El arte de tener siempre la razón (Edición ilustrada)

En este libro corto encontraremos exactamente treinta y ocho estratagemas, a cual más sucia, para llevar una discusión a tu terreno de forma que aunque no lleves la razón (teniendo en cuenta que ésta es relativa y a veces, en su mayoría, desconocida), parezca, al final de dicha discusión que sí que la tienes. Con frases como esta: me he llegado a reír muchísimo. Hay cada estratagema que parece un chiste, otras que son un juego sucio de los buenos, otras que son tan ridículas que no dudo que lleguen a surtir efecto en la mayoría de ocasiones ya que creo que nadie en su sano jucio podría elucubrar. Pues este hombre sí las ha pensado. Las ha pensado todas, incluida la de enfurecer todo lo posible a nuestro adversario en la discusión, y por supuesto, te da un informe detallado de todas ellas para que tú aprendas a usarlas. También es verdad que, en el caso de que quisieras hacer uso de ellas, muy buena memoria tendrías que tener. Antes de empezar no entendía porque se decía que era una obra deprimente y lúgubre hasta que en su lectura encontré varios ejemplos con sectas como protagonistas de la posible discusión y también, de suicidios. Creo que a este hombre le afectó sobremanera que su madre le dijera que era sus obras eran ininteligibles y que solamente publicaran dichas obras por ser hijo de. Cuando hoy, se reconoce que las obras de su madre eran en gran medida, mediocres.
A ratos, entre estrategia y estrategia pensaba: este señor no sé si es un genio o un sociópata con el egocentrismo por las nubes. Pero sea como sea, he disfrutado muchísimo leyendo sus, a mi parecer, chaladuras para caraduras. Cabe destacar, además de todo lo descrito anteriormente que las ilustraciones son preciosas y adornan a la perfección esta obra que, si no como algo utilizable a diario, sí como fuente de información del pensar humano que es como poco, interesante. Como he leído en varias ocasiones en el libro, hay gente que usa estas estrategias de forma innata, sin siquiera saber que alguien (Schopenhauer) anteriormente ya había descrito y dejado en herencia a todo lector que guste de prestar atención y tomar nota de ello. La conclusión que he sacado es que tienes que discutir siempre con gente que no entienda del tema a tratar.

Lo primero que me llamó la atención del libro fue su apariencia. Todo en el libro parece haber sido extremadamente cuidado: es tapa dura, tiene una cinta a modo de marcapáginas y está lleno de ilustraciones llamativas. Es el primer libro que leo de esta editorial pero si todos están así de cuidados estoy segura de que no será el último.

Cuando empecé a leer la presentación reconozco que me asustó un poco pues nos dice que Schopenhauer quedó eclipsado por Nietzsche por el pesimismo y la misoginia de sus páginas. Sin embargo, ciertamente he captado mucho más pesimismo que misoginia (aunque en ningún momento se habla de las mujeres de forma explicita, considero que las técnicas que propone pueden aplicarse indistintamente por cualquier persona).

Es un tratado profundamente filosófico y como tal hay que leerlo despacio y analizando sus afirmaciones pues algunas son bastante complejas. de hecho, se citan múltiples autores, sus obras y las conclusiones relacionadas con el tema que nos ocupa: vencer en una discusión. El autor nos plantea como, a lo largo de la historia, la lógica y la dialéctica han acabando siendo parte de un mismo todo aunque en definición estén en lugares muy diferentes.

Lo más destacado del libro es la teoría que se presenta sobre cómo "ganar" en un debate. Lo importante de esta teoría no es defender tus ideas y que estas sean correctas. al contrario, nos da herramientas para vencer aún siendo consciente de que es posible que no tengas la razón.

Así, incluye 38 estratagemas para triunfar y salir victorioso de una discusión (o más bien, cómo quedar por encima del adversario). Todas estas estratagemas parten de la confusión, el engaño y la triquiñuela para salirte con la tuya dejando a un lado la razón. Lo importante no es defender las ideas, es tirar por tierra las del contrario.

En este sentido, sí que he encontrado mucha relación con los debates políticos y periodísticos pues lo importante no es expresar sus ideas sino destrozar las de los demás (y refleja muy bien toda la hipocresía relacionada con la política que detesto).

Para mí, el contenido del libro ha sido profundamente decepcionante, pensaba que encontraría estrategias para defender ideas, saber escuchar... y lo que he encontrado ha sido todo lo contrario. Herramientas que no pretendo utilizar nunca, porque creo que la esencia del debate es exponer diferentes posturas y llegar a puntos en común, pudiendo enriquecer así nuestros propios conocimientos. (¿Será porque soy docente y doy más importancia a la verdad y al crecimiento personal que a llevar la razón?)

De hecho, no sé si el autor escribió este libro realmente como una herramienta para ayudar a alguien o todo lo contrario. A mí me parece mucho más una crítica a la hipocresía de las discusiones y como la política suele tener poca relación con la verdad. Algo que por desgracia sigue tan vigente en la actualidad como en el siglo XIX.

Si sois personas que queréis dedicaros a la política y vencer por encima de todo, o si os gusta tanto ganar discusiones que no os importa a quien pisoteéis por el camino, es posible que os sirvan todas estas triquiñuelas para llevar siempre la razón. En caso contrario, no creo que sean realmente útiles para debatir en la vida cotidiana (a no ser que sea para detectar a los políticos que utilizan estas herramientas y alejaros de ellos todo lo que podáis).

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El arte de tener razón es el arte de saber cuándo comenzar una discusión y el arte de saber elegir bien a nuestro adversario.

