Betty

Se da la paradoja de que digo mucho menos de los libros que me han maravillado: suelen dejarme sin palabras y no confío demasiado en poder comunicar algo a la altura de la calidad de la obra.
La lectura de Betty es una sacudida emocional de la que destaca la belleza que irradian algunos personajes y la verdad que trasluce la historia. Belleza y verdad son los dos valores que permanecen en mi unas semanas después de haber finalizado el libro, y con ellos me voy a quedar.
La belleza se condensa en gestos, palabras, intenciones y miradas…, y tiene de fiel acompañante a la naturaleza, una herencia ancestral y una visión de la vida en comunidad y de los cuidados familiares que son pura humanidad. La verdad va de la mano del realismo y de la autenticidad, de procesos de construcción de una identidad enraizada pero con posibilidad de crecimiento individual.
En un mundo de grietas, bestialidad, y de violencia integrada en la cultura, la fuerza sólo puede nacer en quien ve el mundo desde el amor, la bondad y la autenticidad. El relato ofrece espacios de esperanza y de ternura incluso en los terrenos más yermos y asfixiantes. Y es en este contexto en el que Betty desarrolla su proceso de autoconocimiento, enfrentando por un lado la crudeza de la vida que la envuelve pero amortiguada por el amor de quien la ayuda a crecer a través de historias y de una narrativa acerca del conocimiento del mundo profundamente poética. Gracias a ello, Betty nunca estará sola: tendrá la compañía de los recuerdos, de las historias, de su escritura, y de su herencia.
No dejéis pasar de largo esta lectura, es preciosa.
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Hay libros que te destrozan y libros que son un rayo de esperanza. Libros con los que pierdes la fé en el ser humano y libros con los que la recuperas. Libros duros que te emocionarán y libros bonitos que te harán sonreír. Y luego está Betty, que es todo eso a la vez.

Tengo claro mi top tres de lecturas de este año y sé que Betty va a estar dentro. No podéis haceros una idea de lo mucho que este libro me ha conmovido e impactado, todo lo que he aprendido sobre los cheroquis y su forma de ver el mundo.

Tiffany McDaniel nos cuenta la historia de Betty, su madre, desde que nace hasta el principio de su vida adulta. Conocemos a su familia y su peculiar forma de vivir, el racismo al cual se tuvo que enfrentar mientras crecía y vemos el increíble vínculo que tenía ella con Landon, su padre.

Y es que aunque Betty es la protagonista, Landon es la esencia del libro. Un hombre que vivía para sus hijos, que con sus historias intentó inculcarles una forma diferente de ver la vida. Es cierto que vivía un poco en su mundo pero siempre buscó lo mejor para su familia.

Os vais a encontrar pasajes preciosos, historias cheroquis que quizá no conocíais y una fuerte crítica al papel de la mujer en la sociedad. Es una historia muy bonita pero difícil de leer en ocasiones, la vida de Betty no fue fácil, tuvo que enfrentarse a cosas que niños de su edad no deberían vivir.

Yo, de verdad, no puedo más que recomendaros esta maravilla. Adentraros en él sabiendo que en ocasiones va a ser un abrazo reconfortante pero que también os dará varios guantazos de realidad.

Seguiré leyendo a Tiffany McDaniel porque si escribió esto solo con 18 años, ¡qué maravillas nos depararán sus otros libros!

‘Betty' me ha robado el corazón, no me escondo.
 
Tiffany McDaniel noveliza en este libro la vida de su madre. ‘Betty' es una historia de fin de la infancia, de forja de una identidad, pero es mucho más. Es una oda a una familia, quienes ahora viven para siempre.
 
Leer este libro siendo consciente de que se trata de una vida real hizo que en determinados momentos tuviera que dejar apartada la lectura “para recuperarme”.  Hay muchos horrores tanto escondidos como a ojos de todos en este libro que considero de los más bonitos que he leído en mi vida. Una historia capaz de romperte el corazón en mil trozos y aún sí, de alguna forma, ser tremendamente luminoso.
 
