Kristoff ha creado un mundo opresivo, fascinante, repleto de sombras, con su historia, sus leyendas, su religión, su política… No recuerdo a quién se lo leí y no he sido capaz de encontrarlo, solo recuerdo que estaba en inglés, pero decía algo así: “Kristoff odia a las mujeres. Y a los hombres. Y a los caballos. Y a las patatas. Y a nuestro salvador.” Me parece una crítica muy acertada. Esto no es fantasía alegre ni cozy. Aquí hay mucho dolor, rabia, sufrimiento, odio, decepción, traición, remordimiento, crítica… Claro que también hay amor, amistad, coraje, valor, entrega… Pero esta es una historia oscura de un mundo oscuro en una época oscura.
Gabriel de León es un protagonista a la altura del mundo en el que le ha tocado vivir. Es imperfecto, lleno de faltas. Sufre, duda, odia. Pero también ama y muere por sus amigos. Esa dualidad es lo que lo convierte en alguien cercano a quien podemos entender y con quien nos podemos identificar.
Acompañaremos a Gabriel en su viaje y conoceremos a todos aquellos con los que ha compartido su vida: su familia, sus amigos, sus compañeros de armas. Todos diferentes, creíbles, con su propio pasado y sus propias ideas.
La historia está bien construida, alternando tres líneas temporadas: el presente en el que Gabriel cuenta su historia, el pasado de su vida como santo de plata y el pasado en el que se involucró en la búsqueda del grial. El ritmo no decae y Kristoff entrelaza la acción de manera que uno se mantiene enganchado a la historia en todo momento. Eso, en un libro de más de 900 páginas no es sencillo.
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