Ana de Tejas Verdes

Ana la de Tejas Verdes es un libro que quería leer desde hace tiempo y con el que nunca me animaba porque todo el mundo habla muy bien de él. Por fin le di una oportunidad y solo puedo decir que entiendo todas las críticas positivas que tiene. Además, está edición ilustrada es preciosa.
El argumento es sencillo, ya que son los personajes los que brillan en esta novela (el personaje de Ana me ha encantado aunque en un principio pensé que no me gustaría). La capacidad de la autora a la hora de crear personajes y situaciones hace de este libro perfecto para los lectores que buscan una novela fresca. Si bien el estilo es algo enrevesado y pomposo en alguna ocasión, hay que entender que va acorde con el contexto de la historia.
Ana de las Tejas Verdes es un clásico juvenil lleno de sensibilidad que trata temas como la amistad, el amor, la importancia de la educación y la imaginación.

Es un fantástico libro, lleno de imaginación, te hace querer viajar ya mismo a una granja a que tú imaginación vuele de esa manera como la de Ana. Ana es una niña muy simpática y si se enoja muy fácil pero eso lo hace muy divertido, también es muy descuidada y por ello se mete en cada situación desfavorable que hace la historia super cómica, pero Ana siempre intenta cambiar ser una mejor chica y a medida que crece logra sus metas.

A pesar de ser una novela con un empoderamiento femenino muy fuerte se hace muy pesada ya que repite muchas veces las mismas cosas, claro que también te ayuda a visualizar, etc, sin embargo es una novela muy descriptiva y se vuelve muy pesada según van pasando los capítulos.

Este libro lo hemos leído por recomendación de una gran amiga, y como estaba disponible en nuestra biblioteca de confianza, nos hemos lanzado a por él. Debemos reconocer que al principio del libro, Ana nos ha parecido muy repelente y nos ha llegado a causar un poco. Aun así, hemos querido darle una oportunidad a esta historia y se ha convertido en uno de nuestros libros favoritos de este año. 


Nos cuentan la historia de cuando Ana llegó a Tejas Verdes por equivocación y, a pesar de las muchas reticencias de Marilla, consigue quedarse a vivir con ella y con Matthew. Es a partir de ahí que empezaremos a conocer a Ana de verdad y, aunque a veces resulta un poco cargante, tiene sus motivos para tener esa forma de ser. 


Nos ha gustado mucho la ambientación de esta trama a principios del siglo XX en la Isla del Príncipe Eduardo, en Canadá, donde aún se trabajaban las granjas y las plantaciones de la manera que se hacía antiguamente, las escuelas juntaban a jóvenes estudiantes de diferentes niveles. 


Es muy bonito también poder ver cómo evoluciona la historia y Ana se gana el cariño y el respeto de todos los habitantes de Avonlea, región de la isla en la que se centra esta historia, a pesar de sus muchas meteduras de pata. 


La verdad es que es un libro que nos gustaría recomendar a todos aquellos a los que les guste una buena historia ambientada en otra época muy diferente a la actual. 

En este libro, con magníficas ilustraciones, acompañamos a Ana Shirley, una huérfana imaginativa y creativa a su nuevo hogar, Tejas Verdes, donde dos hermanos la adoptan. Viviremos con Ana hechos cotidianos como hacer amigos, ir a la escuela, enfrentarse con otros compañeros, etc. Eso es, quizás, lo que resalta de esta obra: su cotidianidad.

Reconozco que es una historia muy bonita y dulce, y que Ana es una niña muy creativa de la que puede resultar fácil encariñarse pero, a pesar de que era muy fan de la serie animada que retransmitían en mi época, este libro no ha sido para mí.

Ha habido momentos en los que me ha aburrido bastante el leer hechos cotidianos, ya que tenía la sensación de que no pasaba nada y, a ratos, Ana me caía mal (no me mateis). Me parecía muy pesada y algo repelente en algunos momentos.

Lo que salvo de este libro, y por lo que ha merecido la pena comprarlo, son las ilustraciones de Antonio Lorente. Su arte transmite muchísimo y estoy enamorada de su estilo.

