La autopista Lincoln

La autopista Lincoln fue la primera que cruzó el país de Oeste a Este. Muchos fueron los que soñaron con recorrerla de punta a punta. Muy pocos se atrevieron. Dejar atrás el pasado y mirar hacia el futuro con optimismo. Alejarse, kilómetro a kilómetro, de las decepciones con las que la vida te golpea aunque no seas más que un niño. Hacerte cargo de tus pasos y de aquello que aún te acompaña, olvidar lo que no se puede olvidar. Despedirte de tu hogar cuando ya no lo sientes tuyo, decir adiós a los que te quieren y a los que te odian. Empezar a escribir las páginas de una aventura propia de un héroe griego, con sus vicisitudes y sus hombres de bien. Comprender que son necesarios los justos, los soñadores, los locos, los desterrados, los inocentes. Porque el final del trayecto está ahí, aunque no puedas verlo. Y cuando llegues a esa última parada, solo te bastará el amor.
La autopista Lincoln no es una recomendación más, no es solamente el libro que todo el mundo está leyendo. La belleza de este libro reside en sus personajes. Esos chicos que no son lo que se espera de ellos. Son muchísimo más.

La Autopista Licoln cuenta el viaje de 4 jóvenes, Emmett y Billy dos hermanos que quieren viajar en coche a San Francisco para encontrar a su madre; y Willy y Duchess amigos del reformatorio de Emmet que se unen en su viaje para acompañarlos en su aventura.
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El libro está dividido en varios capítulos cada uno narrado por los diferentes personajes y con diferentes voces, algunos en tercera persona y otros en primera. En estos capítulos conoceremos a los protagonistas, sus diferentes personalidades, cómo se enfrentan a sus luchas interiores y el crecimiento personal de cada uno de ellos.
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Para mí no ha sido solo una historia de road trip, ha sido mucho más. Escrita con la elegancia que caracteriza al autor vamos a disfrutar de un viaje de aventuras personales, un viaje de vida de los protagonistas, de amistad, una historia de personajes maravillosos donde lo importante no es el destino final, lo importante es el camino.

Una de las lecturas del año, de esas historias que después de leer la primera linea ya sabes que no la dejaras ni un momento, quieres saber lo que les pasará a los personajes, por donde discurrirá la historia y todas las sorpresas que te irás llevando.

Pero hacer una reseña no resulta fácil, enseguida puedes estar contando cualquier detalle que deshaga la magia, el misterio y las sorpresas de este viaje por la America de los años 50.

Un viaje donde 4 jovenes iniciaran un viaje que cada uno les llevará a diferentes vivencias que les conducirá a un final inesperado pero donde todos habrán sacado sus valiosas experiencias.

Los personajes y su tratamiento son magistrales, su narrativa unos en tercera persona, otros en primera para darles una fuerza especial, todos diferentes, incluso puede parecer que algunos a las antípodas de otros, pero que con sus historias irán creando una historia fuerte y consistente. Tenemos el apaciguamento de quien ha pagado por sus actos, el inconformista que siempre quiere algo más, la inocencia y vitalidad de un niño y aquel que por sus problemas se va conformando con lo que hacen los demás. Y sin olvidar los pocos personajes secundarios que van salpicando el viaje, una pequeña representación de la America de los 50, tanto la rural como la que habitan una gran ciudad como Nueva York y el libro que durante todo el viaje va leyendo el más pequeño que es el secundario más importante.

Todos los personajes se hacen querer a su manera, y quieres saber sus acciones, perdonando los malos actos y celebrando los buenos.

Ha sido una de mis lecturas del año, y una sólida recomendación fuera del gusto particular por géneros concretos. Más que una novela de viajes, es una novela de aventuras y de iniciación donde los personajes intentan siempre actuar con bondad aunque no siempre lo consigan.

