He vuelto a leer a Care Santos y los sentimientos son muy contradictorios y sorprendentemente intensos. Contradictorios porque me ha acabado gustando el libro aunque hubo un momento en que, temporalmente, no lo vi claro (por una frase que me hizo arrugar la nariz pero, luego se arregló), me gusta cómo escribe la autora con esta capacidad de sumergirte en otra época a través de los textos que acompañan a la narración en 3a persona (periódicos, cartas...), la mezcla de personajes reales y ficticios y el lenguaje lleno de expresiones y maneras de hacer que te llevan atrás en el tiempo inevitablemente y me ha gustado cómo se lo ha montado Care para construir la historia como una especie de rompecabezas que colabora al enganche y que acaba encajando perfectamente pero, me he encontrado detestando muy fuertemente al protagonista ( supongo que entra dentro de la normalidad porque telita con el pintor ejemplar), cuestionando la necesidad de algunos de los correos eléctronicos escritos por Violeta, ya que daba la impresión de que se incluían para aportar información sin más y no tenía sentido cómo se hacía y el listado de personajes del final también me ha estorbado un poco (no todos los personajes tenían fechas de nacimiento/defunción, las explicaciones que los acompañaban eran desiguales, incluye personajes reales que solo se nombran en una conversación y hay algunos ficticios que no aparecen) pero, lo que me ha dejado más tocada es la relación que mantienen los protagonistas llena de una masculinidad mal entendida de un señor que claramente no sabe tratar (ni respetar) a las mujeres y de ahí ese sentimiento agridulce: el libro me ha parecido interesante, entretenido, bien escrito y bien tramado sin embargo, el encogimiento de corazón al final ha sido de los fuertes y se le ha sumado la rabia de saber que la realidad siempre supera la ficción.
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