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No volveré a tener miedo de Pablo Rivero
«El estado perfecto en el amor es cuando puedes estar sin la otra persona pero estás a su lado porque realmente quieres, no porque dependas de ello»,
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Calificación promedio: 5 (sobre 285 calificaciones)
/Relatos cortos que escribía en el colegio, aunque parezca increíble alguna idea me ha servido después para dar color a mis historias.
No puedo elegir. Me gustan también otros géneros como lector, pero toda mi cultura como lector, también en lo audiovisual, tiene que ver con crímenes, misterio, intriga, hechos reales... Disfruto cuando una historia me mantiene en vilo, me intriga, me da morbo y es lo que pretendo con las mías. Intento escribir el libro que a mí me encantaría leer, lleno de intriga, con personajes potentes fuera de los estereotipos y muchos giros y final inesperado.
Pierre Lemaitre, Patricia Highsmith o Edgar Allan Poe, entre otros.
Una mala experiencia con una vecina en un momento vital en el que me proponía estar en paz y armonía con todo el mundo y ella me demostró que el ser humano, su maldad, es capaz de sacar lo peor del prójimo y ponerle al límite aunque trate de mantenerse firme y hacer las cosas bien.
Necesitaba un motor que reflejara bien esa huída y cambio de rumbo de las primeras páginas. Alguien que escapara de una parte de sí mismo que pudiera aflorar en cualquier momento y se torture por ello. Como planteas, intento huir de personajes cliché que por un lado está bien porque no necesitan mucha profundidad porque parece que el lector ya los conoce. Personalmente me aburro bastante al leerlo, por eso intento desarrollar personajes que calen y recuerdes más allá de la trama. Supongo que me viene por mi faceta de autor el querer hurgar en la psicología de quién escribo. Creo que es el punto fuerte de los dos libros y en Penitencia que además fuera actor como yo enriquecía el contexto de lo que contaba.
Me gusta provocar con mis historias, que haya giros y sorpresas que no te esperas, que el lector se quede con la boca abierta. Me gustaba acercar la premisa de la historia de Jon a la mía, en primer lugar porque venía como anillo al dedo para lo que narraba, y en segundo porque creo que va mucho con el tono irónico del libro. Hay mucho humor negro y este guiño va en consonancia. En cualquier caso está muy bien que el lector se pregunte cuánto de Jon hay en mí. La ambigüedad siempre es algo positivo.
Lo que cuento está en función de la trama, de lo que me convenía que le ocurriera al personaje para que todo fluyera pero creo que en parte sí. Creo que Penitencia refleja bastante bien la exposición y el precio que pagan muchas celebridades por su trabajo. La penitencia por renunciar a una vida «normal». La descripción de cómo funciona el «mundillo» en el que se mueve mi gremio, es otro de los alicientes de la historia.
Así es. Creo que es el verdadero tema del libro: la búsqueda por aceptarnos a nosotros mismos con lo bueno y lo malo que tenemos. A veces nos pasamos la vida rechazando una parte de nosotros yes una pérdida de tiempo. Es mejor conocerse y trabajar en lo que no nos guste tanto.
Hay casos extremos como el de uno de los actores que interpretaba a Tarzán en las películas antiguas que llegó a creérselo. Creo que son excepciones. Sin embargo, lo que sí es común es que se acabe adoptando el rol con el que se identifica o con la actitud de ser alguien conocido que es observado en todo momento y necesita mucha atención. Conozco muchos casos así y es parte de lo que refleja Penitencia.
Me alegra mucho que me lo digas, es el comentario general y no sabes la satisfacción que siento cuando alguien lo menciona porque lleva mucho trabajo. En el caso de Penitencia tenía claro el arranque, el nudo y el final: la esencia de lo que quería contar. Cuando tengo esto empiezo a profundizar en los motores de los personajes, en el motivo por el que ocurren los acontecimientos. Ahí empieza la diversión, cuando disfruto creando momentos y surgen muchos más. Siempre hay un momento en el que parece que algo no encaja o que no se sostiene, a mi me ayuda mucho contárselo a alguien de confianza porque mientras lo verbalizo yo mismo me doy cuenta de cosas que necesitan trabajo y, normalmente, me salen cosas que sabía pero que hasta ese momento no había caído. Una vez lo tengo todo se trata de ir regulando la intensidad de los interrogantes que planteo y como los voy después respondiendo. El secreto es que el lector no se adelante y que si lo hace esté equivocado.
