Los aerostatos

Los aerostatos es la segunda novela que leo de Amélie Nothomb y me ha gustado bastante más que Primera sangre.

En Los aerostatos hay una narración precisa, diálogos brillantes, mucho amor por los libros y varias relaciones poco convencionales. El final no lo he visto venir. No lo he visto venir ni por aproximación. de hecho, he pensado varias veces en él desde anoche y aún no sé si me ha gustado o no. La novela sí sé que me ha gustado muchísimo.

Me ha gustado bastante la nueva novela de Amélie Nothomb, salvo en algunas ocasiones, que algunas de sus novelas no me han gustado, es una autora que me gusta mucho. Amélie es una autora peculiar, que no a todo el mundo gusta, tiene un punto de locura e ironía que a mí me encanta.

En esta novela conocemos a Ange, una joven de 19 años que estudia filología en la Universidad de Bruselas y que comparte piso con otra joven, Donate, de 22 años que es bastante maniática con cómo deben dejarse las cosas en la casa.

Ange decide poner un anuncio para dar clases de francés porque necesita dinero, al anuncio responde Gregoire, el padre de Pie, que le dice que necesita que le ayude a su hijo que es disléxico. A Pie no le gusta leer, pero le gustan las armas (mirarlas) y los zeppelins.

A través de las novelas que Ange le manda leer a Pie, se establece una relación de "amistad" entre ellos y además también nos enteraremos de la vida personal de ambos personajes según avanza la novela.

El final no me lo esperaba, pero tiene su lógica debido al carácter y a los sentimientos de Pie.

Vuelve Nothomb en esencia, rompiendo esquemas y dejandote en un limbo de palabras mientras vas intentando digerir lo que acabas de leer.
Las palabras estan en el centro, son el sello de su obra.
Palabras sencillas pero que te hacen jugar para perderte en ellas. En su mayor parte son dialogos avispados, agiles y que en su mayor parte tienen algo escondido en ellos. Pocos personajes pero agudos y frescos no en vano es una autora que se escribe así misma. Nothomb nunca da puntada sin hilo. Todo tiene un porque es sus historias. Esta en concreto se va construyendo como en una montaña rusa, subidas y bajadas de vértigo.
Un movimiento de satisfaccion me invade, son esos libros que te obligan a poner los 5 sentidos en el. Absorbida como el agua en una esponja.
Mauro ya me dijo que el giro final es de gritar. Gritar dice. El giro es brutal. Silenciosamente sin darte cuenta te sumerges el mundo de Pie y Agner, y entras en caida libre. Como en una jinkana vas pasando paginas en las que la literatura , las relaciones humanas, los resquemores del amor no correspondido, rodeadas de un ambiente contundente e inquietante te van atrapando mientras vas oscilando entre lo cotidiano y lo novelesco.
Todo va adquiriendo complejidad mas por lo que no evoca que por lo que si evoca, no se si me explico,
Hay un increible entramado de “sublimes hendiduras narrativas” aqui no hay espacio para la lògica.
La personificacion de la literatura en forma de mujer y como es capaz, la literatura, sutilmente,de transmitirnos desde las letras más selectas, sentimientos, actos y hechos. Somos los lectores ese terreno abonado por ella, la literatura, dando los frutos que la vida o nuestras circunstancias nos marcan. Nothomb nos transmite el arranque para el cambio en una persona aislada social y afectivamente.
explorando esa maravillosa capacidad de ayudarnos a cuestionar nuestro mundo y lo que nos rodea. Nothomb nos ha dejado novelas memorables que he de seguir leyendo para sumergirme de nuevo en sus situaciones plenas de surrealismo pero que te hacen reflexionar.

Si crees que tu familia es odiosa, o que tu vida carece de interés (y es tan insulsa que puede contigo) te recomiendo que leas Los aerostatos de Amélie Nothomb. Te prometo una curación instantánea.

Más allá de la bromita inicial (tomadlo como bromita, no entraré en temas psicoanalíticos) diré que hay algo en esta mujer, algo indefinible, que hace que no me guste así que sólo me leí esta historia porque Victoria me la recomendó y me soltó el gancho del final. SIGUE SIN GUSTARME ESTA MUJER, pero qué buena historia, qué bonito canto de amor a la literatura a través de los ojos de una muchacha de 19 años que no concibe la vida sin leer (podríamos ser tú o yo, se percibe su amor por los libros en cada línea, pues ella es nuestra narradora) y de los ojos de un adolescente de 16, disléxico y que no ha leído un solo libro en toda su vida.

La literatura nos da armas, nos abre perspectivas, nos enseña un mundo nuevo. Qué encontraremos tras la puerta ya depende de cada uno de nosotros.

“Me encantaba no saber hacia donde me dirigía”.

Y así me ocurre siempre en los libros de esta mujer. Nunca es lo que te esperas. Y en este caso las sorpresas llegan perfectamente dosificadas hasta el final, en que te deja completamente descolocada. Tanto que me quedé medio bloqueada pensando… y ahora qué hago yo para seguir sabiendo de esta historia… No digo más.

Me he vuelto super fan de Nothomb, necesito todos sus libros. Sigue conquistándome con su afilada ironía, la sencillez de su prosa y las vívidas descripciones que realiza con tan pocas palabras. Parece que estuvieras allí con ella observando la situación a través de un espejo sin azogue oculto en la pared.

En esta ocasión nos presenta a Ange, una jovencísima estudiante de filología con poco talento para relacionarse con la gente y una compañera de piso de lo más peculiar, que decide ganarse algún dinero dando clase al hijo “disléxico” de un rico millonario. La situación es por veces hilarante y por veces bastante turbia y por la historia desfilan personajes a cada cual más extravagante. Los diálogos son de diez.

Pie, el chico, rechaza a su nueva tutora inicialmente pero pronto establecerán un vínculo especial a través de los libros.

Es todo un homenaje a los clásicos, a la literatura como poder transformador (y hasta que punto) y liberador de las personas.

“Me ha cambiado. Gracias a usted soy lector. Toda la vida leeré grandes libros. Y nunca olvidaré a quien me enseñó a apreciarlos.”

Mi lista de pendientes ha crecido con esta novela, como era de esperar.