Trenza del mar Esmeralda

Dicen que esperar es el suplicio más atroz que imparte la vida.

El amor implicaba sufrimiento. Pero si esa era la sal de la infusión ¿acaso no debería llevar una cucharadita de miel?

Si quieres crear héroes, no les des algo por lo que luchar. Dales a alguien por quien luchar

El cambio tiene un aspecto ilusorio. Fingimos que los grandes cambios dependen de decisiones únicas, de momentos únicos. Y así es. Pero las decisiones y los momentos únicos, a su vez, llevan detrás toda una montaña de decisiones más pequeñas. No puede haber avalancha sin una montaña nevada, aunque empiece con un solo copo empezando a caer.

He oido esas palabras. He dicho esas palabras. Las palabras que proclaman con descarada arrogancia: «No confío en ti para que tomes tus propias decisiones". Las palabras que fingimos que amortiguarán el golpe, cuando lo que hacen es añadir una capa de condescendencia al dolor preexistente. Como tierra a un cadáver.

Si quieres crear héroes, no les des algo por lo que luchar. Dales a alguien por quien luchar.

Aunque una medida sana de atrevimiento llevó a nuestros antepasados al descubrimiento, fue el miedo lo que los mantuvo con vida. Si la valentía es el viento que nos hace volar como cometas, el miedo es el cordel que nos impide ir demasiado lejos. Lo necesitamos, pero el caso es que nuestro acervo nos enseñó a temer algunas cosas que no deberíamos.

La empatía es la venta a pérdidas de las emociones. Termina compensando con el tiempo.

Dicen que esperar es el suplicio más atroz que imparte la vida. En este caso, quienes lo dicen son los escritores, que no tienen nada útil que hacer, así que ocupan el tiempo pensando en cosas que decir. Cualquier trabajador honrado te dirá, en cambio, que tener tiempo para esperar es todo un lujo.

Una ironía perfecta es algo hermoso