El autor tiene wins y fails, y este es un fail. Este tipo de obras, demasiado personales o de pajas mentales son las que hacen que no me termine de gustar el catalán.
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El autor tiene wins y fails, y este es un fail. Este tipo de obras, demasiado personales o de pajas mentales son las que hacen que no me termine de gustar el catalán.
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“En lo profundo de lo desconocido para encontrar algo nuevo” Charles Baudelaire (Las flores del mal) El libro es divertidísimo, hasta chistoso, un disparate no carente de sentido en el que se ensalza lo inútil, lo liviano, lo intrascendente, la locura, la irresponsabilidad, lo voluble, la vanguardia, la falta de objetivos, lo chiflado, el nomadismo, la insolencia, la “negritud”, la frivolidad, lo irreal, la indisciplina, el azar, lo críptico… una admirable y, como cualquier otra, fracasada tentativa de ser héroes en “esa batalla perdida que es la vida”, una invitación a vivirla literariamente, a bucear en lo desconocido para intentar “desfondar el fundamento que nos subyace” y hacerlo sin miedo al naufragio, pues la vida, igual que cada libro, “debería contener en sí la posibilidad del fracaso”. No les contaré demasiado. Si todavía no les he asustado, tienen curiosidad y no temen a la decepción del fracaso, tendrán que leerla para saber qué es la literatura portátil y quiénes y qué son los portátiles, aunque ya les avanzo que no les resultará fácil pues es una literatura que no existe; o qué son los shandys, esos personajes obsesionados con la muerte, de sexualidad extrema y tensa convivencia con la figura del doble y la extrañeza consigo mismo, entre otras grandes cualidades; o cuál es el motivo por el que conspiran en su logia secreta, o cuál es el problema que tienen con sus odradek, “pequeños bastardos no nacidos de madre”, y estos con sus golem, y estos con sus bucaresti; o su gusto por todo aquello que “surge y desaparece con la arrogante velocidad del relámpago”; o en qué forma las mujeres fatales estuvieron presentes tanto en el inicio de la sociedad secreta como en la aparición en su seno de la palabra “suicidio”, o cómo la posibilidad del suicidio, un escape siempre disponible, les devolvió el sentido del humor en la convicción de que, aunque no hay razones para vivir, tampoco las hay para morir: “La vida no merece que nos tomemos el trabajo de abandonarla”, pero si hay que hacerlo, por favor, que sea lo más literariamente posible, que sea en el Ritz. Si todo esto que aquí les escribo les parece un despropósito, no se me amilanen, lean el libro como “fuente inagotable de nuevas y estimulantes sensaciones”, o como una sucesión de chismes, dimes y diretes, sin que ello les lleve a vergüenza pues no otra cosa son las novelas de Proust o Henry James. Tómenlo como un espacio donde perderse en soledad, aun sin evitar la amargura de la propia soledad, o como un modo de enriquecer su geografía del placer o por la loca esperanza de que, en medio de la lectura, su odradek se le pose en el hombro como “la más aguda y creativa de las violaciones”. Afróntenlo como un juego, como una forma de ver de otra forma, como un viaje a otro mundo, el que nos propone el autor, uno sin demasiado peso, nada importante ni grave, lejos del otro, “ese reducto de imbecilidades, de abdicaciones, de renuncias y de obtusos encuentros”, uno en el que cuentan infinidad de historias, que es el placer esencial de todo viaje, y qué buen libro no es en realidad un gran viaje. P.S. Si a pesar de todo la novela les parece un truño, pónganla a calzar la mesa que cojea: harán un justo homenaje a lo portátil y su inclinación por lo “soltero”, porque personas y cosas pierdan la función natural para la que fueron creadas. P.P.S. Algunos de los artistas invitados: Tristán Tzara, Georgia O´Keefe, García Lorca, Hans Arp, Witold Gombrowicz, Marcel Duchamp Andrei Biely, Gustav Meyrinck, George Antheil, Aleister Crowley, Man Ray, Valery Larbaud, Edgar Varese, Francis Picabia, Blaise Cendrars, Ramón Gómez de la Serna, Jacques Rigaut, Juan Gris, Raymond Roussel, César Vallejo, Louis-Ferdinand Céline, Walter Benjamin, Luís Cernuda, Robert Walser, Rita Malú, Francis Scott Fitzgerald, Pola Negri, Erik Satie, Alberto Savinio, Fernando Pessoa, Salvador Dalí… + Leer más |
