Deseaba herirla, comprendió. No, no deseaba herirla. Jamás desearía herirla. Y sin embargo… Y sin embargo… Era la primera vez en su vida que se sentía tan descontrolado. Lo asustaba eso.
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Deseaba herirla, comprendió. No, no deseaba herirla. Jamás desearía herirla. Y sin embargo… Y sin embargo… Era la primera vez en su vida que se sentía tan descontrolado. Lo asustaba eso.
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En ese momento él supo que tenía que tenerla.Había una conexión entre ellos, un vínculo extraño, inexplicable, que solo había sentido otra única vez en su vida, con la misteriosa del baile de máscaras. Y mientras ella se había marchado, se había desvanecido en el aire, Sophie era muy real. Estaba cansado de espejismos. Deseaba una mujer a la que pudiera ver, tocar.
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-Esta noche estoy transformada pero mañana haré desaparecido. -Entonces tenemos que envolver toda una vida en esta noche |
Las personas ven lo que esperan ver. Y ciertamente Benedict Bridgerton no esperaba ver a una elegante dama de la sociedad bajo el disfraz de una humilde criada.
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Dicen que una persona inteligente aprende de sus errores. Pero una persona verdaderamente inteligente es aquella que aprende de los errores de los demás.
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—Puedo vivir con tu odio —dijo a la puerta cerrada—, pero no puedo vivir sin ti.
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Dicen que una persona inteligente aprende de sus errores. Pero una persona verdaderamente inteligente es aquella que aprende de los errores de los demás.
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De repente tuvo sentido. Sólo dos veces en su vida había sentido esta atracción inexplicable, casi mística hacia una mujer. Le había parecido extraordinario haber encontrado dos, cuando en su corazón siempre había creído que solo había una mujer perfecta para él.
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-Puedo vivir con tu odio -dijo a la puerta cerrada-, pero no puedo vivir sin ti.
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Todo el mundo sabía que Sophie Beckett era hija ilegítima.
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¿De qué color era el vestido que Sophie llevaba en la fiesta?