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Me suelo preguntar por los objetivos que tendría el escritor cuando escribe un libro. Y en este me lo sigo preguntando. Towles nos hace un retrato de una parte de América, de una ciudad que ya era inmensa a mediados del siglo pasado. En ese retrato lo pone todo, las familias disfuncionales, los exsoldados que fueron a la guerra y al volver no tenían nada, este además era negro, la madre que no se adapta a una vida en el campo y abandona a la familia, un predicador, siempre hay uno aunque este sea muy peculiar, el padre que se dedica en cuerpo y alma a su trabajo, la mujer perfecta en casa que precisamente no quiere estar en casa.... Y luego están los personajes principales. Los chicos que por unos hechos u otros acaban dentro de un sistema correccional que te marca para siempre y del que es complicado salirse, que te persigue para siempre.

Las historias familiares determinan el lugar en el que estamos en el presente. Mucho de lo que nos pasa tiene un porqué en esa historia que se remonta a nuestros antepasados, padres, abuelos... O eso es lo que parece querer decir Towles en este libro. Cada personaje esta estudiado milimétricamente, su presente, su árbol genealógico, el carácter familiar. Y no hay nada que nos suceda que no este escrito en la historia de la literatura, es otra de las ideas que parece inducirnos a pensar el autor, con sus referencias a los clásicos griegos sobre todo pero hay mas formando así paralelismos, o ejemplos de como se sale de situaciones, muy bien llevado todo esto por un personaje en forma de niño sabelotodo, que está entre repelente y adorable.

El final... Es el esperado? Pues no, realmente me ha sorprendido. Me ha gustado como me gustan las mentiras piadosas porque a veces la justicia es muy injusta y es mas justo impartirla uno mismo.

He de decir que me ha llevado su tiempo leerlo. No entraba en la historia o entraba a ratos y perdía el interés en otros momentos. Mejora mucho a partir del Ecuador donde se empieza a desarrollar un poco mas la acción que no deja de ser lenta en ningún momento.

Tengo mi teoría sobre esos capítulos de mayor a menor que seguramente será la teoría de todos pero ahí lo dejo...

Tenia también muchas expectativas puestas en este libro, después de Un caballero en Moscú, quizás me esperaba más. Pero está espectacularmente bien escrito con una prosa muy asequible. Hay que leerlo.

El libro del que hoy os hablo lo descubrí gracias a las recomendaciones y comentarios que leí en redes sociales, no había leído nada del autor y me decidí por esta novela. «La autopista Lincoln» de Amor Towles editado por Salamandra.

Empezamos la historia con el regreso de Emmett a su granja familiar tras pasarse un año ingresado en un correccional. Su padre acaba de fallecer y tiene que hacerse cargo de su hermano pequeño, Billy. Los dos hermanos deben emprender una nueva vida lejos de su casa ya que las deudas les impiden continuar viviendo allí. de esta forma deciden hacer un largo viaje en coche a través de la autopista Lincoln con destino a California para buscar a su madre. Pero todo se complica cuando irrumpe en escena Duchess y Woolly antiguos compañeros del reformatorio que se unen al viaje.

El autor ha ido narrando las pericias de estos jóvenes desde el punto de vista de cada uno de ellos así hemos podido conocerlos mejor y que sean ellos quienes nos desvelen sus miedos, sus carencias, sus sueños…una forma interesante que quizá ralentice algo el ritmo pero que permite que los lectores conozcamos mejor a cada uno de los personajes.

«La autopista Lincoln» es una novela para leer con calma para degustar poco a poco, un road trip en toda regla que nos traslada a los Estados Unidos de los años 50 y nos invita a meditar acerca de la amistad, del amor, de la familia y de la importancia de las decisiones tomadas. Un viaje acompañado de unos personajes entrañables que aprenderán a diferenciar entre el bien y el mal, de quien pueden fiarse y donde el peligro puede acecharles en cualquier momento.