Libro de ensayos y artículos periodísticos de Enrique agrupados en un libro para facilitar su lectura. Como anteriores libros ensayísticos de Vila-Matas, aconsejable, pues encontramos muchos rasgos de la personalidad y escritura del autor, así como descubrimos autores y lecturas nuevas, que con su buen gusto nos regala para nuestro deleite. Nos habla también de su modo de entender la literatura, de como la novela decimonónica ya no tiene cabida. Entiende la escritura como un riesgo constante. Nos ofrece claves de autores muy valorados por él, como Walser, Levrero, Bolaño o Pitol, al que le une una gran amistad. Lectura instructiva que se puede leer a ratos y tener en la mesilla para degustar como los grandes vinos. |
El autor de esta novela, el propio Vila-Matasas, es invitado por las comisarias de la Documenta de Kassel, feria líder de la vanguardia artística más radical, a participar en las actividades paralelas de la feria de un modo un tanto peculiar: su cometido será el de sentarse durante una semana en un restaurante chino de las afueras de la ciudad en calidad de “escritor residente”. Fascinado por la posibilidad de formar parte y vivir esta experiencia dentro del arte contemporáneo, Vila-Matas acepta, no sin reparos, a convertirse en una ‘instalación artística’. El arte, la razón de ser y leitmotiv de esta novela, vive en cada párrafo. El arte invita a la duda y, por supuesto, a la reflexión Según avanzan las páginas y su estancia en Kassel, el autor, que va dando su opinión de forma directa a veces y en otras haciendo lo que mejor sabe hacer, a través de la mera narración de unos hechos, algo va cambiando, algo le va removiendo. El encuentro con lo insólito, el deseo de ser otro, la fusión de vida y literatura, las ganas de penetrar en la dimensión insondable... Y hay, también, mucha ironía y conciencia performática. Y por supuesto, no faltan tampoco a la cita los autores de referencia de Vila-Matas: Duchamp, Kafka, Walser o Beckett. Como siempre, Vila-Matas nos conduce a través de una escritura que parece que va a quebrarse, que no llegará al final de la frase por la imposibilidad de saber si es cierto todo lo que está pasando. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. + Leer más |
Kassel no invita a la lógica (2014) tiene un título enigmático que vamos a analizar. Al parecer Vila-Matas se inspiró de Italo Calvino, quien afirmaba que Turin invitaba a la logica, pero esta lógica lleva a la locura. Kassel es una ciudad alemana de la región de Hesse donde acaece, cada cinco años, una importante manifestación de arte moderno vanguardista. El personaje central del libro es un ser lleno de manías, con una tremenda fobia a la senescencia, él encuentra « la forma » gracias a fármacos que le procura un « buen » doctor , pero cae cada atardecer en una profunda angustia existencial. Y tiene una manía muy divertida que consiste a sacar a veces en la conversación un « macguffin », que podria definirse como una frase totalmente ilógica que no tiene nada que ver con el contexto y que podría ser la representación de lo que no se quiere nombrar. Un libro realmente original donde Vila-Matas mezcla magistralmente realidad, conocimientos y ficción de tal manera que el lector se pierde entre los géneros, pero se divierte y aprende. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |
La asesina ilustrada, de Enrique Vila-Matas es una de sus primeras novelas, no sólo se perfilan en ella sus primeras influencias, como El nombre de la rosa, de Umberto Eco, o de la famosa forma de citar en falso obras inexistentes como lo hacía Jorge Luis Borges, sino que en ella aparecen bajo la sombra de los nombres de los personajes, Gertrude Stein, James Joyce y está contada a coro como los dramas griegos y donde todas las voces son fundamentales para comprender todo el entramado. De esta novela surge la pregunta: ¿Por qué todas sus mujeres-personajes terminan de manera tan trágica? Basta leerla para comprenderlo. Una muy buena oportunidad para conocer las obsesiones de este excelente autor español.
