Pensaba que no había Dioses; que nadie tenía la culpa, y por eso desarrolló esta religión atea de hacer el bien por el bien mismo
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Pensaba que no había Dioses; que nadie tenía la culpa, y por eso desarrolló esta religión atea de hacer el bien por el bien mismo
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No temas más al ardor del sol Ni a las airadas furias del invierno. |
La mitad de las veces ella no hacía las cosas simplemente, no las hacía por si mismas, sino para que la gente pensará esto o lo otro; lo cual sabía que era una perfecta estupidez.
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“Tenía la extraña sensación de ser invisible, no vista, desconocida; ya no volvería a casarse, ya no volvería a tener hijos ahora, y solo le quedaba ese pasmoso y un tanto solemne avance con todos los demás por la calle Bond, de ser la señora Dalloway, ahora ni siquiera Clarissa,este ser la señora de Richard Dalloway.”
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Se preguntó si era realmente importante dejar de existir por entero; todo tendría que proseguir sin ella; eso la disgustó. Pensó que amar la convierte a una en un ser solitario. No podía compartirlo con nadie. Había un vacío alrededor del corazón de la vida, una estancia de ático. |
Tenía la extrañísima sensación de que nadie la veía ni la conocía; se había acabado el matrimonio y ener hijos, solo quedaba aquel sorprendente avanzar de manera solemne, aquel ser la señora Dalloway; ni siquiera Clarissa ya; tan solo la señora de Richard Dalloway.
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Como si le hubiese prendido fuego a una bolita gris en una bandeja y de ella hubiese surgido un precioso árbol en el aire salado de su intimidad
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Uno no puede traer hijos a un mundo como este. Uno no puede perpetuar el sufrimiento, ni aumentar la raza de estos lujuriosos animales.
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Su nombre de nacimiento es: