M/T y la historia de las maravillas del bosque de Kenzaburo Oe
Cuando yo era pequeño, uno de los juegos preferidos de los niños de la aldea consistía en imitar el desfile de Meisuke. A este juego nos entregábamos siempre el primer día de verano, que seguía a la estación de las lluvias. Por todo instrumento sólo teníamos un tambor; los demás desfilaban golpeando palanganas, silbaban y daban vueltas en el cruce de caminos gritando: «¡El hombre es una flor de udumbara que florece cada tres mil años!»
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