inolvidables de su carrera. Con una prosa exquisita, el autor indaga a través de los derroteros de la memoria y explora las etapas del duelo, así como el amor en su significado más amplio. Así mismo, considero que estamos ante una obra más personal de lo que puede parecer. Pequeñas referencias a la vida de Auster pueden hacernos pensar que estamos ante una obra que cabalga entre la ficción y la autobiografía constantemente, sin dejarnos del todo claro qué pertenece a la ficción y qué a la vida real. Pero de lo que no cabe duda es que aquí, Paul Auster hace un análisis sobre el significado del paso del tiempo, sobre todo cuando se llega a una edad en la que se está mas cerca del final del camino que del principio. A través de un personaje maravilloso, Auster construye una historia que nos recuerda que no hay que esperar hasta el último momento para comenzar a tomar las riendas de nuestra vida. Que por muy duras que puedan llegar a ser nuestras circunstancias, el timón siempre está a nuestro alcance para corregir el rumbo. + Leer más |
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“Las personas mueren. Mueren jóvenes, mueren viejas y mueren a los cincuenta y ocho. La echo de menos, eso es todo. Era la única persona a la que he querido, y ahora tengo que encontrar el modo de seguir viviendo sin ella” ~ Baumgartner de Paul Auster. S.T. Baumgartner es un hombre de setenta años que aun sufre cuando piensa en Anna, su mujer fallecida hace diez años y con la que convivió durante cuarenta. Ambos eran escritores. Ahora, él, ante un suceso imprevisto en su vida, decide que ha llegado la hora de jubilarse de su puesto de trabajo como profesor de Filosofía y lograr pasar página a la pérdida de su esposa. Ve su muerte cada vez más cerca y es consciente de las limitaciones que la vejez va imponiendo en su cuerpo. Así, al mismo tiempo que da el paso, S.T. Baumgartner va recordando su vida, desde su infancia a los años que ha pasado con Anna. La manera en la que Paul Auster va narrando esta historia me ha encantado ya que en una especie de desorden ordenado ha contado la vida del protagonista sin seguir un hilo lineal en la historia del personaje pero manteniéndola en la trama general. La forma en la que se ha hilvanado todo ha sido como engancharse a un hilo y dejarse llevar. S.T. Baumgartner y su despertar a la realidad de la vida y de la muerte; la pérdida de su mujer en una muerte accidental que no se espera; y otros hechos que lo convierten en vulnerable me han generado un sentimiento de tristeza. Supongo que el reciente fallecimiento del autor ha influido en la percepción de esta novela que me ha dejado un sabor agridulce al leer la última página. + Leer más |
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He tenido que rumiar mucho esta reseña. Es de esos libros que al acabar no sabes si te ha gustado o no. Pensando un poco, la lectura ha sido como la curva de la felicidad. No como la pancita cervecera, no. Como el gráfico en forma de "U". Comienza en todo lo alto, con la presentación de un protagonista, profesor de filosofía, culto, bien situado, que afronta la recta final de su vida con una melancólica resignación tras perder en un fatal accidente a su compañera de vida. Auster retrata de forma sublime hechos cotidianos e intrascendentes dotándolos de tal humanidad que no puedes más que hacerlos tuyos. Va transcurriendo la novela rememorando el pasado del protagonista cuando me doy cuenta que me estoy aburriendo. Llegan unos pasajes a los que no les encuentro sentido. Seguramente debe haber una metaliteratura en la que no soy capaz de penetrar. Ninguna línea de un libro se ha escrito sola. Todo se escribe por alguna razón en el nivel en el que están situados autores de la categoría de Auster. Pero como no está hecha la miel para la boca del asno, mi mente se pierde y divaga leyendo párrafos que son para mi intrascendentes. Pero la curva comienza su ascenso en un momento puntual en el que aparece un nuevo personaje y la historia remonta el vuelo de tal forma que el final consigue crearme una angustia que hacía tiempo no sentía leyendo un libro. Sensación agridulce me deja esta novela. Auster es un maestro porque con el desenlace del libro me ha llevado como ha querido y ha vapuleado mi mente como si fuera de trapo. Pero me he perdido un tercio de libro. A pesar de todo, recomendable novela.
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"Baumgartner", de 200 páginas, cuenta la historia de un catedrático emérito, ya señalado como el alter ego del autor.
