Veinticuatro horas en la vida de una mujer

El tiempo, sin embargo, posee una fuerza profunda y la vejez un poder singular para quitar intensidad a los sentimientos.

La gratitud nos hace felices porque son raras las ocasiones en que se nos hace visible

La verdad a medias no tiene ningún valor, solo la tiene la que se expone íntegramente.

“La mayoría de los hombres poseen escasa imaginación. Todo lo que no les afecta de una manera inmediata y no hiere directamente sus sentidos, cual dura y afilada cuña, apenas logra excitarles; mas si un día, ante sus ojos y en una proximidad palpable, acontece algo insignificante, estallan inmediatamente en una pasión desmesurada. Entonces, en cierto modo, su apatía se trueca en vehemencia frenética y extemporánea.“

El tiempo, sim embargo, posee una fuerza profunda y la vejez un poder singular para quitar intensidad a los sentimientos

En aquellas dieciséis horas había aprendido más de la realidad que en cuarenta años de vida burguesa

La vejez no significa nada más que dejar de sufrir por el pasado"

I sento dins meu, esgarrifada, com ha de ser de dèbil, de miserable i d’estovada aquesta substància que de forma tan grandiloqüent anomenem “ànima”, “esperit”, “sentiment”, el que anomenem “aflicció”, quan tot això, fins i tot manifestant-se en un grau extrem, no és capaç de destruir el cos adolorit, el cos lacerat.

Té tota la raó. Les veritats a mitges no tenen cap valor. Només en tenen les senceres.

Jo, personalment, trobo més digne que una dona segueixi el seu instint, lliurement i apassionadament, que no pas que, com és habitual, enganyi el marit als seus braços i amb els ulls clucs.