En general, se trata de una obra que relata el día a día de una niña que encuentra una nueva familia, acompañándola a través de sus descubrimientos llenos de inocencia e imaginación. Con una narración muy bonita nos traslada a Tejas Verdes pero, a pesar de todas sus cosas buenas, esta lectura no ha sido para mí.

Si os gustan las historias cotidianas, con una escritura bonita y unas ilustraciones maravillosas, este libro es para vosotros.

Ana la de las tejas verdes ha sido un libro de descubrimiento para mí. Leído en un momento de mi vida en el que me abrumaban las preocupaciones por situaciones que nunca llegaron a suceder fue mi terapia para olvidarme de lo que no debía tener en mis pensamientos. Desde las primeras páginas el libro me cautivó, sucumbí a la desbordante imaginación de Ana y a sus ganas de rebautizarlo todo, Naturaleza y cosas. A pesar de alguna tirantez a causa de su duro pasado, Ana llenó de alegría la casa de dos hermanos totalmente diferentes: Uno demasiado callado y otra demasiado rígida. Querían un niño para trabajar en su granja pero adoptaron una niña que les enviaron desde el horfanato. Entre los tres crearon los cimientos de una fuerte familia.
Ana de las tejas verdes no sé por qué es considerado por muchos un libro infantil, porque no me cabe duda de que a mí me ayudó a ver mi vida desde otra perspectiva. Una lectura recomendada para adultos que quieran fijarse en las cosas tan maravillosas que nos depara la vida y que a veces no percibimos.

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Está claro que los huérfanos, siempre envueltos en emocionantes aventuras y desventuras, dan para mucho en literatura. No todos son iguales, sin embargo. Así, tenemos huérfanos infelices, huérfanos felices y huérfanos con una ligera tendencia al drama y una imaginación que se sale de las páginas del libro para hacer que la nuestra vuele. Como sucede con Anne Shirley, la entrañable protagonista de Anne, la de Tejas Verdes, el delicioso clásico de Lucy Maud Montgomery del que con tanto gusto hoy os vengo a hablar.
Marilla y Matthew son dos hermanos solteros que llevan una granja en Avonlea y cuya casa se llama Tejas Verdes. Puesto que Matthew se hace mayor para realizar todo el trabajo, los hermanos deciden adoptar a un huérfano varón que les ayude. Cuando Matthew va a la estación de tren, sin embargo, se encuentra con una niña pelirroja, pecosa y escuálida llamada Anne Shirley en lugar del chico que esperaban. A pesar de las reticencias iniciales de Marilla, los hermanos pronto deciden quedarse con la niña y educarla como es debido. ¿Cómo podría ser de otra manera después de pasar un rato con tan despierta criatura? Anne no solo le dará quebraderos de cabeza a sus adoptantes con su imaginación desbordante y sus disparatados despistes, sino que en poco tiempo les enseñará el verdadero significado de la palabra familia.
Anne Shirley es una despierta huérfana de once años muy preocupada por su aspecto (no le gustan sus pecas, pero menos aun ser pelirroja) cuando llega a Tejas Verdes. Allí nadie la esperaba, pero un pequeño malentendido hizo que la niña que en su corta vida lo había pasado tan mal acabara en la casa de Marilla y Matthew, dos hermanos solteros con una granja que sacar adelante.
Anne es una criatura tremendamente habladora con una fantasía y una vena dramática que se escapan a toda lógica. Para ella, estar en Tejas Verdes es como un sueño hecho realidad. Cada día es una aventura para una chica que se equivoca por culpa de estar siempre en las nubes, que hace amigos y enemigos, que estudia con ahínco y que, en definitiva, alegra la existencia de los demás al tiempo que exprime cada minuto de su vida al máximo.
El universo de Anne está lleno de personas diversas e interesantes que la quieren, como Marilla, aunque casi siempre sea muy estricta con ella; Matthew, el hombre tímido que descubre la alegría de vivir cuando conoce a la huérfana; la señora Lynde, tan crítica a veces como encantadora otras; Diana, la mejor amiga de Anne, siempre dispuesta a vivir aventuras con ella; la señora Allan, la mujer del pastor y puede que la más bondadosa del lugar; la señorita Stacey, la maestra que anima tanto a Anne como a otros chicos de Avonlea a continuar sus estudios en una reputada academia de la ciudad; la señorita Barry, la tía de Diana con la que Anne no empezó con buen pie pero a la que enseguida conquistó; y el joven Gilbert Blythe, el eterno enemigo que quizá no lo sea en absoluto.
Anne, la de Tejas Verdes es el primer volumen de una extensa saga de libros. En este volumen, conocemos los inicios de Anne en Avonlea, localidad situada en la isla del Príncipe Eduardo, Canadá, cuando la niña contaba con once años de edad, hasta más allá de sus dieciséis. Como es de esperar, a lo largo de las páginas veremos cómo la díscola Anne crece y se hace, en cierta medida, más madura, sin dejar de ser siempre una criatura vital, bondadosa y soñadora que espera lo mejor para los suyos.
Anne, la de Tejas Verdes ha resultado para mí una grata sorpresa: una lectura sumamente luminosa que me ha cautivado de principio a fin. Si todavía no conoces a la joven Shirley, por tanto, te animo encarecidamente a que lo hagas ahora con este primer libro de sus aventuras en Tejas Verdes, Avonlea y demás. Estoy segura de que, como a mí, esta lectura te llevará a conocer ese mundo de fantasía de esta niña tan peculiar, a ver la naturaleza con otros ojos y a apreciar la amistad mucho más que antes. En serio, ¿a qué esperas para disfrutar de este clásico?