Enlace: https://www.clarin.com/cultu.. |
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Brooklyn es uno de esos rincones del mundo por los que no me importaría perderme cuando llega el otoño. El mar de hojas rojas y amarillas que cubren los adoquines te transporta a una atmósfera ajena a la realidad. Me atrevo a discernir que Paul Auster pensaba en esta hipótesis cuando se lanzó a escribir las aventuras del bueno de Nathan Glass por los distintos recovecos del condado más habitado de Nueva York. Con Brooklyn Follies me he embarcado en la inmensidad literaria fruto del escritor oriundo de New Jersey. Con una estructura lineal distribuida a través de varios capítulos, Auster nos sumerge en una historia metaliteraria de la mano de Nat, un hombre sexagenario que afronta una nueva vida tras superar una dura enfermedad. La trama se va construyendo a sí misma. Cada suceso es una puerta que cuando se cierra abre otra nueva hasta que el lector llega a la última página y vislumbra así el final. Respecto al estilo, me ha impactado la facilidad pasmosa con la que Auster crea una historia tras otra para encadenar un conjunto impecable. Paul tiene una capacidad innata para mover los hilos psicológicos de sus protagonistas y jugar, al mismo tiempo, con la mente del lector y sus ilusiones. Haciendo gala de su ingenio como literato, es capaz de hacer que nos encariñemos (o todo lo contrario) de un personaje en el ridículo minuto que empleas en leer una página. Por otra parte, el vocabulario, aparentemente sencillo y cómico, nos ayuda a empatizar y distinguir la personalidad de cada uno. Parafraseando aquello de que lo esencial reside en los pequeños detalles, el peso de la novela recae en la cotidianeidad y en los pormenores a los que se enfrentan los nombres que pululan por las calles de Brooklyn. La nostalgia por el paso del tiempo, la oportunidad de descubrir nuevos caminos y emociones, el amor, la amistad y la conciencia humana saltan directos desde las estrofas para quedarse en nuestro interior. Por último, siempre valoro de manera positiva que la lectura no solo sirva como mero entretenimiento, sino que te remueva y te descubra nuevas historias con las que nutrir nuestra existencia. De todas las curiosidades (que no son pocas) mencionadas en Brooklyn Follies, destaco la que hace referencia a Kafka y la muñeca viajera. El escritor checo, recién llegado a Berlín en su último año de vida, descubre a una pequeña llorando en un parque de la capital alemana por una razón desoladora; había perdido a su muñeca. Afligido ante tamaña situación, le confiesa a la niña que su muñeca ha salido de viaje y que le ha escrito una carta en la que le cuenta su experiencia. Así, Kafka dedicó las últimas semanas de su vida a escribir por las tardes una nueva misiva que informaba a la pequeña del trepidante viaje que emprendió su muñeca sin ella. Espero que os haya gustado la reseña, que os animéis a comentarla y que, sobre todo, leáis y descubráis la obra de Paul Auster. Enlace: https://lacasadelnomada.com/.. + Leer más |
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Narrado en primera persona por un hombre, Nathan, que parece estar llegando a los últimos días de su vida. O al menos eso es lo que hace pensar el sobrecogedor inicio de esta novela: "Estaba buscando un sitio tranquilo para morir". Nathan es el personaje que sirve de unión, de nexo entre todos los personajes de la novela. Enfermo de cáncer, decide instalarse en Brooklyn, el lugar donde decide que va a pasar los últimos días de su vida. Y el azar (ese azar que me estoy dando cuenta es un elemento muy importante en la novela de Auster), hace que se encuentre con Tom, su sobrino favorito. Y lo que ve no le gusta. La última vez que lo vió él era un joven universitario prometedor, con grandes ideas y un futuro brillante. Y cuando lo encuentra ahora es tan sólo un dependiente de una librería. Y porque el dueño, Harry, es amigo suyo. Así entra en escena un personaje muy importante en la trama de la novela, Harry. Y es que Harry oculta un pasado dudoso, del que a veces se avergüenza y otras se enorgullece. Un pasado que irá a condicionar su vida presente. Auster nos ofrece un retrato exhaustivo de cada personaje que aparece. Nos permite conocerlos hasta en el más mínimo detalle y esto hace que lleguemos a quererlos u odiarlos. Y es que, siento decirlo, llegué a odiar a veces a la sobrina de Tom. Todos los personajes que aparecen en esta novela son personajes muy normales, que pasan por un mal momento en sus vidas a causa de malas decisiones tomadas en el pasado. Y Nathan, un hombre que cuando empezó la novela sólo aspiraba a una muerte tranquila, se convierte, casi sin querer, en el salvador de todos... o casi todos. Y lo mejor de todo es el modo en que Auster une todas estas historias. Nathan se convierte en todos los casos en el revulsivo necesario para que despierten del letargo en el que estos personajes viven y escapen buscando una vida mejor, más feliz. Esto se ve, sobre todo, más claro en el caso de Tom y Aurora. La parte más triste y emotiva en toda la novela está protagonizada por Harry, un personaje un tanto excéntrico, pero al que terminas cogiendo mucho cariño. Y su último gesto para con Tom y Rufus no hace sino demostrarnos su generoso carácter. Y por cierto, Rufus/Tina nos ofrece una de las mejores escenas de toda la novela. Si en Tombuctú Auster nos ofrecía una visión pesimista de la vida y un final que te ponía un nudo en la garganta, en esta novela, Auster hace alarde de una visión más optimista y nos invita a pensar que la esperanza es lo último que se pierde. Que la vida te da oportunidades que no hay que desaprovechar y que al mal tiempo, hay que poner buena cara y tirar siempre hacia delante. Nunca mirar atrás. Que la vida son dos días y hay que disfrutarlos. Enlace: https://mislecturasymascosit.. + Leer más |
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Paul Auster es un genio y (¡una vez más!) lo deja patente en Brooklyn follies, desgranando personajes entrañables unidos por historias (pasados), situaciones, relaciones, momentos... sublimes! La forma (en ésta, aunque en todas sus novelas) en que describe el escenario en que sus historias toman forma es magistral y contribuye sobremanera a hacer de sus personajes (personalidades) protagonistas tan increíbles como entrañables. Brooklyn follies nos acerca a un Brooklyn (valga la redundancia) desconocido seguramente por la mayoría pero que enseguida se convierte en un entrañable lugar que hace eco en nuestros corazones como si hubiéramos recorrido sus calles desde siempre. Mientras lees los recuerdos de un norteamericano recorriendo las calles que dieron forma a su vida, no es extraño que te veas a ti mismo de igual modo recorriendo las tuyas en Madrid, Barcelona o Valencia; hay que ser un GENIO (con mayúsculas) para hacer que a tus lectores les entre por los ojos algo tan ajeno como una ciudad que tal vez no conozcan de igual modo que recuerdan los barrios de su niñez. Gracias Paul!
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“Estoy buscando un sitio tranquilo para morir. Alguien me recomendó Brooklyn…” Con esta atractiva frase empieza una algo insípida novela ambientada en un Brooklyn a medio camino entre una gran ciudad y un pueblecito donde toda la gente se saluda por la calle. Pero, como todo el que conoce a Auster sabe, el hombre propone y el azar dispone. "Todo destino es arbitrario, toda decisión está regida por el azar. Ya puedes ir derecho, zigzaguear, llegar lo más rápido posible, pero en el fondo no tienes ni voz ni voto en el asunto. Eres un juguete de los dioses y no tienes voluntad propia." Y esta vez dispone a gusto de casi todos. “El mundo ha ido de tragedia en tragedia, de horror en horror, pero los seres humanos seguimos existiendo, enamorándonos y hallando alegría en la vida. Me pareció que éste era un momento para recordarlo." Esto decía Auster en sus entrevistas de presentación de la novela, algo que ya dejó dicho en su texto: “Quiero hablar de felicidad y bienestar, de esos raros e inesperados momentos en que enmudece la voz interior y uno se siente en paz con el mundo.” Y efectivamente, de esto trata la novela, de cómo el azar maneja nuestras vidas y de no ceder al desaliento, de no perder nunca la esperanza de que surja algo que cambie por completo nuestra vida y nos traslade a un mundo diferente y mejor. Para ello Auster encadena una serie de historias de final feliz sobre las que lo más que puedo decir en su favor es que me han entretenido. Quizás sea mucho más difícil escribir una obra notable cuando lo que se cuenta es una historia amable sobre gente simpática que mantiene unos principios similares a los nuestros y que al final consiguen un estado de tranquila felicidad, pero el caso es que esta novela de Auster me ha parecido una sinsustancia. Y ya siento decirlo pues estaba en un momento de redescubrimiento del autor y comprendo perfectamente su necesidad de escribir una novela de este tipo tras el suceso más trágico de la reciente historia de su país, pero poco he podido disfrutar de una novela que me ha parecido simple y predecible. Aun así, aceptando la tesis de Guelbenzu de que la novela es un cuento de hadas y así hay que enfrentarse a ella, mantengo las tres estrellas que tan generosamente le otorgué en su día. + Leer más |