Betty nació en 1954 en algún lugar de Ohio, en una familia de ocho hermanos y fue la única que heredó los rasgos cheroqui de su padre. La historia se centra en una familia numerosa pero solitaria, despreciados, discriminados por gran parte de su entorno. Una familia que hace lo posible por no romperse, aun cuando todos sus individuos soportan mucho peso a sus espaldas. A pesar de lo potente que tiene la trama de acción, de verdad, a veces parece un thriller, me ha encantado como en ningún momento la autora se olvida de los pequeños detalles, de las cotidianidades, que creo que hacen de la novela algo más, que te llegue a dentro.
 
Cada uno de los personajes de la novela, de los miembros de esa familia a los que amarás y odiarás, merece hablar de él durante horas. Aparte de Betty, voy a centrarme en su padre (porque aparte de ser uno de los pilares, es de quien más se puede decir sin adelantar ninguna de las sorpresas del libro). Papa Landon es un hombre entre dos mundos, que lucha cada día por evitar que mueran sus raíces. Un hombre que sus hijos mientras son pequeños ven como un dios, y con quien Betty tiene una relación, un vínculo, muy especial pues trata de mostrarle como lo cheroqui que todo el mundo le echará en cara, debe ser su escudo y algo de lo que estar orgullosa. En esa línea, la novela nos enseña como tristemente lo que importa no es lo que seas, sino lo que parezcas.
  
He disfrutado mucho de conocer la cultura cheroqui de primera mano, he sufrido inmensamente al conocer como algo tan valioso, una forma de vida de la que hay tanto que aprender fue oprimida, odiada, marginada hasta forzar su desaparición. Una cultura matriarcal y matrilineal, con una forma de entender nuestra forma de estar en el mundo y relacionarnos con la naturaleza tan diferente y bonita que no entiendo como se ha hecho tanto para borrarla. ‘Betty' deja claro cuánto nos estamos perdiendo.
 
Un libro que profundiza también en la violencia sobre las mujeres ejercida por el sistema patriarcal, apoyado en este caso por las creencias religiosas. Cada capítulo comienza con una cita bíblica, una fórmula para mostrar el patriarcado al que se enfrentaba Betty, de acuerdo con la autora, algo que choca de lleno con la cultura cheroquí que su padre trata de transmitirle.  El acercamiento al crecimiento de las mujeres, “el paso de niña a mujer”, es brutal, un tortazo en cada uno de los casos que se nos muestran.
 
El estilo de la autora comienza sencillo, guiado por la mirada de Betty niña, pero con el paso de las páginas y a golpe de aprendizaje y dolor, el lenguaje va madurando, de forma orgánica, acompañando a la narradora en su crecimiento. No faltan toques de lirismo que plasman sobre el papel la conexión tan fuerte de la cultura cheroqui con la naturaleza, y de los que Betty se vale cuando no encuentra palabras para describir lo que vive. Un libro lleno de simbolismos y una espiritualidad imposible de olvidar.
 
Creo que es fundamental no perder de vista nunca que Betty es la narradora y, por tanto, siempre dará una visión sesgada de los sucesos, siendo solo capaz de profundizar en lo que ella vive.  Y aunque habla sin miedo y de forma directa de las cosas que supo, las que tan solo intuye, te deja a ti la tarea de decidir si “entiendes” o no. Además, centra la narración en su familia, en lo que les sucede al resto, sin embargo, son pocas las escenas donde se centra en sus propias experiencias. No hay nada más humano que cuando sufres, mirar a los demás, hablar de lo que te sucede a ti, tratar de ignorarlo, hacer que no existe. Y sin embargo, de nuevo en pequeñas escenas vamos viendo lo que sufre.
 
