En la Galicia rural del siglo pasado se desencadena alrededor de Marcela una serie de conductas dominadas por los prejuicios, el silencio, las sospechas, la incomunicación, las supersticiones y las convenciones. Crecida en un contexto de aparente libertad, pronto se verá constreñida por mentes y situaciones cada vez más opresivas y asfixiantes y verá como su vida es manejada según el antojo y el criterio de los demás. La Naturaleza es cómplice en toda la novela: está presente en las descripciones, condiciona las atmósferas y se adentra en el lenguaje. A través de ella se comprenden herencias ancestrales y heridas profundas, y aporta un elemento de belleza añadido a la narración. Quiroga logra de forma muy eficaz hacernos testigo directos de todo cuanto acontece en la novela; maneja magistralmente los matices psicológicos de cada una de las situaciones que presenta, a través de un lenguaje perfectamente realista y contextualizado, de un estilo directo y al mismo tiempo sutil, se sirve de una selección de episodios clave para comprender los acontecimientos que tienen lugar y para conocer de primera mano lo que mueve a cada uno de los personajes. Sobre todo, es capaz de ponernos en el lugar de Marcela y de vivir con ella la transformación de su mundo, que pasa de ser ligero, abierto y libre a ser limitado, pesado y sofocante. La tensión, absolutamente palpitante, que la atraviesa a lo largo de la novela, y especialmente en el último tercio, traspasa las páginas. El mérito de la escritora se concentra, a mi modo de ver, en la posibilidad de adentrarnos en estados introspectivos de fuerte calado psicológico y potente huella sociológica a través de una riqueza léxica y de una sutileza narrativa inigualables. Enlace: https://instagram.com/lesbou.. + Leer más |