Los abismos

Los abismos es una novela que trata con mucho tacto la situación de muchas mujeres en Colombia en los años 70-80, mujeres sometidas a la potestad masculina de la época, sin posibilidades de escoger.

Digo con mucho tacto porque la narradora es Claudia, una niña de 8 años, quién, con sus ojos aún inocentes mira la desunión de sus padres y otras anomalías, sin la posibilidad de análisis con filtro que da la experiencia de la vida.

Los padres de Claudia tienen gran diferencia de edad y a la madre de Claudia; quien también se llama Claudia, en su tiempo la obligaron a casarse con un hombre de bien (dueño de un supermercado) en condiciones que Claudia quería seguir estudios de Derecho.

Cuando Claudia-hija cumple 8 años, la madre se aburre en casa, con sus amigas, con sus plantas, con todo. Hasta que de manera inesperada surge la pasión avasalladora que la enciende como una antorcha, devastando todo su entorno. Y cuando todo se termina abruptamente, Claudia la madre cae en lo que hoy se reconoce como depresión. No solo está deprimida, sino que se adiciona al alcohol y no se interesa en su hija. Muy poco maternal esta madre, siempre mirando en menos y criticando a su hija, raras veces cariñosa (se siente una pena enorme por la criatura).

Claudia la hija, como si tuviera una foto a cada instante de su entorno, ve e intuye muchas cosas que aún no sabe interpretar; la niña sufre de terrores provocados por los miedos de las situaciones que le escapan.

Además de sus problemas personales, Claudia la madre está acechada por muertes y suicidios del entorno, lo que contribuye a las crisis de terror de la hija, obsesa con los abismos : el balcón del piso 18, el precipicio de la finca en la montaña, la selva de la casa. Se agregan a los hechos de muerte, el terror de los « viruñas« , especies de diablos que viven en las fincas, en las paredes de las casas y se despiertan de noche causando estragos.

Existe un género literario llamado neogótico tropical , el término provendría de una larga discusión que mantuvieron Luis Buñuel y Álvaro Mutis dónde este último resaltó que el género gótico en Colombia, especialmente sería una antropología del mal. En los años 70-80, años de gran violencia en Cali con el narcotráfico, Daniel D. Florez y Pedro A. Zuluaga dieron una definición del gótico tropical : es una narrativa de cuerpos encerrados en un espacio que los delimita y es al mismo tiempo expresión simbólica de miedos arraigados de orden social, con una visión de la violencia y una expresión del miedo.

Adeptos de este género son el escritor Andrés Caicedo y los directores de cine Luis Ospina y Carlos Mayolo. Reseñé en este blog Las voladoras de la ecuatoriana Mónica Ojeda, libro calificado de gótico andino.

