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Marcada a fuego de Nalini Singh
En esos momentos otra lealtad comenzaba a formarse y le confundía a todos los niveles, haciendo que se cuestionara verdades tan fundamentales en su vida que simplemente estaban ahí.
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Marcada a fuego de Nalini Singh
En esos momentos otra lealtad comenzaba a formarse y le confundía a todos los niveles, haciendo que se cuestionara verdades tan fundamentales en su vida que simplemente estaban ahí.
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El beso del arcángel de Nalini Singh
Su mascota. Su talón de Aquiles. —¿Son sus palabras o las tuyas? —¿Acaso importa? —Un despreocupado encogimiento de hombros—. Es la verdad.
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El ángel caído de Nalini Singh
" —¿Sabes dónde está Jason? —le preguntó a Dmitri. —¿Ya te has hartado de tu Campanilla? —Sí, así es. Me estoy consiguiendo un harén." |
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La dama del arcángel de Nalini Singh
"Las manos de Rafael se cerraron alrededor de su cuello en un gesto cargado de posesividad. —Eres mía, Elena. Si decides dormir en otra cama, yo me limitaré a recogerte y a traerte de vuelta a casa. - Palabras arrogantes. Pero era un arcángel. Un arcángel al que ella había reclamado como suyo. —Siempre que reconozcas que eso es válido para los dos…" |
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La espada del arcángel de Nalini Singh
"He enviado a Illium a hacerle preguntas. - Illium parece demasiado bonito para ser peligroso - La belleza masculina de Dmitri, por el contrario, era una más oscura y atrevida. - Nadie espera que saque un cuchillo y les corte las pelotas- dijo con una letal diversión en su tono - Él lo hace con mucha gracia también." |
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El beso del arcángel de Nalini Singh
"—Dime una cosa, Rafael. Él ya se estaba girando para avanzar hacia la puerta. —¿Qué es lo que quieres saber, cazadora del gremio? Elena disimuló la sonrisa que le había provocado ese desliz. —¿Cómo debo llamarte? ¿Marido? ¿Compañero? ¿Novio? Rafael se quedó inmóvil con la mano en el picaporte y la miró con una expresión indescifrable. —Puedes llamarme «Amo»" |
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El ángel caído de Nalini Singh
"Aquel era uno de esos trabajos que convertían a los cazadores en leyendas. Aunque, por supuesto, para convertirse en leyenda por lo general había que estar muerto."
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Ardiente recuerdo de Nalini Singh
—¿Jugando sucio, cielo? Katya se percató de que era la primera vez que utilizaba un apelativo cariñoso. Algo se removió dentro de ella, pero no sabía qué era, no comprendía por qué su corazón latía de repente de forma dolorosa. —Declaro que todo vale en la cama. —Recuerda que has sido tú quien lo ha dicho. —Continuó su descenso, depositando besos en el valle de su abdomen, en la oquedad de su ombligo. Katya abrió los ojos como platos cuando se dio cuenta de lo que planeaba hacer. —¿Por qué? —preguntó con voz ronca. |
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Ardiente recuerdo de Nalini Singh
—Por favor, Dev, hazlo por mí. —Eso es un golpe bajo, cielo —susurró rodeándole los hombros con un brazo—. Es muy injusto. A Katya le escocieron los ojos ante el sufrimiento que podía percibir en el cuerpo grande sentado junto a ella. —Una mujer tiene que utilizar lo que puede contigo. Dev esbozó un atisbo de sonrisa, pero estaba teñida de una gran oscuridad, de una gran pérdida. —De acuerdo. Te llevaré a verle. |
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Presa del placer de Nalini Singh
Un beso es una fusión de bocas. He considerado cada aspecto de esta forma de afecto desde el ultimo y desconcertante sueño que he tenido,pero sigo sin encontrarle sentido.
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La luna del leopardo de Nalini Singh
Quedarse inmóvil como una estatua era una forma de engañar a un depredador.Pero Clay no era una bestia sin inteligencia.
