En esta historia vamos a conocer a Kate, una madre soltera que vive una situación económica delicada y que, gracias a heredar una casa, se muda a Tellerude junto a su hija Lucy, que es un encanto de niña que te enamorará, con la ilusión de darle, por fin, un verdadero hogar.
Allí vivirán situaciones que no se imaginaban… Kate, como madre que ha tenido que hacerlo siempre todo sola, tendrá que aprender a confiar en los demás, a dejarse ayudar, a aceptar favores y pedirlos y a bajar esas gigantes murallas que ha puesto alrededor de su vida y de su corazón (he entendido muchas de las actitudes de Kate, esa necesidad de protegerse, de no poder permitirse caer… pero no negaré que una colleja en plan “déjate ayudar” le hubiera dado), sobretodo cuando conozca a Chris al llegar al pueblo.
Chris es bombero, simpático, abierto, siempre dispuesto a ayudar y con un sentimiento hacia ellas que nace nada mas verlas… pero esconde mucho mas de lo aparenta que iremos descubriendo conforme avance la historia.
Me ha encantando como la autora ha descrito los lugares del pueblo, ya que hace que te imagines ahí dentro, al igual que el exponer la situación económica de Kate, estamos acostumbrados a leer libros de Navidad y que todo sea perfecto, en cambio aquí vemos la realidad de muchas familias que no llegan a fin de mes y, en este caso, lo único que Kate quiere para su hija es que tenga una autentica Navidad como la de cualquier niño.
Por ponerle un pero, el desenlace de la trama, no quiero hacer spoiler, así que lo explicaré de la mejor manera posible, creo que potencialmente la autora tenía una trama que podía haber dado mucho juego y la finalizó de forma rápida y abrupta, lo cual, a mi personalmente, me ha chirriado un poco.
Finalmente la pluma de la autora, ágil, sencilla pero que te engancha durante todo el libro. En resumen, es una novela tierna, amena y que te transporta a un pueblo precioso, con unos habitantes acogedores y achuchables, con la magia de la Navidad a flor de piel.
Le doy 3,75/5
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