Evidentemente también es una novela donde la ambientación es maravillosa y cobra un simbolismo especial. Amor Towles ha sabido recrear esa Nueva York majestuosa y al mismo tiempo pasearnos por las zonas rurales más alejadas culturalmente donde las malas relaciones y las rencillas perduran hasta la muerte. Me ha encantado imaginarme subida en ese tren como polizón y en ese coche recorriendo esas carreteras y dejándome llevar.

Pero sin duda la fuerza de esta historia radica en los personajes, el autor ha dibujado de forma magistral unos personajes maravillosos, todos heridos en algún aspecto, pero tan llenos de matices que llenan las páginas del libro por sí solos. Emmett es un pobre chico al que un desafortunado accidente le lleva a un correccional, pero por mucho que pase el tiempo esa marca es imposible de borrar. Billy es un crio espabilado y con las ideas muy claras que le da un protagonismo especial a los libros y a la cultura en general. Duchess es un joven que le tocó pagar por un error, con un padre ausente que solo está para meterle en problemas y por último tenemos a Woolly, un chico con problemas que debe tomar medicación y estar vigilado. Personajes que transmiten emociones y sentimientos y que hacen que los lectores no podamos dejarlos de lado en ningún momento.

«La autopista Lincoln» es un magnífico libro que a modo de viaje nos lleva a recorrer esa autopista y a acompañar a estos entrañables personajes. Un viaje que les sirve para dejar atrás su pasado y encaminarse a un futuro incierto pero lleno de posibilidades en un lugar donde nadie los conoce donde pueden reinventarse. Un gran libro que os recomiendo no dejéis pasar.
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Esta historia empieza cuando Emmett vuelve a su granja familiar en Nebraska desde el Correccional de menores de Salina, Kansas, en el que estaba por "un horrible producto del azar". Y lo hace porque su padre ha fallecido y tiene que hacerse cargo de su hermano Billy de 8 años.

Debido a la ruina familiar, la granja ya no les pertenece y deben emprender viaje hacia una nueva vida. Deciden ir a California a buscar a su madre, que los abandonó. Y lo harán en un viejo Studebacker que compró Emmett con lo que ganó trabajando en verano antes de ser encerrado.

Pero dos antiguos compañeros de Emmett en el reformatorio, Woolly y Duchess, se han escapado y les convencen para que les acompañen a Nueva York a buscar la herencia de Woolly antes de ir a California a buscar a la madre. Y emprenden un viaje que les cambiará y nosotros lo haremos con ellos en el Studebacker y también en un vagon de tren.

El libro está dividido en diez partes, una por cada día de viaje. Y está narrado en diferentes voces por lo que conoceremos tanto a Emmett, Billy, Duchess y Woolly como a Sally y Ullises. Conoceremos su presente y su pasado, lo que piensa cada uno de ellos y las formas tan diferentes de enfrentarse a todos los obstáculos y problemas que surgen a lo largo de este viaje, cómo intentan hacer realidad sus sueños y cómo intentan solucionar sus carencias afectivas. Conoceremos sus motivaciones, ajustar cuentas, regresar al hogar o empezar de cero y sus complejas personalidades.
Y sobre todo nos confirmará que lo importante no es el viaje en sí,no es importante de donde sales y a donde llegas sino todo lo que pasa en ese viaje,no sólo en el viaje físico sino en el interior de cada uno de ellos. Que es el viaje más importante de nuestras vidas.

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Leer a Amor Towles es una delicia, que bien escribe este señor, y es que da igual el argumento, cualquiera que caiga en sus manos se convierte en una historia increíble. Sus libros hay que leerlos lentamente, sin prisas, disfrutando de cada palabra, de cada historia, pues dentro de cada uno hay decenas de historias y personajes diferentes.

En este caso nos encontramos con un viaje iniciático de cuatro jóvenes por el corazón de Estados Unidos durante la década de los años cincuenta. En junio de 1954, Emmet, Billy, Duchess y Woolly realizan un viaje desde Nebraska hasta Nueva York para comenzar una nueva vida, pero lo que ellos no se imaginan es todo lo que les ocurrirá en el camino (y yo menos aún). 

