Cuéntaselo a otra de Isabel Keats
-¡Déjeme, déjeme! Lo mejor es que se mantenga lo más alejado posible de mi.¡Es usted el imán de las desgracias, doctor Echevarria, el iceberg del Titanic, el incendio del Hindemberg...¡Vade retro, Satanás!- Sin apartar la vista del médico, como si esperase un nuevo ataque de un momento a otro, Inés caminó de espaldas haciendo la señal de la cruz con los dedos y, en cuanto llego a su viviendo, se metió dentro y dentro de un portazo
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