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Cuando elegí este libro, con esa preciosa portada, no esperaba encontrar un argumento tan jugoso. La autora mantiene el suspenso, mientras mata a un par de sus personajes y nos hace pensar en los posibles asesinos. Cómo sospechar de los vecinos de ese pueblito encantador, donde todos se conocen y se encuentran habitualmente desayunando, tomando un refresco, almorzando o en la cena. Son todos tan cordiales, participan activamente en reuniones de comités de ayuda, no dudan en llegarse a la casa de la vecina que los viernes prepara la cena, esperándolos aunque sin invitación. Qué placer de vecinos. Claro que todos, policía incluída, quieren dar por concluída la investigación porque no ayudan los asesinatos al momento más esperado del año, cuando llegan los veraneantes y el pueblo está más concurrido. Así y todo, las cuatro principales actoras y el esposo de una de ellas, no están conformes con una solución fácil. Hay indicios de que se ha hurdido un plan macabro y están decididas a dar con él. Aún cuando haya varios sospechosos que pasan por la soledad, enamoramientos casi imposibles, frustrantes decepciones e intereses económicos mediantes. + Leer más |