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La asesina ilustrada es un trabajo de ingeniería literaria donde el autor está soberbio en su construcción y al lector se le pide un poquito de trabajo extra. El relato es, en esencia un juego de reconstrucción que parte de la idea de un libro asesino. Los personajes son escritores y sus obras solo existen en la ficción que propone Vila-Matas. El autor no esconde el ego y las vanidades propias del oficio convirtiendo estas "virtudes" en sus peores enemigos. Me ha encantado el concepto del asesino en serie inductor. Su maldad, su paciencia y su envidiable inteligencia. Rasgos que bien hubiera querido para mí y por desgracia me quedé en renglón torcido de Satanás. El arte de la perversión. Perseguir las debilidades del poeta, escritor y prologuista hasta que estas acaben estrangulando sus fortalezas. La psicología llevada al arte del mal morir o del buen matar. Pero para inteligencia, la del autor catalán con el que me estreno. Una mente prodigiosa que queda bien reflejada en esta corta novela, asimétrica sobre el papel y sin embargo, magníficamente ordenada como conjunto. Prosa y manejo del lenguaje brillan a la misma altura y su tempo, es como ir alimentándose de migajas hasta el banquete final. Un relato que puede parecer raro en su arranque pero que cumple a rajatabla el propósito de Vila-Matas: conducir al lector a su antojo a la resolución final. Un texto muy interesante, diferente e ideal para salir de nuestra área de confort y enfrentarse a otros horizontes literarios de los que solemos huir ( al menos yo) como alma que lleva el diablo. Si este es el libro peor valorado del autor, como será el resto. Para leer sin prisa pero sin pausa. Cuidado con tus laberintos inconfesos. Seas Tseo o Ariadna, siempre hay una pequeña fisura que puede hacer que todo se quiebre. + Leer más |
Aunque el inicio es interesante, la parte demasiado metaliteraria es un toque forzada para mí gusto. Quizás se deba a que fue su primera novela, porque otros libros, igual o más metaliterarios como Bartleby y compañía o El mal de Montano me encantaron.
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Mac y su contratiempo (2017) resume la quintaesencia de lo que Vila-Matas sabe hacer, es decir, un magma de metaliteratura, autoficción, o ficción en una mezcolanza de géneros literarios sabiamente dosificados y que tiran al lector por el mentón: ensayo, novela, catálogo de lecturas, diario…Pero va más allá esta vez porque hay en el libro como un desdoblamiento de los personajes que en el fondo podrían ser uno solo porque van aportando argumentaciones de puntos de vista diferentes para, in fine, darnos un paseo mastodóntico por el mundo literario con la participación de un ventrilocuo. Hay unas simetrías opuestas a veces con los personajes que podrían ser también facetas diferentes de los mismos personajes. Interesante. La trama es inenarrable y enrevesada, compleja e inteligente. El protagonista se hace llamar Mac (Mac en referencia a una película de John Ford), Mac está en paro después de los sesenta, pero no en dificultades económicas. Quiere reescribir 30 años después un libro, Walter y su contratiempo de un conocido autor barcelonés, Ander Sánchez ( ¿alter ego?), quien además es un vecino de barrio puesto que vive en un edificio colindante y que Mac cruza a menudo. ( Y Ander Sánchez se pregunta 30 años después cómo pudo escribir este libro lleno de incongruencias, errores, dislates, sobre todo habiendo estado tan borracho de gin-tonics…). Esta imperfecta novela de Sánchez comprende 10 relatos escritos « a la manera de » muchos otros escritores. Una lectura endemoniada, un melting-pot de literatura deslumbrante de inteligencia que deja al lector KO, perdido en suposiciones, pero con la idea positiva de haber aprendido algo. Un libro sobre el desdoblamiento de los personajes, sobre la (ineludible)repetición en literatura. Es un libro que da para varios niveles de lectura que los apasionados del tema pueden saborear con delicias. Un libro original y muy divertido por momentos. Da la impresión que Vila-Matas se rie un poco del lector, le toma el pelo de manera elegante, lo descoloca. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |
Vila-Matas siempre sorprende con sus novelas, dicen. Es irónico, reflexivo, adictivo. Es considerado como una de las voces más originales de la literatura española actual y un auténtico mago de las palabras, que hace una literatura con fundamento. En “Mac y su contratiempo”, publicada en el 2017, el autor barcelonés vuelve a hacer metaliteratura. Narra una historia en forma de diario, un diario que Mac, su protagonista, califica de “antivida”. La novela es un auténtico juego de espejos en el que a través de sus personajes, equiparables a un “alter ego”, como el de Sánchez, un escritor de reconocido prestigio, profundiza en el proceso de escritura, que define como algo que permite a un autor descubrir lo que quiere decir. Habla de la escritura como de... Continuar leyendo la reseña en: Enlace: https://librosmagazine.wordp.. |
