Los chicos de la Nickel

Puede que el autor no cuente nada nuevo, seguramente todos habréis leído narraciones de injusticias raciales, de discriminación y exclusión, de negación de derechos. Esta vez la historia se sitúa en la 'escuela' Nickel, en realidad una especie de reformatorio al sur de Florida en los años 60, a donde llega a parar nuestro protagonista, Elwood, por una confusión. A través de este chico, que escucha los discursos de Martin Luther King y se los repite a sí mismo como un mantra, como si así pudieran hacerse realidad y guiarle para enfrentarse a la vida, nos adentramos en la vida de la escuela y ya os imaginaréis que no, no es nada agradable.

Pero no es tanto lo que cuenta, que es imposible que te deje indiferente y más sabiendo que está inspirado en algo real, sino el cómo lo cuenta. Me ha impresionado la forma de narrar de Colson, sin excederse en detalles violentos pero mostrando todo lo esencial de forma clara, sin rodeos y sin rellenos innecesarios. El estilo es fresco, natural, incluso con toques de humor. Por no hablar de los giros de la trama. Con el primero me dejó helada, soltándolo como una bomba y dejándole espacio para que pudiéramos asimilarlo, pero es que con el segundo... me dejó totalmente conmocionada. Ya os digo que al terminar me quedé sin palabras.

Tras leer que este libro está galardonado con el Premio Pulitzer 2020, me decidí a leerlo y efectivamente, ahora entiendo por qué lo ha conseguido. He de decir que me ha encantado, donde el tema principal gira en torno a la segregación entre blancos y negros.
Ha sido una lectura que merece ser contada, una historia ficticia basada en los hechos ocurridos en Florida, en la escuela Dozier, a lo largo de un periodo oscuro en la historia estadounidense, donde cientos de niños murieron y fueron víctimas de abusos dentro de ella. Contada de tal forma que no puedes dejar de leerla, con una prosa bien escrita donde el tema principal es la injusticia, con letras mayusculas, que debieron de soportar.
En esta ejemplar conocemos a Elwood Curtis, un chico de raza negra bastante inteligente, trabajador y con un futuro esperanzador, obsesionado por los discursos de Martin Luther King, Jr., por la lucha de la igualdad y la libertad, a pesar de vivir en un lugar con un ambiente racista.
La casualidad hace que se encuentre en el lugar y momento equivocado y tras ser acusado de haber robado un coche, es enviado al reformatorio Nickel, un lugar que a lo largo de la historia vamos conociendo que está lleno de corrupción, racismo, tortura, abuso y donde la desaparición de niños y la muerte abunda en este lugar.
A pesar de todo este ambiente, Elwood sigue todas las reglas y respeta a la autoridad, creyendo que aún puede luchar contra la injusticia intentando mantener los ideales de su admirado Luther King.
Lo que más me ha gustado de esta novela es la escritura en sí y la forma que tiene Colson de contarnos de una forma tan amena un episodio que te deja marcado más que nada por saber que algo así ha pasado realmente. Una historia que necesita ser compartida y a esto le sumamos un final de novela que no me esperaba, que me dejó con la boca abierta y sentado por un momento para digerir lo que había leído. Un libro imprescindible de leer.

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Este libro me ha dejado con el alma rota. Por mucho que pase el tiempo seguimos igual, hay cosas que no cambian. Racismo, odio e injusticias.
Sé que el argumento lo hemos podido ver muchas veces en libros o películas. Un reformatorio(la Academia Nickel), un chico(Elwood) que acaba allí por estar en el lugar y en el momento equivocados y una vida destrozada. O muchas. Porque es un lugar infernal en el que torturas y vejaciones son habituales, por no hablar de los que no salieron vivos de allí.
Está basado en una historia real, eso lo hace todavía más duro más crudo y más terrorífico. La violencia y el racismo contados a través de Elwood y Turner, muy distintos pero con una amistad que les ayudará a sobrevivir a todo aquello.
Me ha encantado el estilo detallado, claro, sencillo y totalmente adictivo. Describe los lugares y los hechos de forma tan visual que parece que estaba allí viéndolo y viviendolo. Y he sentido las vidas de Elwood y Turner, sus emociones, su dolor y sus esperanzas. Y me ha dolido y he sufrido y he llorado porque la historia es dura, pero sobre todo porque es real.
Y después de toda la crueldad y la maldad y el dolor que he sentido mientras la leía, cuando he llegado al final me ha golpeado toda la historia otra vez y me ha dejado con el corazón roto y el alma deshecha.
Y a pesar de la dureza os la recomiendo porque la historia es espectacular y porque escribe magistralmente, a mi me ha enamorado.
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Años sesenta. La academia Nickel es un reformatorio para chicos donde todos tienen algo que esconder. Dicen que son alumnos y no presos, que allí los harán hombres... pero lo cierto es que su director, miembro del ku klux klan, tiene un sistema de educación bastante radical donde no duda en recurrir a la tortura.

Elwood vivía con su abuela (Increíble mujer) y soñaba con completar sus estudios o manifestarse en las calles con sus amigos, siguiendo el camino de ídolos como Martin Luther King o Malcolm X. Pero todos sus sueños se ven truncados cuando por un macabro giro del destino termina siendo uno de los chicos de la Nickel. Allí tendrá que aprender a valerse si quiere sobrevivir.

La novela se basa en una historia real, lo cual la hace aún más escalofriante. Dentro de la Nickel hay un edificio al que llamaban "la casa blanca" donde, casi todas las noches, algún joven era sometido a terribles torturas como escarmiento por su comportamiento. Por supuesto, la segregación racial también estaba presente entre esas cuatro paredes y se hacía notoria en todo tipo de circunstancias. Desde el edificio donde vivían, al trato que recibían. Cuando había combates de boxeo, el deporte por excelencia en la Nickel, no se enfrentaban dos púgiles. Se enfrentaba un blanco contra un negro, y esos dos chicos de algún modo servían para representar a todos los que allí vivían.