Contada desde múltiples puntos de vista, destacaría el elenco de personajes que se van encontrando nuestros protagonistas a lo largo de su viaje y que da una tremenda profundidad a la historia. Porque no deja de sorprenderme la capacidad de Towles para fabular las múltiples historias que introduce dentro de la trama principal.

Pero, sobre todo, lo que más me ha gustado, son las referencias literarias que hace el autor. En todas sus obras, siempre aparecen los libros como poder de sanación, pero en esta novela, más aún. Y es que, si con 8 años, como Billy, yo hubiera tenido el "Compendio de héroes, aventureros y otros viajeros intrépidos del profesor Abacus Abernathe" también lo habría leído 24 veces. Y la historia de Ulysses, ¡ay! que parte más bonita, como cambió su vida, simplemente por descubrir la historia de su homónimo griego.

Y es que la novela está cargada de momentos sublimes y personajes inolvidables, Sally, Sarah... hay tantos, que al final, Emmet, que es el protagonista, casi pasa desapercibido. Me emocionó encontrar una referencia a uno de mis personajes favoritos de "Normas de cortesía"... y a Woolly lo adoro ¿quién no lo haría?. Lo único malo, tal vez es ese carácter tan imprevisible de Duchess, pues me tuvo desconcertada toda la novela. 

Así que, por favor, leer a Amor Towles, cualquiera de sus libros da igual, y ya veréis como me quedo corta en todo lo que digo de él.

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“Empezar de cero no consiste simplemente en tener una nueva dirección en una nueva ciudad. No consiste en tener un nuevo empleo, ni un nuevo número de teléfono, ni siquiera un nuevo nombre. Para empezar de cero es necesario hacer borrón y cuenta nueva. Y eso significa pagar todo lo que debes y cobrar lo que te deben”. ~ La autopista Lincoln de Amor Towles.

¡Qué maravilla! Leer a Amor Towles está siendo una apuesta segura. Creo que me voy a leer todo lo que este autor publique por los restos. de momento llevo tres de tres y los he disfrutado uno a uno.

En este último libro, nos cuenta la historia de cuatro chicos. Por poner un protagonista principal diría que este es Emmet, un joven que finaliza su castigo en una especie de correccional pero que al volver a casa se encuentra con que su padre ha fallecido y ha de hacerse cargo de su hermano de ocho años, Billy –quizá el protagonista que me ha resultado menos creíble–.

Los dos hermanos descubren que su madre, desaparecida hace más de siete años, puede estar viva y deciden viajar a San Francisco para encontrarla. Todo parece ir bien hasta que se presentan, Willy y Duchess, dos amigos de Emmet del correccional, y el carácter poco previsible de Duchess –el personaje que no he entendido– condiciona el viaje de los dos hermanos.

Hay más personajes porque a lo largo del viaje van aflorando y os puedo asegurar que hay alguno muy odioso y alguno achuchable.

Cada capítulo está dedicado a un personaje y de la mano de cada uno de ellos vamos configurando la historia hasta el final. En el trasfondo, la importancia de la lectura en nuestras vidas para abrirnos caminos pero también para entender nuestra propia existencia. Y lo vano que es juzgar a los demás sobre todo cuando no sabemos las razones que los llevan a actuar de determinada manera porque en este libro ningún personaje viaja ligero de equipaje. “Si menospreciabas a alguien, afirmaba su padre, estabas dando por hecho que sabías tanto sobre su suerte, sus intenciones y su comportamiento público y privado que podías comparar su carácter con el tuyo sin temor a errar tu juicio”.

Os recomiendo subiros a ese Studebacker que aparece en la imagen de portada de este libro porque la forma en la que está narrada esta historia es fantástica.