Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
En Francia, cuando algo cobra impulso, nadie puede ya pararlo
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
En Francia, cuando algo cobra impulso, nadie puede ya pararlo
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
El éxito de Lucien como elegante fue el único verdadero triunfo que obtuvo, pero fue inmenso. La envidia desata tanto las lenguas como las hiela la admiración. Las mujeres enloquecieron por él, los hombres le denigraron y él pudo exclamar como el chansonnier: «¡Oh, traje mío, cuánto te doy las gracias!»
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
En Francia sólo se puede triunfar cuando toda la nación es glorificada junto con el triunfador
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
De diez ovaciones que la patria tributa a personas vivas y consideradas, nueve no tienen nada que ver con los méritos del glorioso homenajeado
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Lucien, poeta de credo religioso y monárquico, ha desafiado las luchas furibundas entre los partidos y ahora, se dice, ha venido a descansar de las fatigas de una lucha que sería extenuante incluso para unos atletas más fuertes aún que los poetas y los soñadores
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Se puede vivir con una duda en el corazón cuando el pasado no nos ofrece el cuadro de un afecto puro y sin nubes, pero para dos seres que han estado perfectamente unidos en otro tiempo la vida se vuelve insoportable cuando se ven obligados a medir cada mirada o palabra. Por eso los grandes poetas hacen morir a sus Pablos y Virginias al final de la adolescencia
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Ahí donde los canallas hacen las paces después de haberse asestado unas puñaladas, a los enamorados les basta con una simple mirada o palabra para romper definitivamente. El corazón guarda el recuerdo de una especie de perfección ideal, lo cual explica el motivo secreto de separaciones que a menudo resultan inexplicables
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Ya no me quieren. También para la familia, como para el mundo, hay que triunfar
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Aunque el espíritu difícilmente olvida y el interés se resienta aún, el corazón, a pesar de todos los pesares, reanuda su servidumbre
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
No te censuro por haber intentado hacer revivir la noble familia en cuyo seno nací, pero, para tales empresas, es menester tener una fortuna y nobles sentimientos, y tú no posees ni lo uno ni lo otro. La confianza que teníamos puesta en ti se ha visto sustituida por la desconfianza
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
La curiosidad del cura de Marsac había quedado completamente satisfecha, lo cual en todas las provincias de Francia es el fin principal del extraordinario interés que se siente por los demás
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Estos tres hombres, pues, se decían: «Para constituir una sociedad basada en el secreto hay que hacer experimentos, y para hacer esos experimentos es preciso liberar a David Séchard. Pero si le liberamos, se nos escapará de las manos». Todos, además, tenían sus segundas intenciones; Petit-Claud se decía: «Una vez casado, estaré en paz con los Cointet, pero mientras tanto los tengo en un puño». Cointet el largo se decía: «Preferiría tener encerrado a David, así sería yo el amo». El viejo Séchard pensaba: «Si pago las deudas de mi hijo, me despedirá dándome las gracias». Ève, atacada, amenazada por el viñador con ser echada
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Le voy a traducir en buen francés sus sentimientos —dijo el abogado con tono guasón—. Mire, papá Séchard, está usted celoso de su hijo. ¿Quiere oír la verdad? Ha puesto usted a David en la situación en que se encuentra al venderle su imprenta por el triple de su valor y le ha arruinado al obligarle a pagarle ese precio de usurero. No, no menee la cabeza; el periódico vendido a los Cointet, y cuyo precio usted se embolsó por entero, era lo único de valor de su imprenta… Y detesta usted a su hijo no sólo porque le ha despojado de todo, sino también porque ha hecho de él un hombre superior a usted. Finge que siente un gran cariño por su nieto para enmascarar la bancarrota sentimental que declara a su hijo y a su nuera, que le costarían dinero hic et nunc, mientras que su nieto sólo necesita de su cariño in extremis. Se muestra afectuoso con el pequeño sólo para aparentar que quiere a alguien de su familia y no ser tachado de insensible. Esto es lo que hay en el fondo de usted
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
La sociedad, señora, cosa bien extraña, es mucho más indulgente con los jóvenes como él; los quiere, se deja seducir por el atractivo de sus prendas exteriores; no les exige nada, disculpa todos sus errores, da por descontada su perfección permaneciendo ciega a sus defectos, y los convierte así, finalmente, en sus niños mimados. Por el contrario, es de una severidad sin límites con las naturalezas fuertes e íntegras. Pero es precisamente así como la sociedad, aunque en apariencia puede parecer injusta, es tal vez sublime. Se divierte con los bufones, sin pedirles nada más que diversión, pero los olvida muy pronto, mientras que para doblar la rodilla ante la grandeza le exige a esta unas dotes divinas.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Se despreciará a sí mismo, se arrepentirá, pero si la necesidad volviera a ponerlo en la misma tesitura, reincidiría, ya que carece de voluntad, y es incapaz de resistirse a las seducciones de la voluptuosidad y de la satisfacción de sus menores ambiciones.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Su hermano sigue un camino por el que se extraviará. Por el momento le compadezco; pero pronto le habré voluntariamente olvidado, ¡no por lo que hizo, sino por lo que está aún por hacer! Su querido Lucien es un temperamento poético, no un poeta, sueña y no piensa, se agita y no crea. En suma, permítame decirlo, es como una mujercita a la que le gusta aparentar, el principal vicio de los franceses.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Estos pobretones se acostumbrarán a recibir el alquiler de su imprenta, contarán con él y contraerán deudas. Dentro de seis meses no renovaremos el arrendamiento, y entonces veremos lo que ese genio ha descubierto, pues le propondremos para sacarle del apuro asociarnos con él para explotar su descubrimiento.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
¡Qué noche la que pasó el pobre muchacho esforzándose en componer canciones para ofrecer a los juerguistas escribiendo a la luz de los cirios y al lado del sacerdote que rezaba por el alma de ella!
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Gregorio Samsa es un ...