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Pedazo de libro. Un libro que aparenta no tener ninguna pretensión donde el autor nos habla de la vida de un personaje central Nathan Glass y su familia. Lo que le ha pasado en su vida, los últimos años, nos habla se su hija, de su hermana, de la relacion con sus sobrinos. Y como el que no quiere la cosa, te habla de vivir, de revivir cuando menos lo esperas y en el lugar y con las personas más insospechadas. Una de las mejores lecturas del último año. Hay alguna escena/solución que me ha sobrado pero solo una y si leéis el libro sabréis identificarla. Lo recomiendo sin duda. Una obra actual en un escenario actual con personas como tú o como yo. |
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Puedo decir desde ya que mi primer Auster no va a ser el último. Esta novela me ha encantado, no esperaba nada de ella, no sabía de qué trataba (de algo que ocurría en esa ciudad) no tenía ni idea de cómo era el estilo narrativo del autor, como mucho me pensaba que podía ser una lectura difícil no me preguntéis el motivo. El caso es que me ha encantado. Tiene aventura, humor, amor, enseñanzas y si me apuras y me vengo arriba hasta un punto filosófico. Me ha encantado Natham, su protagonista, y eso que al principio no sabía muy bien si sería un poco estúpido este hombre. Tiene varios personajes que se enlazan los unos con los otros y que sabes que terminarás echando de menos. De esas novelas que no quieres terminar porque no te quieres despedir. |
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Con motivo del fallecimiento del autor, he realizado una segunda lectura (esta vez en grupo) de "Brooklyn follies" y, una vez más, me ha vuelto a encandilar la fluidez narrativa de Auster, así como su capacidad para tratar todos "los universales del sentimiento" a la vez. Con esta historia de vidas cruzadas, el autor -en la que probablemente sea la más optimista de todas sus obras- parece querer transmitir un mensaje muy simple: basta un propósito (por alocado que sea), solo un pequeño gesto bienintencionado, para que el engranaje de nuestra existencia tome sentido, porque -como le dice Nathan a Tom- no basta con que nos guste la vida, sino que hay que creer en ella. |
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Paul Auster, ha sido ponerte en mi vida y cambiarla para siempre. Todo, o casi, estaba dormido; las neuronas, los patrones mentales, el interés y la chispa habían desaparecido o emigrado (no sé cuándo y no sé adónde), y ni siquiera me había enterado. Solo sé que mi gusanillo lector se encontraba realmente apático, indolente y aburrido (supongo que es una consecuencia sine qua nom de mimarlo y darle bien muy bien de comer). Él, todo satisfecho y glotón, estaba totalmente desinteresado y desconectado; vivía en la inapetencia total, ya no creía ni le interesaban otras historias y solo podía verse su barriga literata, hinchada y reluciente... muy reluciente... jajaja. Discúlpame, Paul, por este comienzo un tanto absurdo; es lo que me sale de dentro y, aunque la reseña parezca un tanto divagante, intentaré hacer algo decente y honesto. Arrancamos. Fue llegar a la página 59 de Brooklyn Follies, y volver a florecer e interesarme. "El gran espectáculo de la falta de honradez. Lo tienes por todas partes donde mires y, te guste o no, es de lo más divertido que se puede ver." Todo el libro es un recorrido interior y exterior, una vomitera de sentimientos, una redención con un resurgimiento. Naturalmente, ante esto no me queda otra que reconocer lo que veo cuando lo leo: la grandeza de la buena literatura y mi amor y devoción por su lectura, esa que te llega al alma, la que persiste y existe; la que siempre se queda, la que nutre tu inteligencia y construye tu ser. Paul, ¿has visto lo que has hecho? No