Si querías salir de la Nickel había cuatro caminos. El más seguro, era ascender dentro de las cuatro categorías que se podían tener allí: Gusano, explorador, pionero y As. Si llegabas a ser As, ganabas tu libertad. Pero Elwood... él sabía que necesitaba encontrar otro camino. Escaparse era un suicidio, así que tendría que optar por una opción más radical. Hacer caer a la propia Nickel.

Nos encontraremos con circunstancias muy duras y personajes de todo tipo, desde buenos amigos a seres carentes de moralidad. Aunque diría que no llegué a empatizar con ninguno de los chicos, no siento que realmente se ahonde en el terror ni en sus sentimientos o que ellos sean el centro de la narración, como podría entenderse por el título de la novela. Lo que destaca es la denuncia social y la necesidad de impedir que atrocidades de este calibre se sigan cometiendo.

Poco puedo decir del estilo del autor, que ha ganado el premio Pulitzer nada menos que DOS veces. Prosa amena, precisa y pulida que no deja ningún cabo suelto en sus apenas doscientas páginas, todo un triunfo. A esa habilidad se suma su facilidad para acercarnos a la historia tanto si nos conmueve como si no. Dando voz a éstas prácticas mediante protagonistas de carne y hueso logra que el mundo agache la cabeza de la vergüenza. Hacen falta narradores muy buenos para ese cometido, y aquí tenemos uno que da la talla.

A través de sus tres partes, "Los chicos de la Nickel" es un viaje por uno de los muchos episodios oscuros de la historia americana y que aún así tiene un agridulce sabor a presente, como si el mal nunca pudiera ser extirpado. Por eso hace falta contarlo, mirar al diablo a los ojos e impedir que las atrocidades cometidas en el pasado resurjan creyéndose a salvo de la memoria colectiva.

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Entre todas las lacras que padece el mundo, el racismo puede ser perfectamente una de las más graves. En EEUU en particular, su manifestación es sangrante. Todos hemos seguido en la televisión los disturbios y manifestaciones que sucedieron al asesinato de George Floyd, por parte de la policía, el 25 de mayo. Ante nuestros ojos ha vuelto a arreciar una petición histórica, un clamor de justicia, abanderado por el movimiento "Black lives matter", que no hace otra cosa más que pedir aquello que el reverendo Martin Luther King proclamara en Washington, cuando dijo que había tenido un sueño, un sueño de igualdad, en el que nadie sería juzgado por el color de su piel sino que por su carácter. Ese sueño aún está lejos de cumplirse.

Leer "Los chicos de la Nickel" en este contexto es absolutamente abrumador. Esta novela, ganadora del premio Pulitzer, es un retrato realista de la segregación racial ocurrida en EEUU en el pasado y muestra la herida que, lejos de cicatrizar, aún sigue abierta en el seno de la sociedad norteamericana.

Whitehead nos narra la historia de un reformatorio ficticio, al que llama Academia Nickel, basándose en el caso real de la Escuela Dozier para chicos de Marianna (Florida). Años después del cierre de esta escuela, los arqueólogos de la Universidad del Sur de Florida encontraron un cementerio secreto en los terrenos del centro. Cuando comenzaron a cavar, afloraron los cadáveres de todos aquellos pobres chicos que habían sido cruelmente asesinados y cuyas muertes se ocultaron bajo la excusa de que se habían fugado del centro.

Colson Whitehead pretende hacer justicia a estos chicos y crea una historia de ficción donde narra la vida de Elwood Curtis y su estancia en la Nickel. En el devenir de la narración, el autor nos irá transportando en el tiempo, sin previo aviso, ofreciéndonos, de este modo, una visión global de la evolución, no solo de los personajes, sino que también del racismo endémico que corroe las entrañas de la sociedad estadounidense.

Personalmente no había leído nada de Whitehead. Pero, a partir de ahora, este escritor tendrá un lugar preferente en mi biblioteca particular.

Decidí inscribirme a una suscripción literaria y este libro corresponde al envío del mes de septiembre. Junto con la caja recibí una ilustración, una infusión, una chapa, la traducción de una canción de Nina Simone, una lista de reproducción, un marcapáginas y una invitación para un encuentro virtual con el autor que, casualmente, será hoy a la tarde. Pese a que ha sido galardonado con el premio Pulitzer de este año, no tenía grandes expectativas y no sabía qué iba a depararme la lectura. Pero, tras haberlo leído, lo recomiendo encarecidamente.
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Con los premios literarios es difícil acertar, pero en este caso se han unido dos aspectos que la hacen ganadora del premio Pulitzer, primero la calidad literaria, que la tiene, y segundo el momento en el que ha salido publicada, pues los movimientos sociales surgidos sobre todo en Estados Unidos han hecho de esta novela algo más que una historia.
La narración y el ritmo literario es muy interesante, y la sensación creada al lector es muy buena, pues te genera sensaciones muy fuertes sobre lo que ocurre en la novela.
En algunos casos he tenido que volver a leer ciertas partes del texto, por la incredulidad de lo que estaba pasando.
La ambientación es muy buen pues te sitúa a la perfección en los escenarios, con descripciones precisas pero nada excesivas, lo cual hace al lector centrarse en lo importante, y en los que el autor quiere mostrar y poner énfasis.
Los personajes están bien definidos, creando una visión mas clara de como se sentían en la institución transmitiendo sus vivencias haciendo que el lector haga un ejercicio de empatía hacía lo que ocurre.
Un novela muy interesante y que aporta. No te puedes poner de lado.