Desde el principio de los tiempos, la filosofía se ha preocupado, fundamentalmente, de la búsqueda de la Verdad, centrándose en la lógica para alcanzar tal fin. Sin embargo, Schopenhauer sostiene que debemos darle también prioridad a la dialéctica, es decir, “al arte de tener siempre razón”, aunque estemos equivocados.

En un mundo dominado por las apariencias, en el que tendemos a alimentar nuestro ego y nuestros instintos más egoístas y vanidosos, proclamando nuestras opiniones y creencias como las únicas verdaderas, está claro que lo importante no es poseer la Verdad sino hacer ver que la tenemos, aunque para ello tengamos que falsear la realidad.

Y para ello, Schopenhauer nos propone una serie de estrategias para hacer frente a nuestros oponentes y atacar sus argumentos intentando salirnos por la tangente cuando el tema nos afecta y nuestro castillo de naipes se tambalea. del mismo modo, es esencial intentar descubrir el punto débil del contrincante, confundirle con respecto a nuestros verdaderos objetivos, y tener siempre guardado un as bajo la manga para dar el golpe de gracia justo en el momento oportuno.

Por último, me gustaría resaltar que, si bien al principio las estrategias pueden parecen incompletas o faltas de desarrollo, todas cobran sentido al final, ya que se complementan unas a otras. Por otro lado, los apéndices que Schopenhauer añade al final, proporcionan todas las claves para comprender los pilares sobre los que sostiene sus métodos y los límites que estaremos o no dispuestos a atravesar para salir victoriosos y demostrar que tenemos razón.

La conclusión que saco a partir de esta lectura, es que cuando nos enfrentamos a algún tipo de debate o controversia, debemos ser conscientes de nuestros propios errores o carencias, porque solo así podremos tener el control, suavizar los defectos de nuestros argumentos y maquillar los puntos débiles e inexactos. Y esto me lleva a cuestionarme dónde quedan nuestros principios y cual es el límite entre engañar al resto y mentirnos a nosotros mismos para demostrar que los demás son los que están equivocados.

Tal vez el problema es que el ser humano es incapaz de claudicar, de aceptar que está confundido y que debe cambiar sus propios esquemas. Tal vez el problema sea que “su interés por la verdad, desaparece por completo ante los intereses de su vanidad”, “una vanidad innata acompañada de una necesidad de cháchara y de una falta de honradez (también) innata”.

Siento una presión enorme escribiendo esta reseña, porque ya he leído el libro y se supone que debo ser 100% convincente, igual que en su día los vendedores de biblias. Y no es fácil cuando el producto en cuestión podría dar miedo a muchos lectores. Pero hemos venido a jugar.

Arthur Schopenhauer ya nació siendo violento, un polemista incansable de trato huraño que sin embargo brilló como uno de los primeros pensadores occidentales que se hacían eco de movimientos orientales. Posiblemente fue en sus incontables debates en el Caffé Greco (¿Hay mejor lugar que un bar para discutir a cara de perro?) donde sacó las 38 estratagemas que contiene este libro y con las que, promete, podemos vencer en cualquier discusión tengamos o no razón.

El libro está invadido por un sinfín de latinismos, y entre sus muchos trucos podemos encontrar señas que nos serán familiares en el mundo actual. Por dar un ejemplo, la "mutatio controversiae" es una técnica muy popular en política consistente en impedir que el contrario termine su demostración, interrumpir su discusión para desviar el debate y que jamás logre culminar una argumentación que podría derrotarnos.

Otra forma de argumentación muy popular, ya no solo entre políticos y publicistas, también con los tildados "cuñados": Enfurecer al adversario. Si despiertas su ira has tocado un punto débil, así que hay que seguir atacando sobre ese punto. Creo que es una técnica que usan mucho cuando quieren sacarnos de quicio por el mero placer de hacerlo.

Aunque es fácil paladear el ego de Schopenhauer. En numerosas estratagemas no se corta al admitir que funcionarán bien si nuestro rival es un ignorante, un idiota fácil de engañar. Incluso se aprecia un tono divertido cuando nos relata cómo jugar con su mente... y yo no puedo evitar imaginarme a éste hombre en ese bar, con la vena del cuello hinchadísima, salpicando saliva y peleando por tener razón como quien se juega la vida.

Los protagonistas en ésta obra son los términos "dialéctica" y "lógica". Schopenhauer escribe unas pautas con las que forjar nuestro carácter y ayudarnos a reconocer las características del contrario.

Y ahora sí, la parte técnica. Publicado en tapa dura e ilustrado a dos tintas por Víctor Escandell, el libro tiene un cordón para marcar el punto de lectura, una tipografía muy legible y notas a pie de página que nos facilitarán su perfecta comprensión.

Quizá no consigamos tener siempre razón (Ups) pero sin duda su contenido removerá nuestra insaciable curiosidad y esa sed que todos poseemos aunque lo neguemos. La sed de victoria. Y qué queréis que os diga. Nunca viene mal alimentar esas ganas de superarnos día tras día.


Enlace: http://elcuervodealasrotas.b..

Este libro sólo me hizo recordar a una persona que siempre aplica cada una de las estratagemas para exponer su punto de vista, y hace que todos lo vean y digan "siempre tienen la razón" y definitivamente es un arte.

⚠ Acá nos lleva a analizar la forma en que exponemos muestras ideas, como hacer que sean tenidas en cuenta y no fracasar en el intento.

⚠ Es el arte de la confrontación y siempre ganar o simplemente dejar que el otro gane para evitarla.

⚠Un libro para tener en la mano y en ocasiones usarlo para ganar.

⚠Y en cuantas ocasiones no tomamos esta decisión "es más fácil morir que pensar"

Con este libro llegó la filosofía a mi vida, nuevamente.