hay nada como espabilarse y contagiarse de tu perfecta narrativa y empezar a soltar soliloquios a deshoras y a destiempos. Es lo que toca: el despertar viene acompañado de reacciones extrañas y, en mi caso, Brooklyn Follies ha sido el despertador-avisador de lo que no estaba haciendo y lo que sí debía hacer. Con su prosa deliciosa, Paul Auster nos sumerge en una aparente cotidianidad donde el costumbrismo alcanza niveles de sublime creación gracias a todo ese fluir de circunstancias, lugares y personas comunes pertenecientes al gremio de los no elegidos, a los desconectados y olvidados. En su sabiduría y buen hacer, es capaz de modelarlos para darles una vida y un propósito, y encontramos la gracia o el quid de todo lo anterior en saber hilar y cohesionar... en definitiva, en transformar lo más trillado y sencillo, lo que no tiene filtros ni dobleces, en lucidez y alma. En Brooklyn Follies vemos al gran maestro juntando letras y palabras, creando y produciendo vida, luz y energía, haciendo que el lector quede atrapado como una polilla en su historia y en su narración. A partir de aquí la entrega es total; solo quieres saber, escuchar y acompañar a Nathan Glass (personaje principal, maestro-director), ser su humilde lazarillo, absorber su sabiduría y vitalidad... Convertirte en su pequeño saltamontes. La sipnosis del libro hace un flaco favor a Nathan; parece que vamos a tratar con un individuo que ha vuelto a sus orígenes para morir, que está desahuciado y casi enterrado, que va a ser una carga, que no sirve para nada, que sus historias no interesan. Pues no, todo lo contrario: nuestro Nathan tiene sus achaques como cualquier hijo de vecino, pero él lo es todo en la historia, la columna vertebral, el hilo conductor, el peso de la argumentación, el tronco robusto y fuerte al que agarrarse, la mano en el naufragio. Sin este personaje, Brooklyn Follies no tendría lugar, ni cabida y ni siquiera una pizca de interés. Las maravillosas coincidencias de Nathan en la historia se transforman en las conexiones necesarias para tejer la red donde los demás personajes conviven a pesar de sus diferencias sociales, religiosas o políticas, situando siempre en un plano superior la tolerancia y el perdón, ingredientes que acompañan y que marcan los destinos (más o menos perdidos) de todos ellos. Estos beberán (con mejor o peor resultado) de los consejos del gran Nathan, descubriendo una sabiduría casi divina representada en la sencillez y la simpleza. La eliminación de la complejidad artificial les hará ver como lo haría un buen Sancho: lo que se ve es lo que hay, y no son castillos en el aire ni gigantes. El resultado de todo esto es un conjunto a través del cual se percibe claramente un positivismo bondadoso y desprendido, ese que cualifica a los seres extraordinarios. Con ayuda del mentor, Nat, observamos cómo las vidas de los distintos personajes fluyen, se mueven y renacen en su universo particular, el imaginado por el autor y ambientado en el barrio neoyorquino de Brooklyn. No voy a contar más de la historia; el futuro lector perdería la oportunidad de descubrir a unos personajes vivos, infinitos y profundos, encajados perfectamente en un ambiente real y cotidiano donde lo sencillo es fruto de la elegancia, la precisión y la inteligencia plasmada en escritura. Imposible embutir lo anterior en una simple elegía de alguien que va a morir; más bien habría que hacerlo en todo lo contrario, una alegoría a la alegría, pues por toda la obra corre el disfrute de la vida y de su ahora. Después que venga lo que tenga que venir; hasta entonces toca celebrar y vivir el presente. Esta es la lección que condensa todo el saber de nuestro buen Nathan Glass. Brooklyn Follies es deleite y recreación en cada párrafo y en cada palabra. Y mejor que Paul Auster no lo voy a expresar yo. "Leer era mi válvula de escape, mi desahogo y mi consuelo, mi estimulante preferido: leer por puro placer, por la hermosa quietud que te envuelve cuando resuenan en la cabeza las palabras de un autor." Gracias, por recordármelo. Enlace: https://inquilinasnetherfiel.. + Leer más |