‘Betty' es una de esas novelas absolutamente redondas, construidas con un enorme cariño y sensibilidad, pero también con muchísima inteligencia. La escritora es capaz de dejarte pistas por toda la novela y soltando las claves para que puedas interpretarlas poco a poco, para cuando llega el cierre alucines porque todo estaba ahí desde el principio. Me parece increíble como hay detalles o escenas que cuando las lees, te llaman la atención y sabes que hay algo ahí que… no estas pudiendo entender del todo o incluso, bañadas por cotidianidad pasan desapercibidas, hasta que más adelante, ocurre algo y todo cobra sentido. Cada palabra que hay escrita tiene un porqué, no os olvidéis de esto. Leed ‘Betty', y hacedlo con los ojos muy abiertos, para que no se os escape nada. Hay tantos detalles, tantas pistas escondidas en cada página… y como en los mejores textos, no puedes entenderlo en su conjunto hasta muchas páginas después.
 
Un libro inolvidable, de esos que no acaban en la última página, sino que inicias una nueva fase con ellos. Una fase que para mi, está siendo de duelo, por despedirme de estos personajes y esta historia, pero también de obsesión porque no paro de darle vueltas a ciertas cosas, detalles que me gustaría poder llegar a hilar del todo. Requiere una lectura mucho más atenta de lo que me pareció en un principio, y es necesario leer entre líneas, prestando atención a referencias y simbolismos, para llegar a todas las capas de la novela. de hecho, creo que solo releyendo la novela podré sacarle todo su jugo. 
  
Un texto que la autora escribió con ¡17 años! Y que pasó años en un cajón al ser rechazado numerosas veces porque “carecía de interés” entre otras lindezas. Una de esas anécdotas que te hacen apreciar aún que esta joya haya llegado a las librerías y a tus manos. Y que personalmente, me anima aún más a recomendaros fervientemente que le deis la oportunidad que merece.
 
Necesito que pase tiempo para verlo con claridad, pero creo (mucho) que pasará a formar parte de “los libros de mi vida”.
 
⚠️Trigger warnings: violencia explicita (contra humanos y animales), intentos de suicid*o, abusos, racismo…
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Betty es un libro que se deja leer, pero me desagradó sobremanera. En Francia constituyó un éxito de ventas y hasta se dijo que llegaría a ser un clásico. Vaya, menudo follón.
Es la saga de una familia estadounidense, una historia devastadora con un relato en parte ficcional.
Betty es hija de una familia especial : su padre, Landon Carpenter, es de origen cherokee y la madre, Arka Clark, es blanca, La pareja tendrá 6 hijos entre los cuales Betty es la cuarta, la más joven de las mujeres. Es la predilecta del padre, que él llama « mi indiecita ». En 1961 Betty tiene 7 años.
Betty siempre se consideró diferente de los otros niños, tuvo pocas amigas. Siempre se sintió marginada por el color de su piel, pero también por el comportamiento de su excéntrica familia.
Los Carpenter son especiales. Siempre hubo dramas internos, varios niños fallecieron, a veces de manera trágica.
Landon Carpenter vive apegado a sus tradiciones cherokees. Es un hombre bueno con gran sentido del honor (?), sin profesión, pero encontrando siempre algún trabajo para sacar la familia adelante gracias a sus dones manuales. Es un hombre que vive cerca de la la naturaleza que él respeta, que conoce, le habla a los árboles, a los animales. Y el hecho de que Betty se interese a todo esto, lo hace feliz.
La madre, Arka, es una mujer perturbada. Fue abusada sexualmente por su padre y a sabiendas de la madre. Es un ente caótico, neurótico y hasta psiquiátrico. No se interesa por su progenie en general , especialmente por Betty.
Betty crecerá ayudada por sus hermanas y hermanos, pero muy especialmente por su padre.
Los niños de esta familia fueron 8, 4 varones 4 mujeres. Betty siendo la más joven de las hermanas. Ella se da cuenta de ciertas anomalías en su familia, pero no sabe darle exactamente la importancia ni el significado. Como escape a un ambiente que ella siente malsano, escribe en hojas de cuaderno que irá enterrando bajo un árbol.
Todos son especiales. El mayor, Leland tiene un comportamiento aberrante; Fraya, la mayor de las hermanas sufre en silencio desde hace años; Flossie sueña con ser actriz; Trustin tendrá un final terrible y Lint, el más pequeño, es autista.