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La espada del arcángel de Nalini Singh
—¿Alguna vez una mujer te dijo que no, Dmitri? —Una vez —dobló la esquina con una sonrisa que le daba ganas de ahuecar su cara y trazar esos hermosos labios con los suyos—. Me casé con ella. |
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Marcada a fuego de Nalini Singh
—Hazlo, lobo. Él le agarró el pelo y tiró de su cabeza hacia atrás. —¿Cuál es mi nombre? Mercy le arañó la espalda, pero él ni siquiera se inmutó. —Mi nombre, gatita. Di mi nombre. —Señor Carcamal, carca para abreviar —le dijo (…) |
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Marcada a fuego de Nalini Singh
«Soy tan leal a mi clan como tú lo eres al tuyo.» Como teniente sabía que estaba jugando con fuego al continuar persiguiendo a Mercy. Lo sabía… pero también era un hombre, y ella era una mujer que actuaba como una droga para sus sentidos. Si le rechazaba de nuevo, ¿continuaría él intentando hacer que cambiara de opinión? Sí, pensó, sin extrañarse lo más mínimo. Estaba atado a Mercy, y cuando Riley se ataba, desatarse no entraba en sus planes. |
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Presa del placer de Nalini Singh
Ashaya Aleine era un rompecabezas muy complicado, pensó. Las capas de mentiras y verdades solo aumentaban el desafío que entrañaba. Resultaba tentador presionarla hasta que sucumbiera, pero había ocasiones durante la cacería en las que era necesario portarse bien. Con aquello en mente, cambió de posición para colocarse en su campo de visión. Era una promesa tácita de seguridad, de protección. Ella lo comprendió, un leve parpadeo la delató. Y entonces comenzó a hablar: —Soy Ashaya Aleine. Soy una psi-m de gradiente 9,9 y la científica que antes estaba a cargo del Implante P, también conocido como Implante del Protocolo. |
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Presa del placer de Nalini Singh
—Te deseo —declaró con franqueza—. He decidido que puedo enfadarme contigo para continuar reprimiendo la necesidad o… —Hizo una pausa, sus ojos se convirtieron en un fuego azul. —¿O? —le instó sabiendo que no debería, pero incapaz de contenerse. —O puedo saciar el hambre. A Ashaya se le formó un nudo en la garganta. —¿Adivinas con qué opción me quedo? —repuso en un susurro sedoso que hizo que a ella se le pusieran los nervios de punta a modo de advertencia. —¿Con la número uno? —Su voz surgió extrañamente ronca. Dorian se apretó contra ella, pegando sus muslos duros y poderosos contra los suyos. —Error. —Su mirada descendió hasta sus labios—. Nada de puntos extra para ti. Pero no pasa nada; iré despacio… la primera vez. |
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La luna del leopardo de Nalini Singh
Él frunció el ceño de forma hosca mientras comenzaba a desabotonarse la camisa. El corazón de Talin, que apenas había recuperado la calma, dio otro vuelco. —¿Qué haces? —Atacarte no. —Se volvió para arrojar la camisa a uno de los grandes cojines que hacían las veces de sofá—. Voy a correr. Prefiero que mi ropa no se desintegre cuando me transforme. —Ah. No pudo apartar los ojos de los flexibles músculos de su espalda. Clay siempre había sido fuerte, pero ahora… ahora podría partirla en dos como si fuera una ramita. Y sin embargo, aun pensando en eso, no podía dejar de admirar su belleza. Los dedos le hormigueaban y apretó los muslos. Deseaba alargar el brazo y seguir con los dedos el dibujo de aquel tatuaje en la parte superior del omóplato izquierdo, deseaba saborear… |
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La luna del leopardo de Nalini Singh
Media hora después Talin se miró el cuello en el espejo del cuarto de baño y frunció el ceño. —¿Por qué no te has limitado a morderme? —preguntó frotándose la marca que él le había dejado. —Eso he hecho. —Dándole una palmada en el trasero al que pasaba, a medio vestir con unos vaqueros y con el pelo mojado, la obsequió con una sonrisa impenitente—. ¿Quieres que lo haga otra vez? —Su mirada descendió por su cuerpo. Sonrojada, le empujó fuera del baño y continuó cepillándose el pelo húmedo. |
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Caricias de hielo de Nalini Singh
—¿Si nunca he deseado lamer a una mujer de arriba abajo? Brenna soltó un grito, luego se giró hacia él apoyando las manos sobre la encimera que tenía a su espalda. —Yo no lo habría dicho de ese modo —repuso en un tono más alto de lo normal—, pero sí. —A ti —dijo con voz queda, incapaz de seguir mintiendo—. Tú me tientas. —Ah. —Sus pechos se elevaron cuando tomó una profunda y temblorosa bocanada de aire—. Nunca has dejado entrever nada. Sí, claro que lo había hecho. Si llegaba a percatarse de la forma en que la mirada cuando no se daba cuenta, no tendría dudas con respecto a la intensidad de su inadmisible reacción a ella. —Porque carece de importancia —le dijo—. No cambia nada. —Mentiroso. —Le miró sin inmutarse—. Otros psi no sienten deseo. —Es una grave fractura en mi condicionamiento —reconoció ante ella y ante sí mismo—. Una fractura que pretendo reparar. Lo que no podía entender era por qué había vuelto a aparecer tan pronto después de la reparación que había llevado a cabo tan solo el día anterior. Debería haber sido inmune a la dulce seducción del cuerpo de Brenna. —Y luego, ¿qué? ¿Te olvidas de la tentación? —Sí. + Leer más |
Cassandra Clare...