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¿Cuánto tiempo hacía que estaba este libro en la estantería? Ni me acuerdo, pero sólo recordaba unas palabras de Auster definiendo de esta novela como “una elegía, un himno a una forma de vivir que desapareció de un plumazo de la faz de la tierra el 11 de septiembre de 2001.” Nathan Glass es un agente de seguros de sesenta años, divorciado después de un matrimonio largo y con una hija con la que no tiene una muy buena relación. Ahora que se ha jubilado, ha vuelto al lugar donde nació: Brooklyn. Centrado en escribir lo que ha denominado como “El libro del desvarío humano”, pasa sus días entre la escritura, su visita diaria al bar del barrio y a la librería de segunda mano de Harry Brightman. Será en esta librería donde se reencuentre con su sobrino Tom, empleado en ella. A partir de ese encuentro que llevará a tío y sobrino a retomar su antigua relación cercana, la vida del solitario Nathan dejará de ser todo lo tranquila que él esperaba antes de acabar sus días. En Brooklyn Follies he encontrado una historia singular, amable, compuesta de personajes extraordinarios con los que encariñarse y, lo más importante, una exaltación de la vida. Este en uno de esos libros cuya historia te hace reflexionar sobre la existencia desde una perspectiva vital. Es por ello que, sin esperarlo, se ha convertido en una lectura maravillosa en este último mes del año 💜. A veces la felicidad se encuentra en lo más cotidiano, como le sucede a Nathan, y sólo quiero que 2021 nos devuelva un poco de esa normalidad que tanto necesitamos. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
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Esta ha sido la primera novela de Paul Auster que he leído y me ha sorprendido para bien. Nathan Glass, protagonista de esta obra, supera un cáncer y decide regresar a Brooklyn, su ciudad natal, para pasar lo que le queda de vida allí. Aparentemente, Nathan no siente apego por nada; siente que ya muy pocas cosas tienen sentido en su vida. Parece que todo está perdido. Pero regresa a las calles de su pasado, observa a la gente, y ahora, desde el presente, siente la necesidad de seguir viviendo, de aprovechar el tiempo, un carpe diem en toda regla. Se podría decir que Nathan es un personaje universal, ya que la desgana y la apatía que experimenta siempre han estado presentes, en mayor o menor medida, en nuestras vidas hasta incluso el modo de afrontar según qué vivencias. Desde el comienzo supera esos sentimientos, lucha a contracorriente con la vida, y, conforme avanza la novela, los personajes con los que se encuentra van tejiendo ese entramado que refuerza aún más el sentido que su vida acaba teniendo. Los personajes están muy bien construidos, todos tienen su razón de ser y un porqué en el momento exacto en que aparecen. Con esta novela tuve un prejuicio en cuanto leí las primeras páginas. Me esperaba una novela sobre el dolor, sobre el duelo, pero al fin y al cabo todo esto queda en un segundo plano. El dolor se desvanece y la luz aflora en medio de tanta oscuridad. + Leer más |
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Es lo primero que leo del autor y, bueno, no me ha encantado todo lo que esperaba. No es que la historia sea mala ni que Auster escriba mal, todo lo contrario, sino porque esperaba algo más profundo. Nathan Glass es un hombre de casi 60 años, jubilado, recién divorciado y que acaba de superar un cáncer, que vuelve a Brooklyn para pasar lo que le queda de vida. Allí se reencuentra con su sobrino Tom, y ambos inician una nueva fase en su relación y amistad. La narración en general me ha parecido dinámica y fluida, aunque desigual. Hacia mitad de la historia hay algunas partes muy lentas, después pasan demasiadas cosas, con muchos saltos en el tiempo y apurando el final. Dicho lo que menos me gustó del libro, quiero hablar ahora de las partes positivas. Se trata de un libro entretenido, un libro para desconectar, y tiene algunos pasajes muy divertidos. El estilo narrativo de Auster me encantó. Es muy fácil de seguir, no es excesivamente descriptivo, pero lo suficiente como para hacerte una idea de lo que habla el autor. En cuanto al final, me gustó mucho, la verdad. Es un final sencillo, no es sorprendente, pero sí bien llevado dada la historia. Nathan Glass inicia sus andanzas en Brooklyn como una persona sin un propósito en la vida más allá de vivir hasta morir, pero terminará la historia como una persona que ha encontrado su sitio. Me quedo una parte del libro que dice que «cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir». + Leer más |
¿Qué objetousaron como traslador en el Mundial de Quidditch?