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¡Hola, lector@s!,

Hoy vengo a hablaros de “Ana la de Tejas Verdes”, un libro muy conocido y del que tod@s hemos oído hablar, ya que Ana, su protagonista, es un icono y un personaje al que mucha gente adora.

De hecho, yo sabía de qué iba su historia, pero nunca me había adentrado en las páginas de la novela, sobre todo porque no daba con una edición que me atrajera lo suficiente o que estuviera completa o sin adaptar.

El argumento de “Ana la de Tejas Verdes” es bien conocido y comienza con Matthew Cuthbert de camino a la estación de Bright River, así como con su hermana Marilla explicándole a una vecina que han decidido adoptar a un huérfano para ayudar en la granja. La sorpresa vendrá cuando descubran que la señora Spencer les ha traído una niña en vez del chico que habían pedido.

A partir de ese instante, los hermanos tendrán inclinaciones diferentes hacia Ana, una niña parlanchina y delgaducha que siente que no la quieren en ninguna parte. Su vida no ha sido un camino de rosas hasta ahora, aunque su imaginación la ha ayudado a seguir adelante. Y es esa imaginación la que cautiva y fascina a Matthew, que cree que pueden hacerle mucho bien a la chiquilla, mientras que Marilla, mucho más pragmática, está dispuesta a deshacer el entuerto y devolver a Ana al orfanato. Obviamente, el buen corazón de estos hermanos hará que Ana se quede en Tejas Verdes al final, lo cual cambiará su existencia pero también revolucionará la vida de todos los habitantes del pueblo de Avonlea.

A lo largo de las páginas de este libro, veremos la infancia y la juventud de Ana, de los once a los dieciséis años, y cómo hace amig@s, como es el caso de Diana, su amiga del alma, y rivales como el apuesto Gilbert Blythe. Ahora bien, también viviremos junto a ella un sinfín de aventuras y desventuras, veremos cómo su imaginación la mete en líos y, asimismo, cómo va convirtiéndose en una joven y estudiante modelo con sus propias metas, ambiciones y sueños por cumplir. Y he de deciros que el proceso y el camino a recorrer son preciosos.

Qué puedo deciros de Ana. He empatizado muchísimo con ella, con la niña que hablaba por los codos y que no paraba de inventar historias. Es la primera ocasión en la que me siento honrada por compartir nombre con ella. de verdad, tenéis que descubrirla.

Además, es imposible no amar a Matthew, el hombre callado y poco amigo de las relaciones sociales, o a Marilla, la mujer estricta e inflexible que recupera la alegría gracias a la chiquilla a su cargo.

Tampoco puedo dejar de mencionar a Diana, pues no se me ocurre mejor amiga, ni a Gilbert, con lo que me gustan a mí los “enemigos” que acaban haciéndose buenos amigos.

