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Sara Mesa tiene sello propio, tiene la facultad de crear desasosiego, un ambiente asfixiante y la sensación de que algo malo va a ocurrir. Te engancha desde la primera línea y no te suelta hasta el final. En este caso, nos atrapa con la vida de Sonia, una joven que tiene un trabajo bastante rutinario y aburrido y que mata el tiempo participando en los chats de los inicios de internet, dónde conoce a un chico apodado "Knut" con el que inicia una relación obsesiva y virtual. Él es una persona fuera de lo común, bastante más inteligente que la media y que tiene sobre ella un poder de fascinación que la tiene absorbida llegando a dominarla desde la distancia que los separa físicamente, pero estando muy presente en su vida y que le pide cada vez más y más atención. Con esta premisa nos mantiene en vilo hasta el final, nos hace preguntarnos qué haríamos nosotros en su misma situación, nos hace examinar las carencias que tenemos para sucumbir ante la capacidad de fascinación que algunas personas ejercen sobre nosotros y hasta dónde seríamos capaces de llegar. Reflexiona sobre el sentimiento de culpa, el chantaje emocional, el límite del agradecimiento y del sometimiento. En una palabra, Sara Mesa nunca deja indiferente. Quiero siempre más de Sara Mesa. |
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