Me vuelves loco de Isabel Keats
Lo de la vida sana esta muy bien, pero de vez en cuando hay que darle una alegría al cuerpo.
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Me vuelves loco de Isabel Keats
Lo de la vida sana esta muy bien, pero de vez en cuando hay que darle una alegría al cuerpo.
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Algo más que vecinos de Isabel Keats
, se confesó así misma. Sin embargo , seguía pensando que el atractivo y exitoso Leopold no era un hombre feliz.
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Me vuelves loco de Isabel Keats
El lento despuntar del día, con los rayos de sol recién nacidos tiñendo poco a poco el océano y el cielo de tonos malvas, naranjas y amarillos, me pareció un espectáculo sobrecogedor y me prometí contemplarlo más a menudo.
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Cuéntaselo a otra de Isabel Keats
-¡Déjeme, déjeme! Lo mejor es que se mantenga lo más alejado posible de mi.¡Es usted el imán de las desgracias, doctor Echevarria, el iceberg del Titanic, el incendio del Hindemberg...¡Vade retro, Satanás!- Sin apartar la vista del médico, como si esperase un nuevo ataque de un momento a otro, Inés caminó de espaldas haciendo la señal de la cruz con los dedos y, en cuanto llego a su viviendo, se metió dentro y dentro de un portazo
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El cielo de Kenia tiene otro color: Un electrizante y apasionado romance en uno de los rincones más salvajes de Africa de Isabel Keats
Aunque la lluvía azote, al leopardo no se le borran las manchas.
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Redención: 1 de Isabel Keats
¿Cree que no me he dado cuenta de cómo la persigue con la mirada a todas horas? ¿De cómo la acaricia con ojos anhelantes, como si fuera el mejor regalo que nadie pudiera hacerle jamás?
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Algo más que vecinos de Isabel Keats
—¿Tú crees que te miro con esa expresión tan desaprobadora? —Por supuesto que sí. Siempre me has mirado como si fuera un insecto en tu camino al que no pisabas por mera cortesía. |
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Cuéntaselo a otra de Isabel Keats
Los amigos de los buenos tiempos, durante las tormentas, dejan que te ahogues
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El sol sale por el oeste de Isabel Keats
No sabría decir por qué, pero cuanto más amable se mostraba el más manía le cogía yo.
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Nada más verte de Isabel Keats
A pesar de su tono sereno y de que nada en sus delicadas facciones ni en la historia que acababa de contar dejaba traslucir ninguna emoción, Stephen se dio cuenta de que la detective Taylor no había tenido una vida fácil. Observó su bonito rostro, tan cerca del suyo, y sintió ganas de cogerla entre sus brazos, apretarla contra su pecho y protegerla del mundo. Sin embargo, sabía que Georgina Taylor era muy capaz de cuidarse sola y lo más probable era que lo rechazara, dándole de paso un puñetazo en la boca. Ahora entendía esa actitud fría, casi indiferente, de la que hacía gala en algunas ocasiones, su feroz independencia y su reluctancia a mostrar sus sentimientos.
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Me vuelves loco de Isabel Keats
Miré la dorada cabeza cubierta por una gorra blanca inclinada delante de mí y comprendí que, a pesar de aquella deliciosa postura de sumisión, era yo el que me había convertido en su esclavo. Era incapaz de negarle nada: Ali podía hacer conmigo lo que se le antojada. De pronto, imaginé las infinitas posibilidades eróticas de aquella idea y una sonrisa lasciva se dibujó en mis labios.
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Mil campanas de Isabel Keats
Volviendo a Jane Austen: " Es una verdad universalmente conocida que los hombres de cierta edad no llevan muy bien algunas cosas como, por ejemplo, que una mujer sea más exitosa que ellos en los negocios".
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Mil campanas de Isabel Keats
Como habría escrito su admirada Jane Austen si se hubiera encontrado en la misma tesitura: "Es una verdad universalmente conocida que cuando te enfrentas a una animal salvaje lo mejor es pasar lo más desapercibido posible"·
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El cielo de Kenia tiene otro color: Un electrizante y apasionado romance en uno de los rincones más salvajes de Africa de Isabel Keats
Dos horas más tarde, con el cuaderno bien apretado contra el pecho y las mejillas empapadas de lágrimas, Beka sonreía con la mirada perdida en el inmenso cielo azul.
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El cielo de Kenia tiene otro color: Un electrizante y apasionado romance en uno de los rincones más salvajes de Africa de Isabel Keats
El hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras.
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El cielo de Kenia tiene otro color: Un electrizante y apasionado romance en uno de los rincones más salvajes de Africa de Isabel Keats
Sin embargo, como el usurero de El mercader de Venecia, el niño amargado y abandonado por todos que había sido reclamaba su libra de carne. Así que MJ hizo el sentido común a un lado y se centró en esa venganza que se le antojaba cada vez más dulce.
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El cielo de Kenia tiene otro color: Un electrizante y apasionado romance en uno de los rincones más salvajes de Africa de Isabel Keats
Sólo los idiotas desprecian lo que no cocen.
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Te odio, pero bésame de Isabel Keats
Te quise cuando no era más que un niño, te amo ahora que soy un hombre, y te seguiré adorando cuando ya no sea más que un anciano.
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Gregorio Samsa es un ...