Un libro editado en pleno movimiento MeToo; la escritora admite que eso ayudó a la publicación de un libro que denuncia hechos graves y aberrantes al interior de un grupo familiar.
La violencia dentro del libro está balanceada con la dulzura del padre, un hombre que dice comunicar con el cosmos, que vive en una burbuja, incapaz de ver los trastornos graves de su esposa, ni los de su hija mayor, ni los desmanes de Leland. La comunión intensa con Betty no le hace ver lo mal que está Betty que guarda silencio y escribe en secreto las atrocidades que ve, pero no entiende del todo.
Un libro que tuvo gran éxito en Francia; algunos gritaron a la « obra maestra » y futuro clásico.
Yo solo le veo depravación y falta de ayuda a personas en sufrimiento.


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Con las expectativas por las nubes iba con este libro, por todas sus buenas críticas y por lo mucho que me gustan este tipo de historias, y así ha sido, tanto que probablemente sea uno de los mejores libros de este año.
Difícil contaros de que va sin hablar demasiado, la autora escribió este libro a sus 17 años, su historia familiar, Tiffany noveliza la historia de su madre Betty, y no se publicó antes debido a que se consideró feminista… (ya sabéis… )
Betty es una niña de madre blanca y padre cheroqui, hermana de ocho, y la única que heredó el color de piel oscura de su padre. Una familia normal, pero rechazada por la sociedad.
Ambientada en un pueblo de Ohio, en los años 60, podéis imaginar, pero destaco la diferencia de clases, ese racismo, ese sexismo…
Con esta introducción os puedo contar que Betty fue una niña acosada y ridiculizada en las escuela, incluso en su propia casa, una niña que sufrió mucho desde temprana edad, pero que saca fuerza gracias a uno de los mejores personajes de esta historia, su padre, y que gracias a este personaje conoceremos mucho más esta cultura tan desconocida…

Un libro que desde el principio sabes que es una historia real, por lo que hace que sea aun mas dura, sobretodo en ciertas escenas, porque si, hay escenas totalmente desgarradoras, en las que es mejor parar un poquito de leer y asumirlo.
Poco puede decirse, porque es mejor que lo leais y opinéis por vuestra cuenta, un libro que recomiendo pero que también advierto que hay temas duros, de maltrato animal, violencia de género, abusos, racismo…
Una historia en la que parece que hay capítulos que no dicen nada, o párrafos que crees que no aportan a la historia, pero que cuando avanzas todo cuenta, todo es importante.
Y del final prefiero no hablar, prefiero que lo leáis y opinéis por vosotros mismos.

Hacía tiempo que no me emocionaba tanto con un libro.
Y es que Betty ha sido una sacudida, dura, cruel, triste, pero a la vez luminosa, llena de belleza y magia ancestral.

Betty no es más que una niña, a simple vista insignificante, una más. Pero también es la Pequeña India, la niña más fuerte del mundo. Es la única de sus hermanos que ha heredado los rasgos y las piel de sus antepasados cheroquis, y su historia, y la de su familia, merecía ser contada. Porque es una historia personal, de crecimiento, muy íntima, pero también familiar, llena de tradiciones, relaciones, abuso, y hasta nacional, mostrando el racismo y la violencia a lo largo de los años. Por eso Betty es tan grande y completa, porque lo tiene todo.

