Noni26 September 2021
Cuando yo era pequeño, uno de los juegos preferidos de los niños de la aldea consistía en imitar el desfile de Meisuke. A este juego nos entregábamos siempre el primer día de verano, que seguía a la estación de las lluvias. Por todo instrumento sólo teníamos un tambor; los demás desfilaban golpeando palanganas, silbaban y daban vueltas en el cruce de caminos gritando: «¡El hombre es una flor de udumbara que florece cada tres mil años!»
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