Enrique Vila-Matas publicó Mac y su contratiempo en 2017. Me lancé a su lectura en cuanto tuve el texto a mi disposición, a bocajarro, sin apenas tener conocimiento de otras obras de este autor. La novela se presenta como un diario en el que Mac, de 60 años, casado, con tres hijos emancipados, que ha perdido su trabajo, con mucho tiempo libre, por tanto, escribe su experiencia personal orientada a la reescritura de la primera novela de un escritor afamado y vecino suyo llamado Ander Sánchez, titulada Walter y su contratiempo. Esta primera obra, ya olvidada, según su autor, e imperfecta, fue publicada treinta años antes. La narración de Sánchez está conformada por una serie de capítulos o cuentos escrita por su protagonista ventrílocuo, Walter. En el diario de Mac se plasman sucesos y anécdotas de su vagabundeo por el barrio de El Coyote al tiempo que lee de principio a fin la novela de Sánchez. Presenta golpes de humor que el lector agradece. No considero esta obra difícil de leer, pese al carácter experimental, pero no estaría de más molestarse en conocer los entresijos del relato, antes de comenzar su lectura, con el fin de entender algunos aspectos clave que la obra en sí no desvela y que son cruciales. De cualquier modo, siempre cabe la relectura. + Leer más |
Un libro sobre la literatura como instalación y la instalación como literatura. Enrique Vila-Matas dialoga con Dominique Gonzalez-Foerster como Watson con Holmes. Las artes se entrecruzan, los métodos se solapan, las convergencias en la distorsión estética se muestran como secretas complicidades. La artista hace pie en la literatura. El literato hace pie en las artes tanto cinéticas, como estáticas. Opino que Marienbad Eléctrico puede ser entendido como una explicitación de implícitos histriónicos que se dejan ver en la obra de Vila-Matas: Kassel no invita a la lógica, Aire de Dylan, Dublinesca, París no se acaba nunca, entre otros. En realidad, todos los libros de Vila-Matas son condensaciones de literatura, cine, pintura, instalaciones, ready-mades, música, fotografía, documental, ficción, toda la historia del arte está presente, sobre todo del arte contemporáneo en el que sobresale Dominique Gonzalez-Foerster, brillante creadora duchampiana. Este libro es una magnífica instalación, un maravilloso testimonio de diálogo entorno del arte por el arte, de la indescifrable subjetividad, de la ociosidad redentora de la belleza. Opino que es un libro muy recomendable, una lectura llena de contagioso entusiasmo.
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Lo cuenta Enrique Vila-Matas en su blog Ayudante de Vilnius: Cuando su novela Montevideo había empezado ya a ser impresa, leyó determinados textos y fragmentos relacionándolos con su libro terminado.
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Una novela diseñada por la pulsión negativa y desplazada de un escritor que no existe, pero que es real, ausente de sí y en fuga constante, y por la búsqueda de 'una habitación propia'.
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Una novela diseñada por la pulsión negativa y desplazada de un escritor que no existe, pero que es real, ausente de sí y en fuga constante, y por la búsqueda de 'una habitación propia' Enlace: https://www.laopinioncoruna... |
“Escribir es… reírse de las moscas de origen belga, es expulsar a la Tierra del Sistema Solar, es extraer algo de la nada, es hablar sin que nadie te interrumpa…”. Doctor Johnson. No sé si Vila-Matas, ese señor que en más de una ocasión me ha firmado un ejemplar en la feria del libro de Madrid escudado siempre tras una mirada intimidatoria que me ha dejado sin poder articular palabra, ni siquiera una de disculpa que es lo que me pide el cuerpo por ser lo que parece que me exige su mirada, digo que no sé si le parecerá una indigna impertinencia darle un consejo para una futura posible crisis escritora como la que aquí nos cuenta: una novela sobre autores religiosos. Por supuesto, Cortázar, que tanto protagonismo tiene en esta novela, sería uno de ellos, uno de los principales, pero Vila-Matas no le iría a la zaga y sería un magnífico adalid de esta conjura literaria, a él que tanto le gustan estas conjuras, además de su primer hagiógrafo. Digo religioso, primero, por su obstinada búsqueda del Santo Grial, “el gran lenguaje olvidado, el perdido sendero”, que dice Vila-Matas que decía Thomas Wolfe, con el que crear un mundo autónomo en el que "la literatura quedaría establecida como un fin en sí mismo, es decir, sin Dios, sin justificación