Además, Montgomery logra hacernos viajar a la isla del Príncipe Eduardo, a sus campos y a la vida rural y de sus ciudades. Gracias a Ana, somos capaces de sentir el viento silbando a nuestro alrededor, apreciar los colores y oler las fragancias de las flores y plantas que pueblan su pequeño universo. Por lo tanto, la atmósfera de la isla logra atraparnos y nos hace experimentar una experiencia multisensorial que no deja a nadie indiferente. Con todo ello, queda patente que la autora conocía muy bien la isla, porque la ambientación es de diez.

En cuanto a su pluma, la escritora hace un uso magistral de la misma, puesto que mezcla la sencillez y una prosa elaborada, junto con diálogos sencillos y otros más complejos y desarrollados, lo cual nos ayuda a calar y captar a los personajes y el mundo de Ana.

Por estas razones, “Ana la de Tejas Verdes” se ha convertido en uno de mis clásicos preferidos y en una de mis mejores lecturas del año, una que dudo que pueda ser superada por alguna otra novela en los días que quedan para que termine 2020.

Este libro me ha emocionado y me ha hecho darme cuenta, una vez más, de que ser diferente te hace especial y único, y que no has de cambiar tu forma de ser para agradar a los demás. Ojalá hubiera descubierto a Ana de niña o adolescente, pero nunca es tarde y ahora sé que se quedará conmigo para siempre.

Lo mejor: el carismático personaje de Ana, una niña a la que vemos convertirse en mujer, con la que reímos, sufrimos y lloramos. Ana nos hace sentir viv@s.

Lo peor: que no vas a poder aguantar la incertidumbre y necesitarás continuar con las aventuras de Ana de inmediato.

Deberías leerlo si aún no has descubierto este clásico atemporal, ideal tanto para jóvenes como para adultos. Ana te hará recuperar el/la niñ@ que llevas dentro.
Enlace: http://saboratintaliteraria...

Cuando terminé la serie de Anne With An E sentí un vacío inmenso, como si me estuviera despidiendo de una gran amiga, de un buen momento, de un lugar que había sido mi refugio.

Supongo que la necesidad de saber más sobre esta historia sumada a las ganas de que todo esto no se terminara ahí, me animaron a leer el libro que inspiró a la serie: Ana la de Tejas Verdes, escrito por Lucy Maud Montgomery en 1908.

Un libro narrado desde los ojos de esa pequeña huérfana de once años que es adoptada por pura casualidad. La historia de Ana es un viaje por la Canadá de finales del siglo diecinueve, lleno de sus costumbres y con voz de niña, ecos de mujer. Sorprenden algunas ideas revolucionarias para aquella época: petición del sufragio femenino, aspiraración de cursar estudios superiores para las mujeres, negación del matrimonio y ser mantenida por el hombre, aparición de personajes masculinos alejados de los estereotipos de género... Que demuestran el carácter progresista y esperanzador de la autora.

Me encanta la dulzura con la que está escrita la obra; el papel tan relevante que tienen la naturaleza, la infancia, el afecto y el desarrollo de los personajes. Me he sentido acompañada por las aventuras de Ana, he llorado y reído, disfrutando cada página.
Creo que es una lectura recomendable independientemente de la edad que se tenga; yo he reconectado con mi niña interior como hacía mucho tiempo no lo hacía.

Sin lugar a dudas, "Ana la de Tejas Verdes" se ha ganado un hueco de honor en mi estantería y sé que será un libro al que recurriré cuando la vida vaya demasiado deprisa y necesite parar.

Amé este libro y la forma en la que está narrado. Logré encariñarme con Anne y sus amigos, así como también con Matthew y Marilla.
Leer esta historia me hizo sentir parte de todo lo que vivían, todo lo que sentía Anne al ver lo bello que era Green Gables y el enojo que le provocaba ciertas cosas que van ocurriendo.
Lo único que puedo criticar es que hay muchísimas partes descriptivas que me parecieron demasiado, me aburría leer todas las palabras que describían un objeto pero igualmente siento que fue necesario porque de esa manera veía todo Anne.
Fue una linda y mágica lectura que recomiendo a todo aquel que ama la serie "Anne with an e" así como también a los que no la vieron ya que este libro es un clásico.