Trueno

¿Habeis investigado ya? ¿ Habéis descargado por el cerebro trasero? Sé que es frustrante hacerlo sin la ayuda del Nimbo, pero, después de tres años, seguro que muchos habéis averiguado cómo conseguirlo. Ser indeseable tiene sus ventajas, ¿ verdad? Te obliga a afrontar la frustración y hacer las cosas de la forma más difícil. Y eso es mucho más satisfactorio.

-¿Así piensas solucionar ahora todos los problemas? - Le preguntó Ayn -. ¿Cribándolos?
Esperaba que le respondiera de malos modos, pero había recuperado el temple.
-Eso es lo que hacemos, Ayn. Es la herramienta que se nos ha concedido, la única herramienta que podemos empuñar.

En el chalé de cristal de Goddard había muy pocas cosas que pudieran romperse, por sorprendente que parezca. Ayn lo vio intentarlo, pero vivía en un mundo en el que todo estaba demasiado bien hecho.

A lo largo de los años, el Nimbo había visto a millones de personas abrazarse mientras dormían. Él no tenía brazos para hacerlo. Aun así, sentir el latido del corazón de Grayson y la temperatura precisa de su cuerpo como si lo tuviera al lado. Perder eso le provocaría una tristeza inconmensurable. En consecuencia, noche tras noche, el Nimbo, observaba Grayson de todas las formas posibles. Porque eso era lo más parecido abrazarlo que estaba su alcance.

Ser indeseable ya no era una opción, sino algo impuesto, un juicio de valor. Y el silencio fue lo único que necesito el Nimbo para convertir la servidumbre de superioridad. El criado se transformó en el señor y, a partir de ese momento, el principal objetivo del mundo fue complacer al Nimbo.

Aunque el Nimbo era amable y considerado, Greyson se había percatado de que cometía aquellas crueldades accidentales contra las personas. Como no era humano, nunca entendería ciertas cosas, a pesar de su empatía y su intelecto. Por ejemplo, no podía comprender que el terror a lo desconocido era espantoso y real, aunque después resulta que, en realidad, no había nada que temer.

A nadie le importaban los sistemas de emergencia hasta que algo fallaba

Que extraño que el poder pueda cambiar de manos con tanta facilidad

Rara vez coincidían lo correcto y lo sencillo

Para que una mentira tenga éxito, no debe alimentarla el mentiroso; la alimenta lo dispuesto que esté el oyente a escucharla