externa, sin ideología que la sustentara", que dice Vila-Matas que decía Mallarmé, un espacio sin espacio en el que fuera posible escribir "un libro sin atadura externa, que se mantuviese por sí mismo por la fuerza interna de su estilo, como la tierra sin ser sostenida se mantiene en el aire, un libro que casi no tuviera tema o al menos en el que el tema fuera casi invisible", como digo yo que decía Flaubert. Pero también religioso porque, como todo buen devoto de algún Dios, toda su vida pasa por el tamiz del suyo, la literatura, y por la de sus santos, los escritores. Cada momento, cada pensamiento, cada sentimiento le dirige a una cita, a una anécdota literaria, a una vivencia de algún escritor, cuando no le sirve directamente como motivo de una lucubración literaria propia. Vila-Matas sueña con un mundo literario sin límites, en el que poder disfrutar de la autonomía absoluta de los «escritores franceses» que se permiten todo tipo de contradicciones. Un mundo fluido, como el que supone podría haber sido el de los Neandertales, en el que “del mismo modo que un árbol puede hablar, un hombre, siempre y cuando se den las circunstancias, puede transformarse en un animal y viceversa”. Un mundo permeable en el que las barreras mentales se difuminaran y poder vivir, sentir, imaginar la vida como lo hizo un Kafka, un Melville, un Walser, un Tristram Shandy, un Cortázar. Un mundo en el que poder vivir livianamente, como en un juego, y “cuyo sentido es ante todo el de responder a la pasión”, que dice Vila-Matas que decía George Bataille. Un mundo en el que ni siquiera sea necesario el lector y el mismo escritor se borrase de su propia escritura. Un mundo, en fin, en el que ya no sea inevitable escribir precisamente sobre aquello que impide escribir. Porque Vila-Matas habla de literatura como si hablara de la vida. Para él, o para ese personaje que con alguna variación transita por todos sus libros y que bien pudiera (o no) ser él mismo, la literatura es la vida y la vida solo puede ser tal si es literaria. La novela empieza con un primer capítulo dedicado a París (un primer capítulo de un futuro libro que queda definitivamente descartado) en el que elucubra sobre todos estos temas tan presentes en sus anteriores novelas y que disfruté muchísimo (qué pena de ese libro descartado) justo por eso, pero que también debió ser justo por eso que ese capítulo le provocó al personaje, que no olviden que puede ser (o no) el propio Vila-Matas, una crisis tal que no pudo escribir ni una sola línea durante tres años. “… no había día en que no acabara constatando que somos demasiado parecidos a nosotros mismos, y el riesgo estriba precisamente en que acabemos pareciéndonos a nosotros mismos.” Sin duda por ello, el resto del libro, dedicado a otras ciudades, Bogotá, Cascáis, Barcelona y, por supuesto Montevideo (con la genial excusa de la habitación protagonista del genial cuento de Cortázar, La puerta condenada, una historia que, de forma similar y casi simultánea, también escribiera Bioy Casares, algo muy propio del mundo anhelado por el autor), es distinto. No es que el viraje de registro le sea extraño al escritor, pero quizás sea un registro menos de mi gusto, o puede que entendiera menos su intención (aunque comparta con él el no entender como un atractivo más de una novela, y que de haber entendido siempre todo cuanto me decía, “a estas alturas tendríamos una amistad con un grado de intensidad más bajo”), o que me dificultó más que otras veces llegar a ser ese lector que, como su amiga Madeleine Moore requiere de los suyos, tenga una interpretación personalísima de la novela. Aunque, dado el unánime aplauso de la crítica, quizás no esté yo tan alejado de ese lector deseado por Moore tan aficionado a huir de la unanimidad. Aun así, me he divertido mucho con sus anécdotas, el libro tiene posiblemente más humor de lo habitual, con su no-trama en la que nos habla del libro que no escribe y que justamente es el que acabamos leyendo. Me ha ilustrado y sugerido con sus lucubraciones, con sus citas, con sus críticas literarias…por todo ello, seguiré esperando una próxima novela (o, por su singularidad, debería decir novila) con las mismas ganas de siempre, la novela que “pueda cambiarme un poco, si no la vida, al menos la mañana”, la novela que puede que también lleve a la firma del autor y tener la suerte, esta vez, de que su mirada, si no complacida de volver a verme, me exprese algo así como “Está bien, por simpatía me resigno”, que dice Vila-Matas que decía Onetti. + Leer más |
El barcelonés consigue crear un palimpsesto literario. Sobre una misma escena, acaecida en el cuarto de un hotel de Montevideo, se superponen las historias de Cortázar y Bioy Casares, que por el azar de los tiempos, ambientaron sus relatos en el mismo lugar.
