Cicatriz

Una relación que comienza en un chat o en un foro. Desde Internet a las cartas postales. Él le manda regalos que ha robado. Ella se deja hacer porque se siente deseada, pero hay algo que le escama. Él se obsesiona.

Es una novela extraña, escrita en un tono extraño, casi como si no importara. Fría, en ocasiones casi parece un listado de títulos de libros o una descripción de una serie de artículos de ropa.

Hasta que te revuelve el estómago. Cuando él explota, le reclama tener que devolverle toda su atención y amor (en forma de regalos robados, tiempo...) y uuuf.... el concepto de pagafantas un poco retorcido, pero con la misma queja, la misma masculinidad frágil, las mismas exigencias. Retorcido.

Puede que Sara Mesa sea de esas escritoras que amas y odias, con las que conectas o que te dejan totalmente fría o que te desagrada. Después de leer 3 libros de ella puedo decir que me encuentro en el grupo de los primeros.
Simplemente me encantan sus historias porque son turbias y desagradables. Hasta ahora me he encontrado con 3 historias que siguen el mismo patrón, dos protagonistas con una relación tóxica entre ellos y pese a tener un esqueleto similar son 3 historias totalmente diferentes que me han hecho disfrutar.
No quiero contar sobre la trama de cicatriz por 2 razones: la primera es que tenéis la sinopsis muy fácil de encontrar y la segunda que con Sara Mesa ya me ocurre como con Amelie Nothomb, no leo las sinopsis y me dejo sorprender y jolín, eso es maravilloso.

Sara Mesa tiene sello propio, tiene la facultad de crear desasosiego, un ambiente asfixiante y la sensación de que algo malo va a ocurrir. Te engancha desde la primera línea y no te suelta hasta el final.

En este caso, nos atrapa con la vida de Sonia, una joven que tiene un trabajo bastante rutinario y aburrido y que mata el tiempo participando en los chats de los inicios de internet, dónde conoce a un chico apodado "Knut" con el que inicia una relación obsesiva y virtual. Él es una persona fuera de lo común, bastante más inteligente que la media y que tiene sobre ella un poder de fascinación que la tiene absorbida llegando a dominarla desde la distancia que los separa físicamente, pero estando muy presente en su vida y que le pide cada vez más y más atención.

Con esta premisa nos mantiene en vilo hasta el final, nos hace preguntarnos qué haríamos nosotros en su misma situación, nos hace examinar las carencias que tenemos para sucumbir ante la capacidad de fascinación que algunas personas ejercen sobre nosotros y hasta dónde seríamos capaces de llegar. Reflexiona sobre el sentimiento de culpa, el chantaje emocional, el límite del agradecimiento y del sometimiento.

En una palabra, Sara Mesa nunca deja indiferente. Quiero siempre más de Sara Mesa.

Sonia, la protagonista de Cicatriz, es una joven que malvive gracias a un trabajo de becaria en un archivo de su ciudad, en la que reside junto a su madre, su hermano pequeño y su abuela. En uno de los pocos momentos que tiene de desconexión de su monótona vida-su única ventana al mundo exterior es a través del ordenador con internet de su trabajo- conoce a Knut Hamsum en un foro sobre literatura. Bajo este pseudónimo se encuentra un joven misterioso que comienza a enviarle libros, que roba en tiendas y grandes almacenes, y después ropa, perfumes o lencería.

Poco a poco, y a lo largo de los años, la relación entre ambos va adquiriendo un cariz y un tinte de fantasía sexual, motivada por la admiración de Knut por Sonia, llegando incluso a conocerse en persona. En este sentido, la estructura de la novela, que juega con el tiempo -adelantándonos algunos sucesos (como el matrimonio de Sonia) para luego volver al pasado y mostrarnos otros episodios- contribuye a mantener la atención y cierta tensión del principio al final del relato.

De nuevo Sara Mesa crea unos personajes “solitarios” que no terminan de encajar en el mundo y que, por eso, se enredan en una relación un tanto turbia que dura años. de hecho, aún no llego a comprender los motivos por los que Sonia acepta mantener el contacto diario con Knut… ¿soledad? ¿aburrimiento, quizás? Entre la obsesión y la extrañeza, la atracción y la repulsión, supongo que ella no puede evitar sentirse fascinada por este personaje insólito que la colma de atenciones y regalos de dudosa procedencia. “Cicatriz”, editada por @anagramaeditor, se convierte así en una inquietante historia de amores ‘desequilibrados', cuyos protagonistas, tan distintos, encuentran en muchos momentos la manera de complementarse. Una novela excelente -como todo lo que he leído de esta autora- cuya narración me inquieta y fascina a partes iguales.
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Sonia y Knut se conocen en un foro literario de internet. “Tú me envías una foto para que pueda verte. Yo a cambio te envío los libros que me pidas”. Sara Mesa nos cuenta con maestría una relación inquietante, obsesiva, perturbadora, turbia, oscura, enfermiza, asfixiante, tóxica, adictiva, dependiente, intensa y muy compleja.