Todos los actos normalmente tienen una repercusión en alguien. El tema es saber la importancia que tiene y la que le das. Normalmente cuando los actos son negativos o afectan mucho de una manera o de otra acabamos cumpliendo una penitencia.
Lo disfruto mucho más. Igual no debería ser así, no es que no valore a la gente que me viene a ver al teatro o me felicita por la serie pero la comunión que se crea con los lectores es algo mágico. al fin y al cabo es mi historia la que reciben y que me llegue de vuelta sus impresiones es el mejor regalo. Cuando escribo me reencuentro con mi parte infantil, la más lúdica. Desde pequeño me gusta contar historias que intriguen y den miedo. Ahora, cuando escribo, tengo muy presente a mis lectores, me pongo en su piel y disfruto creando momentos que creo que les impactarán de alguna manera. Es genial cuando después me mandan mensajes y veo que mis «maquinaciones» siempre son bienvenidas.
En una tercera novela en la línea de las anteriores aunque con una trama bastante más completa. Mi editor me dijo al leer la primera versión que es mi versión 3.0 y me dio plenamente en él. Estoy entusiasmado, creo que a mis lectores les gustará mucho.
A sangre fría de Capote.
Tantos... Saramago con su obra El hombre duplicado, por ejemplo.
Héroes de Ray Loriga, cuando era un chavalín.
Demian de Herman Hesse.
No he leído aún nada de Virginia Woolf, por ejemplo.
Estoy releyendo Drácula de Bram Stocker en busca de inspiración para la novela en la que estoy trabajando.
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No volveré a tener miedo de Pablo Rivero
«El estado perfecto en el amor es cuando puedes estar sin la otra persona pero estás a su lado porque realmente quieres, no porque dependas de ello»,
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Las niñas que soñaban con ser vistas de Pablo Rivero
Nunca renuncies a nada de lo que hayas hecho en el pasado, porque ese también eres tú, y eso, de alguna manera, habrá influido en quién eres ahora
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La cría de Pablo Rivero
"No soportaba a su marido por meterle esas ideas en la cabeza. Había conseguido crear un miedo absurdo que se había manifestado hasta en sueños. Eso no podía ser sano, la estaba manipulando. Cada día le sobraba más. Le pesaba. Necesitaba un hombre como el señor Urdanegui. Alguien elegante, misterioso y con poder. No le importaba su edad, él haría realidad todos sus sueños. Al día siguiente, cuando se enteró de lo que había ocurrido, supo que jamás se perdonaría que ese pensamiento hubiera rondado por su cabeza la última noche que vio a su marido con vida."
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Las niñas que soñaban con ser vistas de Pablo Rivero
—Nunca renuncies a nada de lo que hayas hecho en el pasado, ¿me oyes? Porque ese también eres tú, y eso, de alguna manera, habrá influido en quién eres ahora.
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Las niñas que soñaban con ser vistas de Pablo Rivero
Al final se trata de equilibrio y saber complementarse: todo cobra una nueva dimensión cuando se juntan la perversión moral y el ansia de ser visto.
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La cría de Pablo Rivero
Siempre hay un motivo, una causa mayor que hace que las piezas se vayan moviendo, aunque en ocasiones resulte demasiado lento, hasta encajar, y cuando lo hacen todo cobra sentido. El tiempo pone a cada uno en su sitio, justifica divina o karma, lo llaman. |
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Dulce hogar de Pablo Rivero
La gente está hasta los cojones de ser un cero a la izquierda para los que dirigís el cotarro. Porque mientras ellos se las apañan para poder pagar la puta factura de la luz, que se ha triplicado, vosotros estáis haciendo chanchullos para ver cómo os podéis llevar más millones de euros por la patilla. Es terrible darse cuenta de que tu historia, tu experiencia vital, no cuenta para nadie, que ni los jueces se preocupan de que uno tenga una vida justa. Que eres un currito, una persona normal, de la calle.
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Dulce hogar de Pablo Rivero
No se puede vivir por encima del bien y del mal. Alguien te tiene que enseñar que las cosas no son así, aunque sea a la fuerza, que el karma existe y el universo tarde o temprano te devuelve lo que siembras.
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Lleva un nombre femenino que se ha convertido en símbolo de la adolescencia y la picardía