¡Ay, qué enemigo más grande del reposo es la mala conciencia! ¡Señor, a cada paso que da, derrama sangre de mala manera!
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¡Ay, qué enemigo más grande del reposo es la mala conciencia! ¡Señor, a cada paso que da, derrama sangre de mala manera!
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Él habría deseado que fuese de otro modo; jamás en toda su vida había tenido tan clara conciencia de desear ver y tocar a sus semejantes; ya que, por mucho que se esforzara en negarlo, había caído en la cuenta de que se avecinaba una apabullante calamidad.
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—He sufrido una conmoción —dijo—, y jamás me recobraré. Es cuestión de semanas. En fin, la vida ha sido agradable; me ha gustado; sí, señor, solía gustarme. A veces pienso que si supiéramos todo lo que puede depararnos, nos alegraríamos más al abandonarla.
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Sólo estaban de acuerdo en un punto: la obsesiva y tácita sensación de deformidad con que impresionaba a todos aquellos que lo contemplaban.
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¿O es la mera irradiación de un alma vil que de ese modo transpira por completo y transfigura su envoltorio de barro?
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Plantear una pregunta es como lanzar una piedra.
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Cada día, y con ayuda de los dos aspectos de mi inteligencia, el moral y el intelectual, me acercaba más a esa verdad cuyo descubrimiento parcial me ha llevado a este terrible naufragio y que consiste en que el hombre no es sólo uno, sino dos.
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"Al contemplar en el espejo aquella fea imagen, no sentí la menor repugnancia, sino más bien un impulso de bienvenida. Aquel también era yo."
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¿En qué país nació Stevenson?