Si hay un género que me guste, es la novela negra, y qué mejor que leerla de mano de un autor que tenía pendiente desde hace un montón de tiempo: Lorenzo Silva. Tenemos una parodia a “Diez negritos”, de Ágatha Christie, palabras mayores teniendo en cuenta la autora elegida… y más en mi caso, que es uno de mis libros favoritos del género. Así, se nos presenta al millonario Bruno Pezzi, un hombre ya talludito que está forrando de dinero y casado con un mujerón, Lydia, considerablemente más joven que él. Ambos invitan a un grupo de personas de lo más variopinto, conocidos suyos, a pasar una semanita por cuenta de la casa a una isla privada en el Báltico; entre los invitados está su sobrino, Ismael, que además no cuenta la historia con un toque de ironía bastante agradable. Como se puede imaginar, los huéspedes van cayendo uno tras otro… así que deciden por casi-unanimidad que Ismael sea el “detective” en busca del asesino. Silva nos brinda un thriller salpicado con humor y sarcasmo casi a partes iguales, diálogos con mucha chispa, que resultan bastante efectivos y hacen la lectura muy ágil que nos hace pasar las páginas sin apenas darnos cuenta... hasta llegar al giro final. Me gusta el detalle al término de cada capítulo, donde se descartan las posibles opciones entre los diferentes personajes, quién habría podido morir y por qué. Es una lectura bastante entretenida, pero se me ha quedado un poco ¿floja? (no sé si sería la palabra exacta), el caso es que al ser un homenaje o parodia o como quiera llamarlo el autor, todo nos suena y es obviamente comparable, no se puede evitar hacerlo. Me quedo con un sabor agridulce en los labios, peeeeero con ganas de repetir con el autor, así que ya tengo danzando por casa el primero de su famosa serie detectivesca (cortesía de una de mis clientas, que me lo ha prestado jejej). + Leer más |
Los monstruos no deberían caminar libres sin que nadie los reconociese...
Lo mejor de la novela negra y el terror unidos en un nuevo nivel de oscuridad.
Para un padre no hay mayor dolor que perder a un hijo. Y Roberto Cusac lo sabe bien: bastaron unos segundos para que Jaime desapareciera de un parque infantil sin dejar rastro. Años más tarde, en un intento por redimir su culpa, entra a trabajar como investigador privado en una fundación de personas desaparecidas junto con Inés Herrera, su esposa, quien se encarga de la parte legal. Tienen otro hijo, que ha crecido a la sombra de un hermano al que nunca conoció, pero que continúa presente en la vida de sus padres. Y más cuando una noche, en un paraje inhóspito, reaparece un niño desaparecido. Desnutrido y con evidentes signos de tortura, el pequeño relata haber estado encerrado por un hombre sin rostro. Desde ese instante, y guiados por el temor de que Jaime haya
sufrido la misma suerte, Roberto e Inés iniciarán una investigación paralela para descubrir la verdad.
Sobre Claudio Cerdán:
«Un aire crudo al mejor Denis Lehane.» JUAN GÓMEZ JURADO
«Claudio Cerdán, que ya empezó fuerte, sube la apuesta a lo bestia con esta novela.» LORENZO SILVA
«Firmar un novelón así está al alcance de muy pocos.» CÉSAR PÉREZ GELLIDA
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