Y no solo es lo que cuenta, también y sobretodo, es cómo lo cuenta. La autora sabe bien de lo que habla, está contando la historia real de su propia madre, y lo narra con crudeza y también con mucha sensibilidad. Enseguida conectas con la historia y los personajes, los amas, los odias, sufres y te alegras con ellos mientras los acompañas a lo largo de los años, a mí me tuvo en todo momento totalmente dentro de la historia. En algunos momentos tuve que parar porque hay escenas muy muy duras y me costaba seguir, en otros he llegado a llorar de emoción, he reído, me he indignado... Ha sido una montaña rusa y me ha encantado.

La verdad es que nada de lo que pueda decir aquí puede hacerle justicia a Betty, es un viaje que hay que experimentar en primera persona, por eso os recomiendo encarecidamente que lo leáis, que conozcáis a esta niña única y a su inolvidable padre, no os arrepentiréis.

Gracias a tantas personas que lo recomendaron y hablaron con tanto entusiasmo de ella, por ellas me animé a comprarlo y ya puedo decir que va a ser una de mis mejores lecturas del año.

Tiffany McDaniel ha sido todo un descubrimiento y Betty una delicia. Ver el mundo a través de los ojos de esta niña ha sido muy duro y muy hermoso al mismo tiempo y ha convertido esta lectura en una de las mejores del año.
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Betty nació en el Ohio de la década de los 50, de madre blanca y padre cheroqui. Betty es la única de los ocho hijos de los Carpenter que heredó la piel oscura de su padre. Betty es una niña racializada y pobre en una sociedad racista y profundamente misógina. Desde muy pequeña conoció la maldad, la tragedia y la violencia contra las mujeres. Las historias ancestrales de su padre le descubrieron que era poderosa, pero fue la vida la que le enseñó a ser fuerte, la que le enseñó a sobrevivir. "Betty" es una historia llena de pequeñas historias, las de todos y cada uno de los miembros de la familia Carpenter y también la de la autora porque Tiffany McDaniel es la hija de esa niña cheroqui que soñaba con alas de violetas.
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Este libro es desgarrador y cruel, pero también es dulce y poético. Tiene momentos muy duros que te llenan de rabia, dolor e impotencia, pero también los hay tan mágicos que brillan, calientan el corazón, y te hacen tener esperanza en la cara más amable de la vida. Tiene personajes tan adorables que se atrincheran en la memoria y que no puedes ni quieres sacar. Y tiene una prosa lírica que envuelve, embriaga y enamora.
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Adentrarse en este libro es andar por un camino abrupto y maravilloso. Una vez terminado, os prometo, habrá merecido la pena. Leedlo.

Betty, la Pequeña India, y su padre tienen el corazón de cristal rojo. Dentro, hay un pájaro del cielo encerrado por Dios; un pájaro cuya jaula se abrirá con la muerte y podrá regresar a su hogar celestial. Así, con este relato tierno, comienza Betty, la cruda novela que Tiffany escribe sobre su madre y las mujeres que la precedieron. Una historia que desde sus primeras páginas nos hace bailar el vals sobre el sol sin quemarnos los pies. Esta es una lectura dolorosa, una lectura que se hace con lágrimas asomando y sonrisas dibujándose en las letras, con el estómago revuelto y con terrones de azúcar que endulzan. Pero también es una lectura esperanzadora, que te deja, tras girar la última página, con la sensación de que, a pesar del sufrimiento, todo es posible.

Betty, hija de Landon Carpenter y Alka, es la única de sus hermanos que hereda los rasgos físicos cheroqui de su padre, por lo que le es particularmente difícil encontrar su sitio en el mundo. Frente al rechazo social, la protagonista se refugia en las historias y las tradiciones familiares que el padre se enorgullece de enseñar a todos sus hijos, encuentra consuelo en las raíces que la unen con la naturaleza que la envuelve y con el resto de miembros de su familia. Estas memorias, que años más tarde escribiría la hija de Betty, son el testimonio de años de pobreza y lucha, de crueldad y violencia, pero también de amor y lealtad.