Cicatriz es una espiral cuesta abajo sin salida cuyos dos protagonistas se acercan incluso cuando se alejan… porque se echan de menos. No he sentido afinidad por ninguno de los dos y Knut incluso me ha dado bastante asquete, pero la autora consigue con una narrativa muy cuidada que esa sensación de desagrado sea casi hipnótica y necesitemos seguir leyendo.

La novela me ha parecido fascinante.

Sara Mesa ha sido mi descubrimiento de esta mitad de año. Me aventuré sin mucho miramiento con “Un amor”, novela corta que me dejó perpleja, desorientada y pensativa durante días. Me animé en este mes de junio con “Cicatriz”, la cual me ha gustado todavía más.

Nos cuenta la historia de una mujer, que mantiene una relación retorcida, extraña y obsesiva con un hombre que conoce por Internet. Él la agasaja con regalos, ella los acepta sin remedio. Y en este vaivén de puente invisible entre ambos, se alimenta un vínculo sucio, asomando lo peor de cada uno.

No se puede contar mucho de esta novela porque es cortita y de verdad que no tiene desperdicio: hay que ir a ciegas.

Una suerte de relación sinsentido, contada por esta autora, con este estilo tan peculiar, manteniendo un ambiente ansioso, asfixiante. Casi podría decirse que es un thriller psicológico.

Me ha dejado pegada a sus páginas.

Voy a leer todo lo que escriba Sara Mesa.

Un provocativo relato sobre una chica hastiada ante una vida y trabajo "mediocres" que intenta evadirse de todo ello a través de foros de Internet, y acaba envuelta en una relación asfixiante e insana, pero a la vez adictiva, repleta de fetiches y de dinámicas de poder y sumisión. Todo ello contado con un estilo narrativo preciso, donde no hay una palabra de más, pero repleto a la vez de frases demoledoras. Una gran voz la de Sara Mesa.

Sara Mesa me gustó bastante con "Cara de pan" y quería leer algo más de ella pero este no me convenció para nada... La idea en sí no me disgustó, la historia tiene esa ambigüedad característica de la autora, una situación algo incómoda entre los límites de lo que es correcto y "normal" y lo que no. Solo que esta vez se me hizo algo repetitiva y tampoco me aportó mucho. Empecé con mucha curiosidad pero fue aflojando y al final me dejó bastante fría.

Es el tercer libro que leo de la escritora Sara Mesa y reafirma mi convencimiento de estar ante alguien muy inteligente, rompedor y arriesgado.

Sonia conoce a Knut en un foro literario de internet, un tipo perfeccionista, diferente, que vive al margen de las normas sociales y que la convence de que su vida es anodina y demasiado convencional, nada comparable con la que se merece, dado que ella tiene verdadero talento para la escritura. Inicia su cortejo enviándole libros y animándola a escribir relatos.

Poco a poco, Sonia quedará atrapada en una relación perturbadora de la que no le resulta fácil salir.

Sara, utiliza saltos en el tiempo para desarrollar la historia, presentándonos unos hechos por adelantado para después volver a los momentos inmediatamente anteriores. Apenas hay exteriores ni acción, pero a través de los emails y mensajes entre ambos protagonistas consigue que sientas el hartazgo en el que cae Sonia, las sutiles presiones de Knut, la culpa, el poder y la sumisión, la soledad y la desgana.

En mi opinión, es una lectura muy recomendable

Las relaciones en el tiempo de la comunicación. Asincrónica o sincrónica. O ambas. Y ambas. Las relaciones en el tiempo de la obsesión.
Leer precisamente en estos tiempos de obsesión me lleva a devorar esta novela en menos de un día. Es fácil sentir la densidad, la extenuación en la relación entre Sonia y Knut. Lo concreto y lo abstracto. La curiosidad, el peligro, la automaticidad. No es un intercambio entre iguales. Uno da y lo poco que recibe aumenta aún más el ciclo. Una recibe y, sin saber muy bien por qué, acaba dando.
El robo como acto de entrega. Lo robado como pago por la existencia del otro. Así es como se teje la confianza entre un lado y el otro.
La historia que nos presenta la autora no es ni más ni menos que el reflejo actual de lo que se esconde tras una pantalla. Tras ese frágil parapeto podemos mostrarnos al mundo como queramos, podemos convertir las mentiras en verdades y los silencios en excusas y treguas que nos permitan dar un paso atrás y preguntarnos qué es lo que estamos haciendo. En ese tira y afloja avanzan los años y la fantasía que, peligrosamente y con un arriesgado índice de decepción, se convierte en realidad o en un trasunto de ella.
Los inquietantes monólogos de Knut, plagados de reflexión, acusaciones y una persistente presión, y la contradicción en los sentimientos y las respuestas de Sonia, acaban por introducirte en esa minúscula burbuja de ansiedad de la que no sabes si huir o aguantar hasta la última consecuencia.
Siento que es una novela que te atrapa precisamente por esa pulsión permanente entre el asco y la atracción, que en mayor o menor medida hemos sentido en algún momento por una persona, cosa o situación.
Es el primer libro que leo de Sara Mesa y la verdad es que me ha fascinado, esa es la palabra que mejor define esta oquedad extraña en el pecho. Es excesiva, cañera pero también profundamente interesante en los temas que trata. Acumula más de un detractor pero, al menos en mi caso, me ha ganado.

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