La autopista Lincoln

La autopista Lincoln fue la primera que cruzó el país de Oeste a Este. Muchos fueron los que soñaron con recorrerla de punta a punta. Muy pocos se atrevieron. Dejar atrás el pasado y mirar hacia el futuro con optimismo. Alejarse, kilómetro a kilómetro, de las decepciones con las que la vida te golpea aunque no seas más que un niño. Hacerte cargo de tus pasos y de aquello que aún te acompaña, olvidar lo que no se puede olvidar. Despedirte de tu hogar cuando ya no lo sientes tuyo, decir adiós a los que te quieren y a los que te odian. Empezar a escribir las páginas de una aventura propia de un héroe griego, con sus vicisitudes y sus hombres de bien. Comprender que son necesarios los justos, los soñadores, los locos, los desterrados, los inocentes. Porque el final del trayecto está ahí, aunque no puedas verlo. Y cuando llegues a esa última parada, solo te bastará el amor.
La autopista Lincoln no es una recomendación más, no es solamente el libro que todo el mundo está leyendo. La belleza de este libro reside en sus personajes. Esos chicos que no son lo que se espera de ellos. Son muchísimo más.