María Antonieta

...cuando un edificio está podrido y largamente socavado, basta con sacar un solo clavo de la pared para que la casa entera se desplome.

Las verdaderas horas trágicas de la caída de María Antonieta no fueron nunca las de las grandes tormentas, sino las de los días engañosamente bellos que siempre relucen entre ellas.

El viejo poder, la realeza y sus guardianes, los aristócratas, se han ido a dormir. Pero la Revolución es joven, tiene la sangre indómita y ardiente, no necesita descanso, espera impaciente el día y la acción.

¿para qué necesita ser feliz una archiduquesa, con tal que llegue a reina?

Para herir a la realeza, la Revolución tenía que atacar a la reina y en la reina a la mujer.

Como durante demasiado tiempo quiso estar sola en su felicidad, estará sola en su desgracia y tendrá que pagar por un juguete infantil con una corona y una vida.

su juvenil corazón no quiere otra cosa sino vivir y ser joven, y en esta contradicción entre la edad y la categoría, entre su propia voluntad y la de los otros, se origina, en este natural aún no evolucionado aunque siempre por completo honrado, aquella irreprimible inquietud y ansia de libertad que más tarde han de determinar, de un modo tan nefasto, el destino de María Antonieta.

Versalles ha sido construido para mostrar a Francia que el pueblo no es nada y el rey lo es todo.

Para una profunda comprensión le faltan a María Antonieta, que jamás ha leído un libro hasta el final y sabe evitar toda conversación grave, las indispensables condiciones de carácter de un real discernimiento: seriedad, respeto, esfuerzo y reflexión. El arte nunca fue para ella más que un ornamento de la vida, una diversión entre otras diversiones: conocía sencillamente el goce artístico fácil; por tanto, nunca el valedero.

Pero aquellos destinados desde su origen a una suerte negra no reciben de los dioses ninguna indicación ni advertencia. Les dejan recorrer su camino, despreocupados y sin presentimientos, y, desde el fondo de su propia persona, su destino crece y avanza a su encuentro.