Como ese rito pagano según el cual se deben quemar las cosas sobrantes y dañinas, Betty las entierra hondo en la tierra, pero también las suelta al mundo y, así, se libera del dolor (porque es más fácil de soportar cuando la carga es colectiva) y comparte el amor. Este homenaje a la familia Carpenter es poética y fascinante y, desde luego, memorable. Advertencias de contenido: violencia; abuso infantil; abuso animal; incesto; aborto; violación; suicidio.

Es duro, doloroso, conmovedor, impactante y brutal. Me ha gustado, me ha emocionado y me ha dolido. He llorado, sufrido, odiado y amado. Y por supuesto he abrazado este libro, mucho, cuando lo he terminado y he sentido vacío en el alma .


Porque durante su lectura he sido parte de la familia Carpenter. He vivido con ellos en Breathed, Ohio en las estribaciones de los Apalaches. Con Alka, la madre, una mujer blanca marcada por un pasado tormentoso. Con Landon, el padre, un cheroqui que transmite a sus hijos su herencia y tradiciones , el amor por la naturaleza y los animales y la importancia y la fuerza de las mujeres.
He sentido el tormento de Fraya y el deseo de ser una estrella de Flosie, he visto los dibujos de Trustin, las piedras de Lint y lo que no quería ver de Leland.

Y sobre todo he visto a Betty que desde pequeña tiene la fuerza suficiente para afrontar los secretos familiares, la discriminación por el color de su piel, los problemas del día a día, o las dificultades de integración.
Betty que se cae y se levanta a pesar de los conflictos, pérdidas y problemas.
Betty que tiene en su padre a la persona que le proporcionará el cariño y el alivio necesario a todo el contenido oscuro alrededor porque Landon cree en su hija, en su Pequeña India , y le contará historias que la ayudan a sobrevivir mientras busca su lugar en un mundo que la desprecia por el color de su piel.


No es un libro de fácil lectura, es implacable y duele. Duele la historia y duelen los temas tratados porque hay abusos, violencia, traumas, racismo e intolerancia. Pero también hay amor, bondad y esperanza.

Solo os puedo decir que tenéis que leerlo. Para conocer a Betty. Para conocer a Landon. Para ver como Betty, "fea, oscura, mujer y pobre" y rodeada de adversidades se convirtió en una mujer poderosa y fuerte gracias al amor y la ternura.

Un imprescindible, un favorito, un libro para abrazar, salvar y atesorar.


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El libro nos lleva a la América profunda, al Ohio de los años 50-60; nos cuenta la historia de la familia Carpenter, un matrimonio mixto formado por Alka, una mujer que sufrió maltrato, y por Landon, un indio cheroqui que guarda la tradición, el misticismo y el folklore de sus antepasados.
La narradora de la historia es Betty, la sexta hija y la única que tiene la piel morena del padre, ?que la llama Pequeña India. Esto le hace padecer la incomprensión de sus hermanos y el racismo de compañeros y profesores; también será la única que comparta y guarde la cultura y las tradiciones del padre.
A través de los ojos de Betty conocemos la pobreza y la violencia que les rodea. Betty resiste escribiendo historias que lanza al viento,quema o entierra en papeles que la tierra absorberá; Betty nos hace disfrutar con su curiosidad por la naturaleza, su amor feroz por sus hermanas y las brillantes historias de su padre que encienden su imaginación.
Aunque en algunos momentos nos pueden recordar a otras novelas de crecimiento, los personajes son lo mejor de la novela, todos,hasta los "malos ", tienen sus atractivos. La trama, engancha desde el principio ya que en cada capítulo sucede algo que va marcando a los personajes y convirtiéndoles en las personas que van a ser; pero el final, con unos saltos temporales en la última parte me resultó algo precipitado.
Betty es una novela dura y con momentos violentos, pero mereció la pena leerla.