Una novela ágil de leer y que se puede profundizar con un análisis enfocado en diferentes aspectos.
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Con esta novela Pilar nos convida a tomar de la mano a Claudia, la hija, y al hacerlo perdemos la noción del tiempo, no solo por regresarnos a los años 80¨s en Cali, con los lugares descritos, con los programas de televisión mencionados o las revistas leídas por Claudia, la mamá, también porque la lectura del texto es tan placentera y absorbente a pesar de su crudeza, que no nos damos cuenta del paso de nuestro tiempo y como aclara el día a la par con la llegada del fin de sus páginas.
Manteniendo ese rango distintivo en el que la autora denuncia y reclama las limitaciones claras que el machismo de nuestra sociedad le ha impuesto a las mujeres, al imponerles matrimonios arreglados o apresurados que rompen el paso de la niñez a la adolescencia, las frustraciones personales al tener que realizar sus vidas bajo el mandato de un padre o un esposo, contrasta estos gritos con la creación de personajes femeninos con amplias zonas grises, dibujando mujeres llenas de conflictos con lo que se supone es innato en ellas, o que por lo menos la sociedad lo considera así.
Así podemos conocer a la abuela de Claudia en abierta desconexión con su maternidad, rasgo que es heredado a Claudia, la mamá, y elemento recurrente en varios de los personajes del libro, que nos permiten conocer los vacíos que la mujer puede ocultar en su intimidad frente a una maternidad obligada, o, aunque deseada no logre llenar las expectativas de ese mismo anhelo. Con la tía paterna de la protagonista recorremos el camino de la mujer madura solitaria, que se encuentra visiblemente a gusto con su estado, pero que por un mínimo de afecto puede transformar todo su entorno.
Los personajes masculinos tienden a ser un poco más arquetípicos, trabajadores pero desentendidos, buenos proveedores pero de poco atractivo físico e intelectual, narcisistas y aprovechados, aventureros y atractivos pero inconvenientes, algunos de ellos cargados también de dolor y angustia muy bien camuflada en la rigurosidad de la cotidianidad.
Los abismos es una novela tan bien escrita e hilada que todos estos componentes son solo la primera capa, la de la belleza, la que la misma historia va rasgando para ver la fealdad o el dolor del vivir, de la mano de Claudia nos paramos en el segundo piso de su apartamento para contemplar la selva, o al lado de la cerca para contemplar el abismo y dejar que el abismo nos mire a los ojos, para comprender así el dolor y la ruptura en una niña testigo de la infidelidad, consciente de los muertos de sus padres, que carga la culpa de no ser tan hermosa como su mamá, de llevar su mismo nombre y a su vez cargar con muchos de sus rasgos, aunque sea ella mucho mas inteligente que su tocaya.
Es una novela atrapante, cargada de soledad, de duelos, de miedos, de búsqueda y de luchas internas de cada uno de sus personajes para evitar que se vea la grieta por lo que todo empieza a caerse, pero que es mejor disimular pues las apariencias sociales son prioridad.
Así como caminamos de la mano del Claudia para atestiguar su vida y evocamos nuestras grietas, también así en la descripción de los miedos que la llevan a ella a perder su tótem mas preciado, evocamos esa narrativa de Caicedo, esa creación del gótico tropical retratada tan bellamente en su Noche sin fortuna.

Los abismos nos ofrece la historia de Claudia, una niña caleña de 8 años que vive obsesionada por los precipicios y por las mujeres que escucha a su madre decir que se mataron, como Natalie Wood o Grace Kelly. Todo ello narrado con un lenguaje suave y luminoso, tan brillante como las plantas que crecen en un apartamento que parece una selva, que engulle los anhelos de las distintas mujeres que protagonizan la novela.
Muy recomendable.

Claudia tiene ocho años y una familia pequeña que le otorga la seguridad que necesita cualquier niño. Su madre, joven y bella; su padre, mayor y callado y su tía Amalia.

El mundo tranquilo de Claudia contiene un "monstruo" que aguarda, agazapado, el momento de ponerlo todo patas arriba y ese "monstruo" encuentra la ocasión para tomar el mando cuando aparece Gonzalo en la vida de todos.

Con una enorme delicadeza, desde la posición del personaje más vulnerable, Pilar Quintana nos habla de insatisfacciones, de salud mental, de miedos y de la huella que deja en cada uno de nosotros la vida que nos toca vivir.

En el fajín del libro, Irene Vallejo dice que la voz de Pilar Quintana es poderosa e inquietante, y lo es pero, como también aparece en la pequeña franja amarilla, es una voz bella que habla de "belleza y de lo que hay detrás".

Una escritora para no perderse.

Claudia, una niña de 8 años, nos cuenta la historia de su familia a través de sus ojos. Una infancia cargada de incomprensión y de confusión. Una niña que le gustaría entender lo que sucede en ese mundo tan complejo en el que viven los adultos.

Los abismos es un libro narrado con mucha belleza pero que aborda muchos temas peliagudos. Sin mencionarlos expresamente, a través de Claudia presenciamos cuestiones relativas a la maternidad, el machismo implícito en la sociedad, el fracaso, el matrimonio, la depresión, etc. Con los abismos, Pilar Quintana hace referencia a esos miedos infantiles que surgen en la protagonista a raíz de lo que presencia a su alrededor.

Personalmente, creo que Pilar escribe muy bonito y ha sido un placer leerla pero la historia se me ha quedado corta. Siento que es un libro que promete mucho pero que no cumple nada; muchos frentes abiertos pero ningún cerrado. Cuando parece que va a ocurrir algo, no pasa nada…supongo que eso es lo que pretende la autora…mantenernos al borde del abismo, pero para mí no ha funcionado porque al final siento que se me ha presentado una historia sin desarrollo ni conclusión. En definitiva, puedo entender el foco principal de la narración, pero no ha sido para mí. Otra vez será.
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¿Cuánto puede incidir en una niña de 8 años los problemas de sus padres? Es la pregunta que me queda después de leer los abismos, es un libro corto que te lleva por las vivencias de una niña que está entre los 8 y 9 años de edad.

