Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
¿Me comportaré yo alguna vez así? ¿Es que hay que renunciar a la propia dignidad?
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
¿Me comportaré yo alguna vez así? ¿Es que hay que renunciar a la propia dignidad?
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Acosado por las miradas de las mujeres, incitado por blancas redondeces y escotes atrevidos que le deslumbraban, sujetaba su manuscrito con mano firme para que no se lo robaran, ¡el muy inocente!
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Mientras que las Galeries de Bois eran para la prostitución un terreno público, el Palais por antonomasia, vocablo que era sinónimo por aquel entonces de templo de la prostitución. Una mujer podía ir allí y salir acompañada de su presa o llevarla a donde mejor le pareciera
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
En cuanto a las novelas, Florine, que es la mejor lectora de novelas que pueda haber en el mundo, me hace su análisis, y yo despacho mi artículo basándome en su juicio.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Barbet era el prototipo del librero miedoso que vive de pan y nueces, que firma pocos pagarés, que araña en las facturas, las rebaja, lleva él mismo sus libros no se sabe adónde, pero que los coloca y se los hace pagar.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Cuando haya echado a perder su vida y su estómago para dar vida a esta creación, la verá calumniada, traicionada, vendida, condenada a las lagunas del olvido por los periodistas, enterrada por sus mejores amigos. ¿Será capaz de esperar al día en que su creación resurja vivificada? ¿Y por quién?, ¿cuándo?, ¿cómo?
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Para escribir grandes obras, mi pobre amigo, sacará de su corazón, untando generosamente su pluma de tinta, la ternura, la savia, la energía, y las transformará en pasiones, sentimientos y frases.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
El escritor de moda es más insolente y duro con los que empiezan de lo que pueda serlo el más brutal de los editores. Allí donde el editor no ve más que pérdidas, el escritor teme a un rival
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Me da usted pena. Me veo en usted como yo era antes, y estoy seguro de que dentro de uno o dos años será usted como yo soy ahora. Creerá que le doy estos amargos consejos por alguna secreta envidia o interés personal, pero en realidad están dictados por la desesperación del condenado que no puede abandonar ya el infierno.
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
En literatura el secreto del éxito no radica en trabajar, sino en explotar el trabajo ajeno
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Por un ejemplar que el editor niegue a mi periódico, hablo mal de una obra que a mí me gusta
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Debajo de todas esas hermosas cosas soñadas, se agitan hombres, pasiones y necesidades
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Llega usted en medio de una batalla de lo más encarnizada, es preciso decidirse cuanto antes. En primer lugar, el mundo de la literatura está dividido en varios bandos, pero nuestros grandes hombres están separados en dos campos. Los realistas son románticos y los liberales son clásicos
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El coronel Chabert : seguido de «El verdugo», «El elixir de larga vida» y «La obra maestra desconocida» de Honoré de Balzac
La muerte es tan repentina en sus caprichos como lo es una cortesana en sus desdenes; pero más fiel, pues nunca engañó a nadie
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
El periodismo es un infierno, un abismo de iniquidades, de mentiras, de traiciones, que es imposible atravesar y del que es imposible salir indemne si no es protegido, como Dante, por el divino laurel de Virgilio
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
¡Despliega tus alas, mi bello y amado genio! Serás nuestro orgullo, como ya eres nuestro amor
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Allí, un grupo de amigos fraternos, todos igual de dotados en distintos campos del saber, se ilustraban mutuamente de buena fe, se lo confiaban todo, incluso sus malos pensamientos, todos de una instrucción inmensa y todos acrisolados por la miseria
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Todos discutían sin pelearse. No conocían la vanidad, al ser ellos mismos su propio auditorio
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Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac
Entre quienes aún viven se encontraba Horace Bianchon, entonces interno en el Hospital General, convertido más tarde en una de las eminencias de la Escuela de París y demasiado conocido ahora para que sea necesario describir su personalidad o explicar su carácter o la índole de su espíritu[114]. Luego estaba Léon Giraud, ese profundo filósofo, el osado teórico que pone en entredicho todos los sistemas, los enjuicia, los explica, los formula y los pone a los pies de su ídolo, la HUMANIDAD
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