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Con Enrique Vila-Matas uno ya no sabe a qué atenerse. Y quizá esté ahí la condición de posibilidad de su literatura, solo eso, lo cual no es poco: una condición de posibilidad.
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Una novela diseñada por la pulsión negativa y desplazada de un escritor que no existe, pero que es real, ausente de sí y en fuga constante, y por la búsqueda de 'una habitación propia'
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Montevideo (2022), su ultimo libro, se sitúa en pleno en lo que el autor domina, un ensayo que navega entre ficción y autobiografía, un texto furiosamente metaliterario donde los procesos de lectura y de escritura son los ejes del libro. La portada lleva la reproducción de un cuadro del pintor intimista danés Vilhelm Hammershøi (Cuatro habitaciones) con una sucesión de piezas simbolizando quizás el pasaje fluido de un género literario al otro. Montevideo es un texto circular que empieza y termina en Paris, terra grata al autor, pero también nos pasea por Cascais, Montevideo, Reikiavik y Bogotá. Un autor en pana de escritura (o bloqueo) comienza el relato con su primera estadía en Paris, una estadía formadora dónde ejerció otros « talentos » que el del oficio de escritura. (Vaya sorpresa que me he llevado). El texto es un vasto campo de metaliteratura donde el argentino Julio Cortázar ocupa un lugar preponderante. Entre muchos otros autores, Vila-Matas cita a Kafka, Melville, Thomas Wolfe, Elizabeth Hardwick, Laurence Sterne, Piglia, Raymond Roussel, Italo Calvino, etc, etc. Fuera de la literatura, el narrador-ensayista barcelonés, nos cuenta algunas historias al límite de lo fantástico, como por ejemplo, su estadía en un hotel de Cascais donde se alojó en un cuarto vecino al del actor francés Jean-Pierre Léaud, un actor admirado de su generación, donde sufrirá probablemente alucinaciones auditivas. En Montevideo querrá alojarse en un hotel que albergó justamente a Julio Cortázar, dónde habría escrito La puerta condenada de Final de juego. De manera interesante, Vila-Matas hará un acercamiento con otro cuento, esta vez de Bioy Casares, El mago inmortal o Un viaje. Ambos relatos fueron escritos casi en los mismos días y tienen tramas muy parecidas; además los narradores de Cortázar y de Bioy Casares tenían la misma profesión , viajaban a la misma ciudad de Montevideo y se alojaban en el mismo hotel sombrío y tranquilo y en ambos casos, enfrentándose con una puerta misteriosa. El cuento de La puerta condenada se transformará en una verdadera obsesión en el libro de Vila-Matas, con una búsqueda febril de una puerta real o imaginaria, en todo caso fuertemente simbólica para el autor, simbólica de ambigüedad (como casi toda su literatura), una insistencia que recuerda Una habitación propia de Virginia Woolf (o el espacio necesario al escritor para crear), o la puerta escondida que necesita Enrique Vila-Matas para ir más alla de él mismo y de su bloqueo. Destaco en el texto las cinco tendencias de la literatura que obsesionan a Vila-Matas: la de los que « no tienen nada que contar », la de los que « deliberadamente no narran nada », la de los que « no lo cuentan todo », la de los que « esperan que Dios algún día lo cuente todo, incluido por qué es tan imperfecto » y, finalmente, la de los que « se han rendido al poder de la tecnología que parece estar transcribiendo y registrándolo todo y, por tanto, convirtiendo en prescindible el oficio de escritor ». Este párrafo define finamente la posición del autor frente a su literatura. Un libro de lectura juguetona entre el autor y el lector, lectura hecha de piruetas literarias. Por momentos puede resultar bastante jocoso, en otros un poco insistente, algo pesado. Enlace: https://pasiondelalectura.wo.. + Leer más |
¿Con qué frase empieza esta novela?