Claudia en compañía de su amiga Paulina (su muñeca) le toca vivir la intrincada vida de su madre, como su hogar se desmorona después de que es descubierta una infidelidad

Ella ve, como se va sumergiendo en una depresión, donde se siente la ausencia de esa madre, donde es orillada por su padre que se sumerge en su trabajo después de ese episodio.

Nos muestra como se recompone y trata desde su inocencia y desconocimiento restablecer la normalidad a su hogar, lo logra en cierta medida pero al final esa griegas que se abren, ella es tocada por la muerte que, el suicidio y la resurrección de un desconocido, forman una novela que deja un sin sabor a dolor, ausencia y tristeza.

Al final nos nuestra como los niños terminan siendo los más lastidos cuando viven situaciones familiares complejas, al final resultan siendo los más valientes que se obligan a ser adultos antes de tiempo y dando fuerzas a los adultos par continuar con sus vidas rasgadas.

Los abismos de PIlar Quinata. Premio Alfaguara 2021.
En esta lectura he encontrado a una autora que me ha gustado por su prosa, la facilidad para hilar las palabras y encontrar las justas para expresar con ellas tanto.
Situada en los años ochenta en Cali. Nos enfrentamos a la narración desde los ojos de Claudia, una niña de ocho años, que hace frente a esos abismos que habitan la vida familiar y la de sus padres. Unos abismos que también son personales, que atrapan las vidas de quienes los habitan.

Claudia, viva e inteligente, nos muestra el mundo desde sus propias experiencias, interpretando aquello de lo que es testigo, callando la mayoría de las veces y tratando de encajar un mundo que es diferente a lo que debería ser, en una atmósfera que también forma parte de esos abismos y oscuridades.

valoración 3,5/5. Recomendable

Claudia, una niña de aproximadamente 8 años, es la voz dulce, curiosa e ingenua que nos acerca a esta historia llena de abismos, reales y geográficos, pero también metafóricos.
Es la mirada infantil tratando de descifrar el mundo adulto. Intentando entender la crisis matrimonial de sus padres, el desamor, la infidelidad, la soledad, la depresión y la sensación de abandono y pérdida, de ser una huérfana sin serlo.

Las preguntas que va realizando, van seguidas en ocasiones de respuestas, otras veces, no le queda más remedio que interpretar silencios, leer gestos, averiguar la complejidad de las relaciones para trazar un mapa que de sentido a su existencia.

Lo que más me ha gustado del libro, es la capacidad de Pilar Quintana de mostrar una visión sistémica de la familia. Hay secretos, alianzas, parentalización, ausencias.. todos esos elementos que una vez presentes en nuestra infancia, marcan de alguna manera nuestra vida adulta y la forma de relacionarnos con el mundo.

Pilar Quintana se sumerge en el mundo de una niña que cuenta las historias que vive alrededor de su familia. Aun cuando la historia ofrece momentos de lucidez y emotividad que evidentemente demuestran el talento de Pilar Quintana, la historia carece profundidad más allá de ofrecerle al lector una perspectiva que quizás no se ofrece frecuentemente en novelas contemporáneas.

Una historia sobre dos generaciones de mujeres que no supieron ser madres, pero no tuvieron otra opción. Claudia, la protagonista de esta historia, narra, desde la mirada aguda de cuando fue una niña, los hechos que colapsaron su familia y a partir de los cuales todo cambió.

Una novela ochentera, tropical y muy caleña. En la que la selva casera en la que habita Claudia, invadida de plantas que se estiran para tocarla, tiene un papel importante dentro de la historia.

Un relato estremecedor en el que se retratan las pesadillas, sueños y realidad de Claudia hija, quien ve la parte adulta y lejana al universo infantil desde una perspectiva atemorizante. La parte infantil es colorida y surreal, la adulta es peligrosa, alejada y gris.